El hecho de que a los maestros se les pague hasta un 20 por ciento menos que a otros trabajadores con educación universitaria con experiencia similar es un gran obstáculo para reclutar educadores de primer nivel. Sin embargo, una vez que están en el aula, las presiones y la ansiedad del trabajo, a menudo soportadas sin el apoyo adecuado o incluso el reconocimiento de la administración, podrían ser un factor más importante en su decisión de dejar la profesión temprano.

Este era el caso antes de la pandemia de COVID-19 y es aún más evidente en 2021 a medida que los estudiantes de la nación regresan al aprendizaje en persona.

Según dos nuevas encuestas publicadas esta semana, incluida una de la Asociación Nacional de Educación, el número de víctimas de la pandemia en los educadores sugiere que se avecina una grave escasez de maestros.

La encuesta de la NEA a 2.690 miembros encontró que el 32 por ciento de los encuestados dijo que la pandemia los ha llevado a planear dejar la profesión antes de lo previsto. Eso es un ligero aumento con respecto al verano pasado, cuando NEA encontró que el 28 por ciento de los miembros dijeron que podrían irse o jubilarse temprano. Los números son más altos entre los miembros de color y los miembros con más de 20 años de experiencia.

Una encuesta de rand Corporation, también publicada esta semana, mostró resultados similares. Casi uno de cada cuatro maestros informó que podría dejar su trabajo al final del año escolar 2020-21, en comparación con uno de cada seis que probablemente se iría antes de la pandemia.

“Nos enfrentamos a una crisis inminente en la pérdida de educadores en un momento en que nuestros estudiantes más los necesitan”, dijo la presidenta de la NEA, Becky Pringle. “Este es un problema grave con efectos potenciales para generaciones”.

MÁS OPTIMISTA, PERO LOS DESAFÍOS SIGUEN EXISTIENDO

La encuesta de la NEA reveló que solo el tres por ciento de los miembros ahora enseñan prácticamente a tiempo completo. En general, la mayoría se siente más segura al trabajar en persona, gracias en gran parte a las vacunas contra el COVID-19, que se han disparado entre los educadores. Según la encuesta de la NEA, el 86 por ciento de sus miembros han recibido al menos una dosis de una vacuna contra el COVID-19, en comparación con solo el 49 por ciento a principios de marzo.

“La NEA se enfocó como un rayo láser”, dijo Pringle, al persuadir a la administración Biden de que priorizara a los educadores para las vacunas y se asegurara de que los educadores tuvieran la información y los recursos que necesitaban para obtener acceso.

En general, el 76 por ciento de los miembros de la NEA informaron que están listos para la instrucción en persona a tiempo completo, y un 22 por ciento adicional dijo que regresará si es necesario.

“Los educadores están listos para la esperanza y la promesa de tener a todos sus estudiantes aprendiendo en persona este otoño”, dijo Pringle. También saben que “va a haber oportunidades y desafíos que todavía debemos enfrentar”, advirtió.

En ambas encuestas, los educadores identificaron muchos de esos desafíos. Los miembros de la NEA citaron la mejora de la calidad del aire en los edificios escolares como una prioridad principal, y solo un tercio de los encuestados dijo que sus escuelas tenían una ventilación adecuada y segura.

Los educadores han estado haciendo sonar la alarma en torno a los sistemas de HVAC obsoletos y la infraestructura escolar en descomposición durante más de una década. Si bien algunos afiliados de la NEA han estado trabajando con éxito con los distritos para realizar mejoras en la infraestructura, especialmente en torno a la calidad del aire, se necesita una acción federal fuerte. Aprobado por el Congreso en marzo, el American Rescue Plan, que tiene fondos que se pueden utilizar para modernizar los sistemas de HVAC, fue un primer paso importante.  The comprehensive infrastructure proposal currently being debated by Congress promises to create even safer and healthier learning environments, especially for students in high-poverty schools.

Muchos educadores tampoco están convencidos de que sus escuelas tengan planes concretos para abordar adecuadamente los desafíos académicos exacerbados por la pandemia. Según la encuesta de NEA, solo el 23 por ciento de los miembros dicen que sus escuelas están implementando o incluso considerando más oportunidades de tutoría individual para los estudiantes el próximo año. Veintisiete por ciento dice que no hay planes para más tutorías, y el 50 por ciento no está seguro.

Además, solo un tercio de los miembros de la NEA están al tanto de cualquier plan de sus escuelas para abordar la salud mental de los educadores. El cuarenta y uno por ciento dijo que no estaba seguro.

EL ESTRÉS DE LOS EDUCADORES EMPEORA DURANTE LA PANDEMIA

La encuesta RAND profundizó en los problemas relacionados con el estrés de los maestros y la salud mental y encontró que los maestros tienen casi el doble de probabilidades que otros adultos empleados de experimentar estrés “frecuente” relacionado con el trabajo y casi tres veces más probabilidades de experimentar síntomas depresivos. (La Fundación CDC publicó en mayo resultados similares, con el 27 por ciento de los maestros reportando síntomas depresivos y el 37 por ciento reportando síntomas consistentes con ansiedad)

Es probable que el estrés de los educadores empeore significativamente durante la pandemia, dice Elizabeth Steiner, autora principal del informe RAND. “Las experiencias de los maestros que estaban considerando irse en el momento de nuestra encuesta fueron similares en muchos aspectos a las de los maestros que dejaron la profesión debido a la pandemia. Esto plantea la preocupación de que más maestros puedan decidir renunciar este año que en años anteriores si no se hace nada para abordar las difíciles condiciones de trabajo y apoyar el bienestar de los maestros”.

La encuesta RAND señaló varios factores que impulsan las condiciones de trabajo estresantes: un desajuste entre el modo de instrucción real y el preferido; falta de apoyo técnico y de administrador; cuestiones técnicas con la enseñanza a distancia; y la falta de implementación de medidas de seguridad COVID-19.

‘ALGO TIENE QUE CAMBIAR’

Doris Santoro, profesora de educación en Bowdoin College en Maine, believes the fallout from the pandemic on the teaching profession may not be known for at least a year.

“Las condiciones en las que los maestros han estado trabajando han sido abundantes para el agotamiento y la desmoralización,por lo que veremos algo de desgaste este año. Pero lo que realmente me preocupa son esos maestros que van a salir y ver lo que trae el próximo año escolar, cómo manejan las cosas sus escuelas y distritos”.

Si a los educadores y estudiantes no se les da el tiempo y el ritmo para reconectar, si no se apoya el aprendizaje real, si no se prioriza el aprendizaje social y emocional, si no se mejoran los protocolos de seguridad y salud, “podríamos estar abocados a un precipicio”, advierte Santoro.

Leah Juelke puede ser una de esas maestras que no puede permanecer en la profesión que ama. Juelke, el Maestro del Año 2018 de Dakota del Norte y ganador del premio de la Fundación NEA por la excelencia docente en 2019,ya ha visto a demasiados colegas durante el año pasado dirigirse a las salidas.

“Nos enfrentamos a una crisis inminente en la pérdida de educadores en un momento en que nuestros estudiantes más los necesitan. Este es un problema grave con efectos potenciales para generaciones”.- La presidenta de la NEA, Becky Pringle

Para muchos educadores, las presiones ya estaban pasando factura antes del COVID, dice Juelke. Este año pasado -y la incertidumbre del siguiente- resultó ser insoportable. “Ha sido desgarrador. Estos eran algunos maestros de estrellas de rock”, dice.

“En este momento, no creo que haya suficiente respeto por nuestras voces y no estoy seguro de que me sienta seguro al regresar al edificio de la escuela”. Juelke dice que la calidad del aire y la falta de adherencia a medidas de mitigación simples son una de las principales preocupaciones.

Para que ella se quede en la profesión, “algo tiene que cambiar”.

Esa es una postura que están tomando los educadores de todo el país mientras se preparan para el próximo año escolar, listos como siempre para abogar por su profesión y ayudar a los estudiantes a recibir los apoyos y recursos que necesitan para prosperar después de un año tan traumatizante.

“La NEA se está enfocando en valorar y respetar a los educadores como profesionales”, dijo la presidenta de la NEA, Becky Pringle. “Eso significa que deben tener la autoridad profesional para tomar decisiones de enseñanza y aprendizaje, que tienen un salario profesional y que tienen los derechos profesionales de apoyarlos en el trabajo que aman”.