Monterrey, N.L.

Ayer, en la ceremonia de celebración del 106o aniversario de la Constitución política de México, la representante del poder judicial, la ministra Piña, permaneció sentada cuando entró el presidente al recinto.
Obvio, las críticas no se dejaron esperar, al interpretarse dicho acto como una ofensa de la representante del poder judicial al representante del poder ejecutivo.
Pero veo que no fue sólo eso. También fue una ofensa al representante del poder legislativo, que, paradójicamente, en este momento es realizada dicha representación por Santiago Creel, un adversario político de antaño del presidente.
Fue una ofensa a los 32 gobernadores, a las FFAA del país, y, en síntesis, a todos y cada uno de los ciudadanos de la República.
Porque al final, si con dicho acto quiso mostrar “independencia”, sólo mostró desdén por el protocolo. Y, si la representante del poder judicial no puede seguir un simple protocolo ¿qué podemos esperar en cuanto a seguir la ley?
Más importante aún: al presidente lo elegimos la mayoría de los que salimos a votar en 2018. Los que no votaron, fue por su decisión. Y aún así, voto más de la mitad del padrón electoral.
No solo eso: el partido del presidente también tiene mayoría relativa en el poder legislativo, lo cual indica el apoyo del pueblo al proyecto de nación presidencial.
Si la actitud de la ministra Piña fue por “cansancio”, nadie la obliga a permanecer en un puesto por el cual solo la votaron 6 personas, y no millones como los que votamos por el Proyecto de Nación de AMLO.
Peor: si esa actitud es una “declaración de guerra” del poder judicial al ejecutivo, hay que advertirle a la ministra Piña que los “cansados” de ese tipo de situaciones somos millones de mexicanos.
Y que, si deciden irse contra AMLO, también lo harán contra esos millones.
Esto es sencillo: o nos llevamos la fiesta en paz, y muchos aprenden a respetar la decisión de la mayoría (y se empiezan a comportar como verdaderos “demócratas”, y no como dueños de hacienda del siglo 19), o puede que terminemos no como Venezuela, pero sí como Perú.
¿Cuál es la diferencia? Solo respetar el orden institucional y constitucional, como lo hizo AMLO, por lo cual requirió de 3 intentos para alcanzar el poder ejecutivo.
Pero lo hizo, respetando las reglas impuestas por los que detentaban el poder.
Ustedes, oposición ¿van a hacer lo mismo, o van a volver a romper las reglas cómo en 2006 y 2012, para recuperar ese poder?
Porque que la representante del poder judicial no quisiera respetar la investidura presidencial, nos hizo recordar a muchos esos años, donde el ya mencionado poder judicial se burló de la ley, y en consecuencia, del pueblo mexicano.
Así que ministra Piña: dígale a los que usted representa de que tengan cuidado con el “cansancio”. Pero con el cansancio del pueblo mexicano, que está harto de esos que se dicen “democráticos”, pero realmente actúan como si fueran los “dueños” del país.
Porque si se trata de mejorar la vida de la nación, hace ya rato que aprendimos que eso se logra, no precisamente quedándose sentados.
No lo olviden.