Este es un acto de conmemoración de la expropiación petrolera y es un acto nacional. Aquí participan habitantes de Aguascalientes, de Baja California, de Baja California Sur, de Campeche, de Chiapas, Chihuahua, Ciudad de México, Coahuila, Colima, Durango, Estado de México, Guanajuato, Guerrero, Hidalgo, Jalisco, Michoacán, Morelos, Nayarit, Nuevo León, Oaxaca, Puebla, Querétaro, Quintana Roo, San Luis Potosí, Sinaloa, Sonora, Tabasco, Tamaulipas, Tlaxcala, Veracruz, Yucatán, Zacatecas.

¡Viva México!

Amigas, amigos:

A diferencia de Francisco I. Madero, quien, para consumar su bello ideal democrático no pudo o no consideró indispensable reforzar sus vínculos con el pueblo, en especial con los campesinos zapatistas, el general Lázaro Cárdenas no dudó en apoyarse en los de abajo para hacer realidad su transformación.

La estrategia del general puede resumirse en tres importantes y consecutivas acciones:

Primero, entregó la tierra a los campesinos y ayudó a los obreros.

Luego, impulsó su organización.

Y, finalmente, con esa base social pudo llevar a cabo la expropiación del petróleo y otros bienes de la nación que Porfirio Díaz había entregado a particulares, fundamentalmente a extranjeros.

En la estrategia cardenista lo primero fue la atención a las demandas económicas y sociales de campesinos y obreros. El presidente sabía que la única manera de contar con el pueblo era actuar decididamente en favor de sus causas. En consecuencia, desde el inicio de su gobierno se puso en marcha el reparto agrario; los campesinos se movilizaron en todo el país solicitando que se les dotara de tierras mediante la expropiación de latifundios o por la vía de la titulación de terrenos nacionales.

En poco tiempo, la entrega de las tierras a los campesinos transformó la estructura agraria existente. La trascendencia revolucionaria del reparto agrario cardenista puede medirse con un relevante dato: en los primeros tres años de su gobierno se entregaron nueve millones 764 mil hectáreas a 565 mil 216 campesinos, lo que superó con mucho la cantidad de tierras repartidas desde la Revolución.

Al finalizar el sexenio, se habían constituido 10 mil 651 ejidos con un total de 18 millones 52 mil hectáreas, en beneficio de más de un millón de familias indígenas, de peones y de jornaleros del medio rural.

Es indudable que los campesinos vieron en Cárdenas a un fiel representante de la causa revolucionaria. La reforma agraria aseguró la fidelidad de mucha gente al gobierno cardenista y desde entonces se concertó la alianza entre los campesinos y el Estado.

Por otra parte, durante el cardenismo los obreros sintieron garantizados sus derechos laborales. Con estricto apego a la ley, Cárdenas respetó la lucha económica de trabajadores por mejores salarios y por mejores condiciones laborales; su acción en este terreno consistió en hacer realidad la letra del artículo 123 de la Constitución.

Desde el inicio de su gobierno, el movimiento obrero comenzó a desplegar una intensa actividad orientada a conquistar sus reivindicaciones; incluso, se pudo ejercer con plena libertad el derecho de huelga.

Para mediados del sexenio, campesinos y obreros identificaban a Cárdenas como el defensor de sus intereses. La primera parte de la estrategia cardenista había resultado favorable, el acercamiento y la solidaridad del presidente con los grupos sociales más desprotegidos produjo el apoyo, la adhesión de las mayorías a la política gubernamental.

La organización política de obreros y campesinos como segundo eslabón de la estrategia cardenista se desarrolló también con intensidad y entusiasmo.

Primero, se integraron la mayor parte de los sindicatos nacionales. La Confederación de Trabajadores de México, la CTM, se constituyó el 24 de febrero de 1936. Aunque la declaración de principios de la organización establecía, cito textualmente, que ‘el proletariado de México luchará fundamentalmente por la total abolición del régimen capitalista’, sus dirigentes aceptaron la propuesta del presidente y coincidieron en la necesidad de alcanzar primero la liberación política y económica del país. Bajo estos principios, el movimiento obrero apoyó decididamente al gobierno en su lucha por la soberanía nacional.

Por su parte, desde el 9 de julio de 1935, el presidente Cárdenas recomendó iniciar la organización de los campesinos de México. Con ese propósito, se crearon las ligas de comunidades agrarias en todos los estados del país y la integración de ellas con los sindicatos de asalariados rurales dio como resultado la constitución de la Confederación Nacional Campesina, la CNC.

La organización y movilización política de las masas permitió avanzar en el propósito de hacer valer la independencia económica de nuestro país, y así fue que con la expropiación de las empresas petroleras se empezaron a devolver bienes nacionales y recursos que desde el porfiriato se encontraban en manos de extranjeros.

Esta estrategia no habría podido tener éxito sin las cualidades excepcionales de un hombre noble y justo, como el general Lázaro Cárdenas del Río.

La política —que se oiga bien, que se internalice, que se oiga lejos—, la política no sólo es racionalidad, también, como otras actividades de la vida, necesita de mística y de convicciones. Los procesos políticos son más complejos de lo que suponen los intelectuales racionalistas; en los procesos políticos intervienen también factores como la suerte, la genialidad de los dirigentes y los sentimientos del pueblo.

El general Cárdenas, a diferencia de políticos arribistas o de la élite, profesaba un sincero y profundo amor al pueblo. Así como no hay nadie con la vocación democrática de Madero, tampoco ha existido en México un presidente tan cercano a los humildes como el general Cárdenas, ni tan convencido de la causa de la justicia social.

Por ejemplo, ya siendo presidente, ya en el poder, en 1935 escribió en sus apuntes lo siguiente:

‘Acabar con las miserias que sufren las gentes está por encima de todos los intereses’.

Y sostenía: ‘Viviendo junto a las necesidades y angustias del pueblo, se encontrará con facilidad el camino para remediarlas’.

Aunque también confesaba con sabias y tristes palabras que había podido conocer el verdadero fondo moral de muchos servidores públicos: ‘Al observar en sus semblantes el disgusto que les causa la demanda de auxilio o de justicia de las gentes pobres; entonces pienso más —se lamentaba— en la tragedia interminable de nuestro propio pueblo’.

Para los jóvenes que quieren dedicarse al noble oficio de la política, lo principal es el amor al pueblo.

Además de ser un auténtico humanista y de poseer otras virtudes, el general Cárdenas supo manejar con precisión los tiempos. Política, entre otras cosas, es manejo de tiempos, asunto que suele resultar esencial y definitorio.

Unos días antes de anunciar la expropiación petrolera anotó en sus apuntes que, sobre la carretera en las cercanías de Cuernavaca, caminó y platicó durante más de una hora con su maestro, amigo, compañero y paisano, el general Francisco J. Múgica. Cito al general Cárdenas, dice:

‘Hicimos consideraciones de las circunstancias que podrían presentarse si gobiernos como los de Inglaterra y Estados Unidos, interesados en respaldar a las empresas petroleras, presionaban al gobierno de México con medidas violentas, pero tomamos también en cuenta que se presenta ya la amenaza de una nueva guerra mundial, con las provocaciones que desarrolla el imperialismo nazifascista y que esto los detendría de agredir a México en el caso de decretar la expropiación.’

Entre otras razones, y aprovechando esa circunstancia, el 18 de marzo de 1938 se llevó a cabo la expropiación petrolera. Ese día a las ocho de la noche, el general Cárdenas comunica a su gabinete sobre esta decisión histórica y, dos horas después, da a conocer por radio a toda la nación el paso dado por el gobierno en defensa de su soberanía, reintegrando a su dominio la riqueza petrolera que, según lo escribe el mismo general, ‘el capital imperialista ha venido aprovechando para mantener al país dentro de una situación humillante’.

El decreto expropiatorio establece en cuatro artículos que pasan a formar parte del patrimonio nacional: la maquinaria, las instalaciones y otros muebles e inmuebles de las compañías petroleras extranjeras, a las cuales se les pagaría la indemnización de conformidad con el artículo 27 de la Constitución y de la ley en la materia.

La expropiación petrolera fue apoyada por la mayoría del pueblo. En las fotos de la época se advierte la presencia mayoritaria de gente humilde: hombres y mujeres indígenas, campesinos, obreros, maestros, empleados e integrantes de la clase media baja.

Fue el pueblo raso el que apoyó y cooperó con el gobierno para el pago de las indemnizaciones a las compañías petroleras extranjeras. ¡Cómo olvidar que tantas mujeres pobres donaron para este efecto chivos y guajolotes y se deshicieron hasta de las humildes alhajas que poseían!

Por esos días, desde la ciudad de Oakland, California, el trabajador migrante Cástulo Prado compuso la letra y la música del Corrido del petróleo y se lo envió al presidente con la instrucción de que el gobierno destinara las posibles regalías de la obra al pago de las indemnizaciones. Una de sus estrofas reza así:

‘Lázaro Cárdenas dice, sereno y despreocupado: al transcurso de 10 años, todo quedará pagado, tengo un pueblo mexicano que no me queda ni duda. Desde el más niño al más viejo, todos me ofrecen su ayuda. En la mujer mexicana hay patriotismo y orgullo, se deshace de sus joyas para ofrecerlas al cuño.’

Además de este masivo y contundente respaldo popular, el gobierno de Cárdenas contaba con otra circunstancia favorable: en ese tiempo gobernaba Estados Unidos Franklin Delano Roosevelt, un gran estadista, uno de los mejores presidentes que ha tenido ese país en toda su historia. Recordemos que cuando llegó Roosevelt a la Casa Blanca el 4 de marzo de 1933, Estados Unidos padecía una de las peores crisis de su historia y que, como presidente, Roosevelt supo enfrentar esa crisis con éxito y muy pronto le devolvió la esperanza a su pueblo, lo cual lo convirtió en uno de los más grandes políticos del siglo XX.

En cuanto a su política exterior, recordemos que, en un discurso memorable, que es el antecedente de los principios de la ONU, el 6 de enero de 1941, expuso al mundo cuatro libertades fundamentales: el derecho a la libertad de palabra; el derecho a la libertad de culto; el derecho a vivir libres de miseria y el derecho a vivir libre de temor.

La presidencia de Roosevelt aplicó la política de buena vecindad con los países del continente americano: en ese entonces se definieron los principios de cooperación económica y política; se reconoció la soberanía de Cuba y de Panamá; y se ordenó la retirada militar estadounidense de Nicaragua y de Haití. No es casual que el gran poeta Pablo Neruda lo llamara ‘un titán de las luchas de las libertades, un presidente gigantesco’.

La autenticidad de su política de buena vecindad tuvo su mejor ejemplo en el respeto a la soberanía de nuestro país. Durante los tres periodos presidenciales de Roosevelt las relaciones entre México y Estados Unidos fueron excepcionalmente buenas.

En los días posteriores a la expropiación petrolera, en una carta el general Cárdenas le reconoce:

‘Mi gobierno —escribió el general— considera que la actitud asumida por los Estados Unidos de Norteamérica, en el caso de la expropiación de las compañías petroleras, viene a afirmar una vez más la soberanía de los pueblos de este continente, que con tanto empeño ha venido sosteniendo el estadista del país más poderoso de América, el excelentísimo señor presidente Roosevelt.’

Cástulo Prado, el poeta que ya citamos, poeta popular, también dejó testimonio de la rectitud, la altura y el respeto con que se comportó el presidente del país vecino. Los versos de Cástulo decían:

‘Los millonarios pedían que fuera la intervención. A los Estados Unidos fueron a poner su queja —nos suena, nos suena, nos suena—, a los Estados Unidos fueron a poner su queja para que de allí vinieran a proteger sus empresas. Roosevelt les dice: Señores, yo aquí nada puedo hacer, el gobierno mexicano ha cumplido su deber.’

En los buenos resultados de esta política tuvo mucho que ver el embajador de Estados Unidos en México, Joseph Daniels, quien actuó con sabiduría y habilidad en los años más difíciles de las relaciones entre los dos países. Su postura acerca de conflicto petrolero se resume cuando sostiene que el presidente Cárdenas tenía razón al promover que la riqueza del subsuelo se convirtiera en parte de la economía mexicana, y que la crisis petrolera se debía a la negativa sistemática de las empresas extranjeras a modificar su visión, pues ‘consideran —señalaba Daniels — que los mexicanos nacieron para enriquecer a extranjeros y que Dios puso importantes recursos naturales en el subsuelo de México para aumentar las fortunas que se encuentran en los cofres de los explotadores y concesionarios.

Pero las empresas no fueron tan conscientes ni respetuosas como los políticos estadounidenses. La nacionalización tuvo que abrirse paso enfrentando el boicot, las presiones y los actos de sabotaje promovidos y financiados por las compañías petroleras extranjeras.

En nuestro país la expropiación petrolera causó, entre una minoría, un profundo malestar, sobre todo entre los ricos de la época, en sectores de clase media y en la mayoría de los medios de comunicación.

Es interesante, y esta es una lección, destacar que históricamente la derecha siempre se reagrupa cuando se pretende llevar a cabo un cambio democrático y se torna de plano intolerante y hasta violenta cuando se trata de reivindicaciones sociales a favor del pueblo y del dominio de la nación.

Recordemos que el derrocamiento del presidente Madero, nuestro Apóstol de la Democracia, contó con la intervención del embajador de Estados Unidos, pero fue ese derrocamiento llevado a cabo por grupos internos de la derecha, que previamente habían promovido una campaña de odio y desprestigio consistente en ridiculizar al mandatario, al presidente Madero, en los periódicos, hasta el punto de tratarlo como loco y espiritista.

Lo mismo sucedió cuando la expropiación que, aunque no afecta de manera directa intereses privados nacionales, sirvió para aglutinar todo el descontento de los grupos conservadores contrarios a la política agraria laboral y educativa del general Cárdenas.

En este ambiente se funda el 17 de septiembre de 1939 el Partido Acción Nacional, que nace criticando, que nace criticando la expropiación petrolera. Digo esto aquí, en el Zócalo, porque no estoy mintiendo, estoy hablando con la verdad.

En 1940, toda esa reacción se manifestó con mucha fuerza en la elección presidencial. Era tal la oposición de derecha que el general Cárdenas tuvo que actuar con cautela, y posiblemente eso influyó para que apoyara la candidatura de Manuel Ávila Camacho y no la del general Francisco J. Múgica, con quien tenía más afinidad ideológica y el cual representaba una mayor certeza de continuidad y profundizar la política social y nacionalista.

Siempre se ha hablado de que el general no optó por Múgica ante el riesgo de una intervención extranjera. Sin embargo, como hemos visto, en ese entonces gobernaba Roosevelt, que había demostrado su respeto a la soberanía nacional y que estaba por estallar la Segunda Guerra Mundial, situación que contribuía a disipar la amenaza de una intervención estadounidense.

Desde mi punto de vista, lo que más influyó a la hora de la decisión fue la circunstancia política interna, es decir, la beligerancia de los grupos de derecha. Recuérdese que, aun optando por la candidatura de Manuel Ávila Camacho, que sostenía posturas moderadas, de todas maneras, la elección presidencial fue complicada y violenta:

El candidato opositor, Juan Andreu Almazán, contaba con el apoyo de importantes grupos de derecha y de un sector del Ejército; incluso el PAN, que no presentó candidato a la presidencia, lo apoyó abiertamente.

Al final de la jornada se reportaron 30 muertos y 127 heridos. Sin embargo, poco después Almazán claudicó y sus partidarios, empresarios y políticos de derecha se entendieron y pactaron por concesiones y prebendas con el nuevo gobierno de Ávila Camacho.

A partir de entonces empezó a abandonarse el auténtico ideal revolucionario y las acciones en beneficio del pueblo, aunque debe admitirse que esa alianza entre el poder político y el poder económico tal vez evitó la guerra civil y mantuvo la paz social.

Si con Porfirio Díaz imperaba la paz de los sepulcros, luego del gobierno del presidente Cárdenas se instauró la paz de las componendas y de la corrupción.

En esta breve historia hay enseñanzas mayores, la principal es que sólo con el pueblo, sólo con el apoyo de las mayorías, se puede llevar a cabo una transformación popular para hacer valer la justicia y enfrentar a los reaccionarios que se oponen a perder privilegios.

Por eso, hoy de nuevo manifestamos, exclamamos a los cuatro vientos:

Nada de zigzaguear, sigamos anclados en nuestros principios, reafirmemos la decisión y el rumbo que hemos tomado desde que inició el gobierno. No a las medias tintas, no aceptaremos nunca que en México se imponga una minoría a costa de la humillación y el empobrecimiento de las mayorías.

Por eso, en nuestro mandato se combate la corrupción, existe un gobierno austero, sin lujos y todo lo ahorrado se destina a financiar los Programas de Bienestar, como la pensión a los adultos mayores, el apoyo a las personas con discapacidad, a madres solteras, a campesinos y pescadores, becas a estudiantes de familias pobres, Internet para Todos, programas de mejoramiento y construcción de vivienda, Créditos a la Palabra, fertilizantes y Precios de Garantía para los pequeños productores del país, el Banco del Bienestar, el impulso a la educación y a la salud pública universal y gratuita.

Este año, más de 25 millones de personas recibirán apoyos directos que suman 600 mil millones de pesos. En otras palabras, de 35 millones de hogares que hay en el país, ya en el 71 por ciento llega al menos uno de los Programas para el Bienestar.

Con esta política de atención a los más necesitados, vulnerables y en especial a los jóvenes, también hemos podido reducir los delitos del fuero federal en 33 por ciento, el homicidio en 10 por ciento, el robo de vehículo en 38 por ciento, el robo en general 20 por ciento, el huachicol en 92 por ciento, el feminicidio en 28 por ciento y el secuestro en 76 por ciento.

Asimismo, los ahorros por no permitir la corrupción ni los derroches presupuestales nos han permitido evitar más deuda. No hemos solicitado deuda adicional desde que estamos en el gobierno.

Y al mismo tiempo, sin aumentar en términos reales la deuda pública, no han aumentado, no se han incrementado los impuestos, no ha aumentado el precio de las gasolinas, ni del diésel, el gas y la luz, inclusive ha habido una disminución en el precio de estos energéticos.

También se ha incrementado, como no sucedía en muchos años, la inversión pública. Este año se van a ejercer más de un billón de pesos en obras; es decir, vamos a seguir construyendo carreteras, puentes, trenes, aeropuertos, hospitales, universidades, mercados, unidades deportivas, malecones, parques naturales recreativos y ecológicos.

Y estamos llevando a cabo algo muy importante: una amplia labor de recuperación y de restauración de sitios históricos y arqueológicos de nuestras antiguas y espléndidas culturas y civilizaciones.

La hacienda pública es fuerte, la economía nacional está creciendo en auge: el año pasado, la economía en México creció incluso más que la economía en China y en Estados Unidos.

Hay un número sin precedente de 21 millones 747 mil trabajadores inscritos en el Seguro Social. Nunca se había llegado a esta cifra de 21 millones 747 mil trabajadores en la economía formal.

También, no se había logrado nunca un salario promedio de 525 pesos diarios para estos trabajadores de la economía formal.

La tasa de desempleo del pasado mes de enero fue de 2.9 por ciento, la más baja desde 2005.

Estamos haciendo obras, aquí mismo se está rehabilitando la línea que se fracturó del Metro.

Se está, desde luego, construyendo los trenes Toluca-Ciudad de México, el Tren Maya, el transístmico y muchas obras, muchas.

¿Qué está pasando?

Que logramos, después de muchos años, que en Estados Unidos ofrecieran visas temporales de trabajo. Ya Canadá lo hacía y Estados Unidos no aceptaba. Ahora con el cambio del presidente Biden se logró, pero se están llevando a obreros calificados, a fierreros, se están llevando a soldadores que nos hacen falta aquí para las obras. Ya vamos a hacer una pequeña modificación, porque primero es México y luego el extranjero, pero esto demuestra cómo está la demanda de empleos en el país.

En el tiempo que llevamos en el gobierno el salario mínimo ha aumentado en 90 por ciento en términos reales; y en la frontera, más del doble.

¿Se acuerdan lo que decían los tecnócratas mentirosos? De que, si aumentaba el salario, iba a haber inflación. Puro cuento. Eso no es cierto. Claro que tenemos que ir mejorando el salario de manera responsable para fortalecer, como lo estamos haciendo, el mercado interno y así lograr el bienestar para nuestro pueblo.

La Bolsa de Valores, las utilidades de las empresas y los bancos registran buenas ganancias.

Las reservas del Banco de México se han incrementado en 15 por ciento, 200 mil millones de dólares de reservas del Banco de México.

La inversión extranjera ha escalado a cifras antes no vistas.

Lo mismo ha ocurrido con las remesas de nuestros paisanos migrantes. Muchas gracias, paisanas, paisanos. El año pasado esas remesas casi llegan a 60 mil millones de dólares, este año vamos a superar los 60 mil millones de dólares.

Esto es muy importante, porque ese dinero llega abajo, hasta a las comunidades más apartadas, a 10 millones de familias que se benefician y que también con ese dinero se reactiva la economía regional, el comercio y otras actividades económicas.

También es importante subrayarlo: el peso es la moneda que más se ha apreciado en el mundo con relación al dólar, esto no sucedía desde hace más de 50 años.

También hemos orientado nuestros recursos y esfuerzos para alcanzar la autosuficiencia alimentaria y la autosuficiencia energética. En esto último, como aquí informó la secretaria de Energía y el director de Pemex, podemos asegurar que se está garantizando la soberanía petrolera. El año próximo no vamos a comprar gasolina ni diésel, ni otros petrolíferos en el extranjero, vamos a procesar toda nuestra materia prima.

Se fortaleció la Comisión Federal de Electricidad, empresa pública encargada de administrar la industria eléctrica.

Y recientemente se nacionalizó el litio, mineral estratégico utilizado en la construcción de baterías para autos eléctricos y sistema de almacenamiento para las energías limpias.

Me llena de orgullo poder recordar —bueno, hago un paréntesis para decir que ofrezco disculpas porque estoy tardando, pero ya estoy por terminar—, me llena de orgullo poder recordar hoy, 18 de marzo, que, a pesar del entreguismo que prevalecía antes de que llegáramos al gobierno, pudimos quitar del Tratado de Libre Comercio un amplio capítulo que comprometía en ese acuerdo nuestro petróleo y poner en su lugar un pequeño párrafo, que se los voy a leer. Dice:

‘Estados Unidos y Canadá reconocen que México se reserva su derecho soberano de reformar su Constitución y su legislación interna, y México tiene el dominio directo y la propiedad inalienable e imprescriptible de todos los hidrocarburos en el subsuelo del territorio nacional.’

Amigas y amigos:

Estoy convencido de que seguiremos contando con el apoyo del pueblo para consolidar la primera etapa en la transformación de nuestro país.

También estoy convencido que cualquiera de los aspirantes que resulte triunfador en la encuesta para elegir al candidato de nuestro movimiento aplicará la misma política en favor del pueblo y en favor de la nación.

Está asegurada la continuidad con cambio. No hay nada que temer. Eso sí, tenemos que mantenernos unidos, mirando siempre hacia el porvenir y la felicidad de nuestros semejantes, trabajando desde abajo y con la gente, y sin descuidar la estrategia que llamamos acertadamente la revolución de las consciencias para continuar avanzando en el cambio de mentalidad, para seguir politizando a nuestro pueblo y, de esa manera, con un pueblo cada vez más consciente, y en eso hemos avanzado mucho, México es de los países con menos analfabetismo político en el mundo.

Con esa consciencia vamos a seguir, con esa consciencia colectiva vamos a seguir contrarrestando la guerra sucia, las campañas de calumnias y los intentos de manipulación que seguirán llevando a cabo, porque no les queda de otra nuestros adversarios y sus medios de información, vendidos, alquilados o en manos de los miembros del bloque conservador y corrupto, pero al mismo tiempo debemos tener fe en la sabiduría y en la lealtad del pueblo; el pueblo no traiciona.

Recordemos que el triunfo de la reacción, como decía Juárez, es moralmente imposible. Estamos constatando que la idea y la práctica de exaltar el humanismo mexicano es eléctrica y está llegando a la consciencia de millones de personas. En eso baso mi optimismo.

Y aun cuando en política es más peligroso subestimar la fuerza de los adversarios que sobreestimarla, sostengo que hagan lo que hagan no regresarán al poder los oligarcas, continuará prevaleciendo en nuestro querido México una auténtica y verdadera democracia.

Amigas, amigos:

No puedo dejar de mencionar que en los últimos días algunos legisladores de Estados Unidos, acostumbrados a ver la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio, en plan propagandístico, diríamos aquí en lenguaje coloquial ‘con grilla’, y con fines electoreros, politiqueros, sostuvieron que, si no deteníamos el tráfico de fentanilo hacia la frontera norte, que ellos iban a proponer al Congreso de su país que ocuparan soldados norteamericanos en nuestro territorio para enfrentar a la delincuencia organizada.

Primero, quiero dejar de manifiesto que ya no es el tiempo de Calderón ni de García Luna, que ya no es el tiempo de los vínculos turbios entre el gobierno de México y las agencias del gobierno de Estados Unidos. Ahora no hay simulación, de verdad se combate a la delincuencia organizada y de cuello blanco, porque no hay corrupción, no hay impunidad, ni existen relaciones de complicidad con nadie.

Pero lo más importante es que desde aquí, desde este Zócalo, corazón político y cultural de México, les recordamos a esos políticos hipócritas e irresponsables que México es un país independiente y libre, no una colonia ni un protectorado de Estados Unidos, y que podrán amenazarnos con cometer cualquier atropello, pero jamás, jamás, permitiremos que violen nuestra soberanía y pisoteen la dignidad de nuestra patria.

Cooperación, sí; sometimiento, no; intervencionismo, no.

Oligarquía.

VOCES A CORO: ¡No!

PRESIDENTE ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR:Corrupción.

VOCES A CORO: ¡No!

PRESIDENTE ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR:Clasismo.

VOCES A CORO: ¡No!

PRESIDENTE ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR:Racismo.

VOCES A CORO: ¡No!

PRESIDENTE ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR:Libertad.

VOCES A CORO: ¡Sí!

PRESIDENTE ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR:Democracia.

VOCES A CORO: ¡Sí!

PRESIDENTE ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR:Honestidad.

VOCES A CORO: ¡Sí!

PRESIDENTE ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR:Justicia social.

VOCES A CORO: ¡Sí!

PRESIDENTE ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR:Igualdad.

VOCES A CORO: ¡Sí!

PRESIDENTE ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR:Soberanía.

VOCES A CORO: ¡Sí!

PRESIDENTE ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR: ¡Viva la expropiación petrolera!

VOCES A CORO: ¡Viva!

PRESIDENTE ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR: Vivan los trabajadores y técnicos de antes y de ahora de la industria petrolera nacional.

VOCES A CORO: ¡Viva!

PRESIDENTE ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR: ¡Viva el general Lázaro Cárdenas del Río!

VOCES A CORO: ¡Viva!

PRESIDENTE ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR: ¡Viva México!

VOCES A CORO: ¡Viva!

PRESIDENTE ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR: ¡Viva México!

VOCES A CORO: ¡Viva!

PRESIDENTE ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR: ¡Viva México!

VOCES A CORO: ¡Viva!