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El enojo de Donald Trump

January 31, 2019 - por

El enojo de Donald Trump

Foto/AFP

Las evidencias del distanciamiento entre los dos vecinos se produjeron tras la sorpresiva cancelación de la visita de Mike Pompeo a México. La gira de trabajo, planeada con antelación de varias semanas, tenía como objetivo agradecer al gobierno mexicano su decisión de convertirse en antesala de las peticiones de asilo de miles de migrantes que huyen de la miseria y la violencia en Centroamérica.

Una decisión que fue presentada como “histórica” por la Secretaria de Seguridad Interna (DHS), Kristjen Nielsen en diciembre pasado y causó disputas al interior del gobierno mexicano, por la intención del canciller Marcelo Ebrard de convertir a México en una especie de “tercer país seguro” descafeinado para recibir a los migrantes de terceras naciones deportados por EU.

El plan desató las críticas de funcionarios dentro del gobierno de AMLO y de una larga lista de organizaciones no gubernamentales hacia ambos lados de la frontera que advirtieron contra la ilegalidad de esta medida y el peligro para los miles de migrantes a quienes se condenaría a la inseguridad física y legal.

Pero, también, de las autoridades locales de Tijuana que se sienten desbordadas por el éxodo que empuja desde Centroamérica y que hoy viven una de las peores epidemias de violencia en los últimos años.

Con una población de 1,8 millones de personas, esa ciudad fronteriza vuelve a vivir la pesadilla de la violencia atizada por las drogas y la disputa por el territorio de los carteles de la droga. Según cifras recabadas por el diario Los Angeles Times, en un escalofriante reportaje de la violencia en esa ciudad, en 2018 un total de 2,518 personas habría sido asesinadas en lo que describe como “una crisis de homicidios sin precedentes”.

En el contexto de esta frontera rebasada por una crisis de violencia e insuficientes recursos para albergar y ofrecer bienestar a miles de migrantes de Honduras, El Salvador o Guatemala, Marcelo Ebrard habló de “razones humanitarias” para hacer frente a “una decisión unilateral de EU” para aceptar la devolución de los peticionarios de asilo y hacerlos esperar desde México la decisión de los tribunales estadunidenses.

Esta decisión no gustó nada al comisionado del Instituto Nacional de Migración (INM), Tonatiuh Guillén, quien hizo públicas sus críticas y consiguió con el Subsecretario de Derechos Humanos, Migración y Población, Alejandro Encinas, un cierre de filas para rebajar las expectativas de ese plan para recibir a los migrantes de Centroamérica en la frontera.

Las consecuencias de esta maniobra rebajaron sustancialmente las cifras de migrantes a los que se podría recibir de vuelta desde EU y enojó al gobierno de Donald Trump.

A consecuencia de ello, el gobierno de EU decidió la cancelación de la visita de Pompeo y el propio Donald Trump se enfrascó en una serie de tuits para acusar a México de ser el principal responsable de la crisis humanitaria en su frontera sur y ser incapaz de contener una violencia peor a la de Afganistán:

“Lamentablemente, los casos de asesinato en México en 2018 aumentaron un 33% en comparación con 2017, a 33,341. Este es un gran contribuyente a la crisis humanitaria que se está produciendo en nuestra frontera sur y luego se expande por todo nuestro país. Peor aún que Afganistán. Mucho causado por las DROGAS. ¡Se está construyendo el muro!”, aseguró este jueves Donald Trump desde su cuenta de twiter.

FACTOR VENEZUELA

Como ya es del dominio público, los insultos de Donald Trump tienen un valor táctico. Y, en esta ocasión, la andanada contra México no sólo ha tenido que ver con la decisión de rebajar sustancialmente el retorno de migrantes de Centroamérica en la frontera mexicana.

Además de este punto de desencuentro, tenemos el caso de Venezuela, una crisis que ha puesto a prueba las relaciones entre México y Estados Unidos, cuyo gobierno se ha empeñado en desenterrar la vieja doctrina del intervencionismo unilateral que Barack Obama quiso dejar en el pasado (con algunas excepciones como el de Honduras), pero que ahora Trump parece empeñado en resucitar con el apoyo entusiasta de un grupete de países comparsas.

La posición de México frente a la crisis en Venezuela se ha convertido en la piedra en el zapato de Estados Unidos, quien ya ha conseguido un alineamiento de naciones a su favor.

Los insultos de Trump parecen estar en relación directa no sólo con la postura a contra corriente de México frente a la trama golpista orquestada desde Washington contra Nicolás Maduro. Sino, además, con su oferta para tratar de mediar y desactivar el conflicto de la mano de Uruguay.

Por ello mismo, ha sido interesante comprobar que el enojo de Trump se acentuó luego del fallido intento del jefe de gobierno español, Pedro Sánchez, para sumar a México a la campaña para desconocer al gobierno de Nicolás Maduro.

Fuentes consultadas por este espacio, confirmaron que uno de los principales artífices del ultimátum contra Venezuela en el seno de la Unión Europea fue el canciller español, Joseph Borrell, quien consiguió convencer a varios aliados europeos sobre la necesidad de acorralar a Maduro y empujar al candidato apoyado por Donald Trump.

Sin embargo, tras el encuentro de ayer en Palacio Nacional, Pedro Sánchez confirmó que México no estaba dispuesto a respaldar una estrategia que podría sentar un peligroso precedente.

No sólo para México, sino para toda la región.

De ahí el enojo de Donald Trump.