Uvalde, Texas

La policía tomó una “decisión errónea” al no entrar antes en la escuela de Uvalde donde el martes un joven armado mató a 19 niños y dos maestras y se refugió en un aula, dijo el viernes el director del Departamento de Seguridad Pública de Texas, Steven McCraw.

“Desde el beneficio de la retrospectiva… fue una decisión errónea, y punto”, dijo McCraw en una conferencia de prensa. “Por lo que sabemos, creemos que se debería haber entrado lo antes posible”.

La policía de esta ciudad de Texas ha sido objeto de críticas por haber tardado una hora en neutralizar al pistolero, que estaba atrincherado en un aula de la escuela primaria Robb.

En una intensa sesión informativa en Uvalde, McCraw trató de explicar una vez más la secuencia de los acontecimientos.

El alto funcionario dijo que el comandante en el lugar de los hechos creía que, en ese momento, el sospechoso, Salvador Ramos, de 18 años, estaba atrincherado solo en el aula y que no había supervivientes entre los alumnos.

“No estoy defendiendo nada, pero si nos remontamos a la línea de tiempo, hubo cientos de disparos en cuatro minutos en esas dos aulas”, dijo McCraw.

“Los disparos posteriores fueron esporádicos y se produjeron en la puerta. Así que creyeron que ya no había nadie vivo y que el sujeto estaba intentando mantener a raya a las fuerzas del orden”.

Sin embargo, McCraw dijo que una llamada al 911 recibida a las 12:16 locales -una de las varias realizadas desde el interior del aula- informaba de que había ocho o nueve niños todavía vivos. Las autoridades forzaron la puerta del aula 34 minutos después, a las 12:50.

Uniformados arremetieron contra los padres

Desde el miércoles por la noche, ha continuado apareciendo informes de que los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley en el lugar se arremolinaron fuera de la escuela mientras los padres los instaban a ingresar al edificio o pedían prestado equipo para que pudieran intentar salvar a sus hijos.

The Associated Press informó el miércoles por la noche que la policía esperó fuera de la escuela durante al menos 40 minutos mientras los padres y los espectadores los instaban a hacer algo.

“Vamos a apresurarnos, porque los policías no están haciendo nada como se supone que deben hacer”, dijo a la AP Javier Cazares, cuya hija Jacklyn murió en el ataque.

“Había cinco o seis de [nosotros] padres escuchando los disparos, y [los oficiales de policía] nos decían que retrocediéramos”, dijo Cazares al Washington Post. “No nos preocupamos por nosotros. Queríamos asaltar el edificio. Estábamos diciendo: ‘Vamos’, porque así de preocupados estábamos, y queríamos sacar a nuestros bebés”.

El Wall Street Journal informó el jueves por la tarde que una madre “fue uno de los numerosos padres que comenzaron a alentar, primero cortésmente y luego con más urgencia, a la policía y otras fuerzas del orden público a ingresar a la escuela. Después de unos minutos, dijo, los alguaciles federales se acercaron a ella y la esposaron, diciéndole que estaba siendo arrestada por intervenir en una investigación activa.

Angeli Rose Gómez, quien tuvo hijos en segundo y tercer grado, dijo al Journal que “convenció a los oficiales de policía locales de Uvalde a quienes conocía para persuadir a los alguaciles de que la liberaran. A su alrededor, la escena era frenética. Dijo que vio a un padre abordado y arrojado al suelo por la policía y a un tercero rociado con gas pimienta. Una vez liberada de sus esposas, Gómez se distanció de la multitud, saltó la cerca de la escuela y corrió hacia adentro para agarrar a sus dos hijos. Salió corriendo de la escuela con ellos”.

La tía de una de las víctimas contó una historia similar al New York Times, diciendo que el padrastro de su sobrina fue restringido y esposado por la policía cuando intentó ayudarla.

“Nadie le decía nada”, dijo Desiree Garza, cuya sobrina Amerie Jo Garza fue asesinada. “Estaba tratando de averiguarlo. Quería saber dónde estaba su hija”.

Un video de casi siete minutos publicado en las redes sociales parece apoyar el informe, mostrando a la policía restringiendo a los padres fuera de la escuela e incluso reteniendo a una persona en el suelo. Uvalde, una pequeña ciudad de aproximadamente 16,000 personas, gasta aproximadamente el 40 por ciento de su presupuesto anual de la ciudad en la policía.

Cuando se le preguntó sobre los informes de padres que rogaban a los oficiales que hicieran algo, Víctor Escalon, director regional del Departamento de Seguridad Pública del sur de Texas,  dijo que había escuchado esa información, pero que aún no la había verificado.

“Tienes que entender que estamos recibiendo mucha información que estamos tratando de rastrear y ver qué es cierto”, dijo Escalon.

Durante la conferencia de prensa del jueves por la tarde, Escalon proporcionó la última línea de tiempo sobre el tiroteo. Después de destrozar una camioneta que pertenecía a su abuela, a quien le había disparado en la cara (Escalon dijo que la mujer está viva y en condición estable), el pistolero, identificado como Salvador Ramos, de 18 años, ingresó a la escuela a través de lo que se creía que había sido una puerta abierta alrededor de las 11:40 a.m.

Cuatro minutos después, Uvalde y la policía del distrito se enfrentaron al tirador, pero se pusieron a cubierto mientras le disparaban. Las autoridades no ingresaron a la escuela debido a los disparos, dijo Escalon, y pidieron ayuda.

“Equipos tácticos. Necesitamos equipo. Necesitamos equipos especializados. Necesitamos fusileros de precisión, negociadores”, dijo Escalon, y agregó que los oficiales estaban evacuando a estudiantes y maestros durante este tiempo. Una hora después, un agente de la Patrulla Fronteriza mató a Ramos.

“Nos han dado mucha mala información, así que ¿por qué no aclaras todo esto ahora y nos explicas cómo es que tus oficiales estuvieron allí durante una hora, sí, rescatando gente, pero sin embargo nadie pudo entrar en esa habitación?”, Preguntó el reportero de CNN Shimon Prokupecz.

Escalon dijo que eventualmente respondería las preguntas, pero que necesitaba tiempo para establecer el “por qué”.