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De África al Caribe: 40 años de la hazaña educativa ‘etio-cubana’

October 10, 2018 - por

De África al Caribe: 40 años de la hazaña educativa ‘etio-cubana’

Addis Abeba
Lechón asado, idioma y ritmo latino son parte del legado que hoy perdura entre los cinco mil etíopes enviados a estudiar a Cuba, aunque, aseguran, a la isla les une, por encima de todo, compromiso y eterno agradecimiento.
Es aquí donde aquellos que una vez fueron llamados los huérfanos del conflicto entre Etiopía y Somalia, defienden la amistad entre dos pueblos que les inspira a llamarse ‘etiocubanos’, para denotar que sus venas llevan sangre de este territorio del cuerno africano, pero su corazón late por el proyecto revolucionario de Fidel Castro.

Entre ellos hay médicos, farmacéuticos, contadores, ingenieros y economistas.

Todos se formaron en la nación caribeña indistintamente entre 1977 y 1991 y ahora son considerados parte de la élite intelectual de un Estado que poco a poco va venciendo el estigma de la pobreza.

Muchos llegaron a la isla siendo niños, otros eran adolescentes, había también jóvenes con cierta formación académica que el Gobierno enviaba a especializarse.

Aprendieron becados en escuelas y universidades que ahora, en el recuerdo, forman parte de los mejores años de sus vidas.

Terminaron estudios y la mayoría regresó a lugares de procedencia, donde reinaba el desempleo o eran periódicamente pasto de las hambrunas o de la guerra.

Estos hombres y mujeres decidieron unir ideas y recursos para conmemorar el aniversario 40 del inicio del programa de educación que le llevó a conocer una cultura completamente desconocida.

Cuando hablas con ellos, aún a 10 mil kilómetros de La Habana, casi ni sientes la nostalgia opresiva de no estar en la patria.

‘Cuando regresamos la gente decía: ‘Estos están locos’. Pero el hecho de llevar tanto tiempo fuera no me frenó para seguir y adaptarme nuevamente a mi sociedad’, cuenta a Prensa Latina el presidente de la Asociación de Amistad Etio-Cubana, Abebe Ayalew.

‘Me siento como que estoy haciendo algo para aquellos que no pudieron educarse. Ellos lucharon en esta guerra y algunos murieron, así que me tengo que poner en sus zapatos ahora para cargar esta gran responsabilidad’.

Y pese a su acento latino, indica que no ha olvidado completamente los idiomas locales que dice hablar cada vez con más fluidez.

Para el país caribeño, la cooperación en la esfera educativa era una forma de apoyar a los territorios del Tercer Mundo en sus esfuerzos de independencia y para garantizar el desarrollo de las jóvenes naciones.

En la apertura del evento que conmemora cuatro décadas desde que los primeros pequeños etíopes arribaron a tierra cubana para aprender, el vicepresidente de la Comisión de la Unión Africana, Kwesey Quartey, recordó el apoyo de La Habana no solo en la mejora de indicadores sociales, sino en la victoria de los procesos de descolonización de la región.

Cuba mostró su apoyo para nosotros en foros internacionales; su gente es por naturaleza amable, honesta y bondadosa. Además, hay una ofrenda de sacrificio que solidifica la amistad, apuntó Quartey.

En tanto, el viceministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, Ramón Espinosa Martín, quien encabezó la delegación de la isla a la celebración, puntualizó que las relaciones entre los dos países están fundadas sobre pactos de sangre, indestructibles a través del tiempo.

Al menos 163 de los combatientes que aquí arribaron no regresaron con vida al seno de sus familias, ese fue el único botín que Cuba se llevó de la proeza: el sacrificio de sus caídos, sentenció.

Haber vivido allá, experimentar de primera mano el significado y alcance del proceso revolucionario, del que fueron testigos directos, puede ser una de las razones que explica que los etio-cubanos se hayan convertido en la columna vertebral de la solidaridad, indicó a esta agencia la embajadora de Cuba en Addis Abeba, Vilma Thomas.

Ellos han sido los principales impulsores de las acciones para el fortalecimiento de los lazos, añadió.

Y pasaron décadas, los niños crecieron y con ellos, sus historias, con distintos desenlaces: unos volvieron y algunos hasta se enamoraron y se quedaron.

Muchas de esas vivencias colmaron la jornada, emotivas algunas, eufóricas otras, evidencia de una huella que, para detractores o defensores de la Cuba socialista, trajo desarrollo y esperanza.

‘Me gusta, cada vez que puedo, agradecerles a los cubanos, no por mí, sino por lo que han hecho en tantas partes del mundo’, aseguró, visiblemente emocionado, Yibra Mehari, del comité organizador del 40 Aniversario.