Los residentes de Puerto Rico son ciudadanos estadounidenses, pero no pueden votar en los comicios generales de noviembre. De todas formas, tanto los demócratas como los republicanos invitan a delegados de ese territorio de Estados Unidos a sus respectivas convenciones políticas.

WASHINGTON

Joe Biden ganó este domingo las primarias en Puerto Rico para la candidatura demócrata a la Presidencia.

El exvicepresidente se enfrentó a otros siete aspirantes en las boletas, aunque todos han abandonado la contienda. Biden ya cuenta con los delegados suficientes para ser el nominado del partido.

Las primarias iban a realizarse en marzo pero fueron postergadas hasta ahora debido a la pandemia de coronavirus.

Los residentes de Puerto Rico son ciudadanos estadounidenses, pero no pueden votar en los comicios generales de noviembre. De todas formas, tanto los demócratas como los republicanos invitan a delegados de ese territorio de Estados Unidos a sus respectivas convenciones políticas.

LA FÓRMULA DE BIDEN

Joe Biden, el virtual candidato de los demócratas a la Presidencia, está forjando un bandera de populismo liberal para usarla contra el Presidente Donald Trump en las elecciones de noviembre.

Biden se ha comprometido a que, si llega a la Casa Blanca, definirá su presidencia con una agenda económica más amplia que cualquier otra que los estadounidenses hayan visto desde la Gran Depresión y la movilización industrial para la Segunda Guerra Mundial.

En un taller de herrería, a unos cuantos kilómetros (millas) de la que fue su casa de la infancia en Pensilvania, dijo que su plan contrarrestará siglos de racismo institucional. Dijo que su plan no sólo respondería a una recesión inducida por la pandemia, sino que abordaría siglos de racismo y desigualdades sistémicas con “una nueva economía estadounidense” que cumpla “finalmente y plenamente las palabras y los valores consagrados en los documentos fundacionales de esta nación: que todos somos creados iguales”.

Fue una promesa sorprendente de parte de Biden, de 77 años, un político de carrera que ha sido más un negociador que un reformador visionario, pero dejó en claro su intención de probar el alcance del populismo liberal mientras trata de crear una coalición que pueda derrotar a Trump.

Trump y sus aliados republicanos sostienen que el posicionamiento de Biden, especialmente su trabajo continuo con los progresistas, demuestra que es un rehén de un ala izquierda “radical”. Por su parte, los activistas que respaldaron a Bernie Sanders o a Elizabeth Warren en las primarias demócratas, se sienten alentados, aunque cautelosos, sobre la capacidad de Biden de seguir adelante, al tiempo que admitieron que sus planes sobre temas como el cambio climático y la justicia penal aún no cumplen con sus ideales.

El círculo íntimo de Biden insiste en que su enfoque para las elecciones es el mismo desde que fue elegido para el Senado en 1972: conocer el momento y adecuarse.

“Él siempre ha evolucionado”, dijo Ted Kaufman, el asesor con más años al servicio de Biden. “Lo que ha sido constante durante toda su carrera, casi 50 años, es que nunca promete cosas que no cree que pueda cumplir”.

Kaufman, quien sucedió a Biden en el Senado cuando su mentor ascendió a la vicepresidencia, dijo que la identidad central de Biden no ha cambiado: “demócrata progresista”, amigable tanto con los trabajadores como con los empresarios, partidario constante de los derechos civiles, creyente en el Gobierno y el sector privado. Lo que es diferente en 2020, agregó, son las circunstancias del país: una crisis de salud pública, desempleo cercano al nivel de la depresión, un reconocimiento nacional del racismo y la propia oficina que Biden busca ocupar ahora.

-Con información de Bill Barrow y Will Weissert.