Ese auge trató de transmitir la periodista e historiadora Ángeles Magdaleno, en 68 temas centrales, relatados por Eduardo Limón, Romina Pons, Alonso Ruvalcaba y la propia coordinadora, que se ha dejado para sí los hechos tremendos como la Guerra Civil de Guatemala o los hechos políticos y las masacres de Nigeria.

Arturo Salmerón y Arturo Aguilar son también colaboradores en este libro que es como un reloj.

Ángeles Magdaleno es especialista en archivos sobre seguridad nacional y quien ha dedicado gran parte de su carrera a investigar el Movimiento del 68. Ángeles colabora con Proceso y es coautora, junto con Julio Scherer, de El Indio que mató al Padre Pro. También participó en el libro País de muertos, con Alejandro Almazán y otros periodistas.

–No sé si habrá habido otro año como 1968

–No lo sé. En el fondo, cualquier año, si uno pudiera investigarlo va a encontrar similitudes, porque hay un proceso histórico. 1968 tiene distintas significaciones en muchas partes. Ese año hubo protestas porque queríamos mayor libertad, frente a los que nos mandaban. La gente quería participación. Tenían más conocimientos, había movimientos contraculturales, droga, sexo, rocanrol. En América Latina empiezan a llegar a todos los hogares mediante la televisión, se hace el primer trasplante de corazón. Los dos grandes modelos comienzan a mostrar sus resquebrajamientos y sale entonces la gente a la calle.

–Ahora estamos prácticamente iguales

–El mundo se decantó por el libre mercado pero tampoco es la vía regia para resolver todos los problemas. La vía socialista colapsó. La idea del libro es mostrar la complejidad de 1968, cuando estos dos modelos resquebrajaron. La ciencia que es tan importante para desarrollarnos avanzó mucho en este año. Es mostrar los avances científicos y siempre cuento el caso de una primera mujer llamada Jocelyn Bell (norirlandesa, 1943) que descubrió los púlsares, publica un artículo que fue muy celebrado en 1968, asesorada por sus compañeros en la Universidad de Glasgow. Sucedió que sus compañeros recibieron el Premio Nobel, pero ella no. Ni la mencionaron. Ella tuvo una actitud muy inteligente y dice que hicieron bien en no dárselo, porque su esposo no lo hubiera aceptado y ella se hubiera quedado sin familia. Son perspectivas de la vida.

–Hiciste una curaduría y escribe gente que no está acostumbrada a escribir en libros…¿Cómo fue la curaduría?

–La elección la hizo la editora Cinthya Chávez y creo que fue importante porque se le dio oportunidad de abrir el 68 a gente distinta, a otra mirada, a otras voces. Los chavos que escriben son de otra generación, que tiene otros intereses. Por ejemplo, el 3 de octubre hubo un Golpe de Estado en Lima, poca gente habla de ello. Hubo una hambruna terrorífica en Biafra y la gente sólo se interesa en Vietnam. Aparece el caso de Valerie Solanas, una autora feminista muy interesante y que sólo es conocida por haberle disparado a Andy Warhol. Ella es autora de un manifiesto feminista y entre Warhol y el editor le robaron el texto, lo utilizan las feministas de ahora y dicen que era un texto escrito en broma.

–Tú escribes el primer asesinato en ETA

–Sí. Estos regionalismos que necesitan un intelectual que los guíe, como fue el creador del nacionalismo vasco, Sabino Arana Goiri, que les dé fundamento. De la guerrilla al terror hay un paso y hay grupos que lo dan. ETA tiene a 802 asesinados.

–Escribes sobre la Guerra Civil guatemalteca, que dejó miles de muertos

–Escribo sobre la guerra en Guatemala porque es nuestro vecino. No hay conciencia de la locura en el genocidio que sucedió en Guatemala. Hablar de Rogelia, la ex Miss Mundo y que fue encontrada mutilada y torturada por el ejército, revela hasta dónde fue esa guerra que se prolongó muchos años. Los desplazados guatemaltecos son rechazados en México, un país que los ha tratado muy mal.

–Hablas de Nigeria, de Biafra

–Sí, pero pregúntale a la gente joven por Biafra y no van a saber la hambruna que pasaron en esa época. La atención estaba centrada en la Guerra de Vietnam, que era el tema de los Estados Unidos.

–¿Crees que ahora tenemos más información que en 1968?

–La información siempre ha estado, el asunto es que tenemos serias limitaciones educativas. ¿Cómo haces que la gente acceda a ella? ¿Cómo haces que la gente se haga las preguntas pertinentes, que diferencie lo cierto de lo falso?