Como necesariamente nos adaptamos a las condiciones cambiantes y a la nueva información sobre el coronavirus y su transmisión, una cosa debe ser duradera: no podemos seguir los caprichos de los políticos cuyos valores y objetivos no se alinean con el bien común. Debemos seguir la orientación científica y de salud pública disponible, y la experiencia de los educadores y profesionales de la salud, y debemos estar preparados para adoptar la orientación de expertos a medida que salgan a la luz nuevas pruebas.

Sabemos que la mejor manera para que los estudiantes se conecten, aprendan y prosperen es en persona, en la escuela. Sin embargo, por importante que sea la instrucción en persona, la seguridad es lo primero. La escolarización es necesaria, pero los edificios escolares deben ser seguros. Nuestro impulso inicial para planificar la reapertura de las escuelas de manera segura dejó esto en claro, al igual que nuestro último informe sobre el costo de la reapertura, que continúa siendo referenciado en los medios de comunicación.

Puede encontrar ambos informes aquí, así como enlaces a nuestros informes sobre la importancia de la inversión financiera en la educación pública en la época de COVID-19.