Monterrey, N.L.

Hoy, Lorenzo Córdova comentó que la democracia en México “está en peligro”.
Dejemos primero el punto surrealista de que lo dice el encargado de “defender” la democracia en nuestro país, y el todavía más intrigante punto de que lo comentó en la reunión plenaria del PAN, lo cual deja mucho que desear en lo que se supone debe ser un árbitro “imparcial” precisamente en la defensa de la democracia en nuestro país.
Pero no le demos muchas vueltas a esto, y vamos a analizar lo que posiblemente trató de dar a entender, ya fuera en forma subliminal o no. Hay una teoría en política que se llama ANACICLOSIS. ¿En qué consiste esta teoría?
“Anaciclosis o Ciclo político de Polibio:
Polibio identifica seis etapas que se suceden cada vez que un régimen se degenera o entra en crisis: 1. monarquía 2. tiranía 3. aristocracia 4. oligarquía 5. democracia 6. oclocracia. Finalmente, la oclocracia entraría en crisis, para dar lugar nuevamente a una monarquía y así comenzar otra vez el ciclo” (sic)
Revisemos esto. Una monarquía que termina en tiranía, lo cual a su vez da lugar a una aristocracia que degenera en oligarquía, y terminamos con una democracia que a su vez se transforma en una oclocracia (“gobierno de la muchedumbre”). Muchos prefieren el término “populismo” en lugar de oclocracia, pero para propósitos prácticos es lo mismo.
Repasemos un poco la historia de nuestro país. ¿Cuál podría catalogarse como la última “presidencia imperial”, o monárquica? Sin asomo de duda, yo me decanto por la presidencia de Carlos Salinas de Gortari, la cual, en muchos aspectos, fue una tiranía.
Pero ¿qué sucedió? México se “abrió” al mundo, y empezamos a firmar tratados de libre comercio. Y hubo uno en particular, que puso en jaque al sistema político mexicano “tradicional” del siglo 20: el TLC que se firmó con la Unión Europea.
¿Por qué? Simplemente, porque dentro de los requisitos que nos pusieron los europeos para poder comerciar con ellos, hubo dos cláusulas de suma importancia: la democrática y la de respeto a los derechos humanos. Por lo cual, se tuvo que formar el IFE (Instituto Federal Electoral, actual INE) y la CNDH (Comisión Nacional de los Derechos Humanos). Estas instituciones no nacieron de un “sentimiento” democrático e igualitario del grupo en el poder. Fueron obligados a que se instituyeran en nuestro país:
“Entre los años ochenta y finales de los noventa, México adquirió diversos compromisos internacionales, los cuales requerían, necesariamente, de un nuevo paradigma en referencia a los derechos humanos. Uno de estos compromisos fue el adquirido con la Unión Europea mediante la firma de un Acuerdo Global, el cual contenía una novedosa figura denominada “cláusula democrática”, misma que tiende a buscar la paz y el respeto de los derechos humanos entre las naciones firmantes, tanto en su interior como en su acción internacional.” (sic)
LA CLÁUSULA DEMOCRÁTICA MÉXICO-UNIÓN EUROPEA: SU IMPORTANCIA EN EL CAMPO DE LOS DERECHOS HUMANOS. Francisco Javier Campos Orozco

Y si piensan que los europeos no le dan importancia, les dejó la siguiente nota:
“De manera sutil, pero directa, Merkel dejó claro que el acuerdo comercial entre México y la Unión Europea no puede ser aislado de los derechos humanos y la democracia. Sin decirlo explícitamente, Merkel hizo de esta forma referencia a la llamada ‘cláusula democrática’ que se encuentra en el acuerdo de asociación en su Artículo 1:
“El respeto a los principios democráticos y a los derechos humanos fundamentales, tal cómo se enuncian en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, inspira las políticas internas e internacionales de las Partes y constituye un elemento esencial del presente Acuerdo”.” (sic)
ANGELA MERKEL Y LA CLÁUSULA DEMOCRÁTICA. Aristegui noticias. Junio 16, 2017

Así que, vamos a recapitular: a una monarquía como la presidencia mexicana, que para propósitos prácticos es una tiranía, le exigen que tenga vocación democrática y de respeto a los derechos humanos, o si no, pues no hay “negocios”.
Así que, siguiendo la teoría de la Anaciclosis de Polibio, dicha tiranía se convierte en una aristocracia, donde se comparte ahora el poder entre varios, pero sigue siendo un pequeño grupo, que hacen cómo que “compiten” entre ellos. Lo cual los convirtió en una oligarquía.
Pero resulta que hay un competidor que no entra en ese grupo, y decide hacer válida la democracia, ganando por 30 millones de votos. Claro, antes tuvo que soportar un fraude electoral (2006) y un fraude económico (Monex, 2012), donde, “curiosamente”, nadie percibió un “peligro para la democracia”.
Así que ahora estamos en una verdadera democracia. Pero para la oligarquía que detentaba el poder en forma previa, esto no es una democracia. Es una oclocracia, un “gobierno de las muchedumbres”. O “populismo”. Y el temor del presidente secretario, si mal no me equivoco, es que el ciclo vuelva a iniciar y que el actual presidente se convierta en un “monarca”.
¿Demasiado “delirante” la teoría? Tal vea, pero ¿cuántas veces la oposición no ha acusado a AMLO de querer convertirse en un “monarca”, o ya simplemente lo acusan de “tirano”?
Pero yo no le doy tantas vueltas. Simplemente, en este país muchos no estaban acostumbrados a que la mayoría pudiera dictar el destino del país. Lo que sucede en cualquier democracia. Y tenemos muchos “candados”, para cuidar esa vida democrática, empezando por no pocos tratados (comerciales y de otro tipo) con la Unión Europea y con otras entidades.
Si a la oligarquía que tuvieron que dejar de fingir y se unieron en bloque contra el actual partido en el poder les parece que dicho partido representa una “oclocracia”, pues sí, la democracia está en peligro. Pero por la torpe visión de aquellos que no aceptan el mandato mayoritario, y ven la verdadera igualdad en las urnas como una opresión. La opresión de la muchedumbre, lo cual solo muestra su lado clasista y elitista.
Así de simple.