El liderazgo latino, atomizado y disperso en California
September 20, 2024 - por Francisco Mendoza/Primera de dos partes
En marzo de 2006 se realizaron en Los Angeles las más numerosas marchas latinas en la historia de EU, contra la Ley Senserbrennen, que criminalizaba a los hispanohablantes. El dirigente comunitario Juan José Gutiérrez, en el recuadro, fue uno de los impulsores de esas expresiones históricas en las que participaron más de un millón de personas en diversos actos en la cuenca angelina. Foto: La Educación.
La comunidad migrante mexicana ha tenido y posee dirigentes cuya labor posee el sello de la trascendencia. En este espacio difundiremos entrevistas que al través del tiempo esta editorial ha hecho con varios de ellos, ahora que este importante segmento de mexicanos es ubicado en su justa dimensión por autoridades y pueblo mexicano y que va en ascenso su aporte en todos sentidos a la nación estadounidense. La intención es dar a conocer luchas de los migrantes, logros, proyectos, derrotas, frustraciones y tribulaciones por políticas antinmigrantes y antimexicanas de legisladores y funcionarios republicanos del ala ultraderechista. Empezamos con la publicación de una entrevista hecha a Juan José Gutiérrez, a principio de este siglo en sus oficinas del este de Los Angeles. El fue protagonista en un movimiento que ha hecho posible la organización y concientización de los hispanoparlantes, que de ser reprimidos y excluido por políticas racistas y excluyentes, ahora se han organizado y ganado espacios, a grado tal que son el 25 por ciento del padrón electoral de California, donde -gracias a ellos- los conservadores tienen cerradas las puertas del poder estatal, lo cual es altamente significativo en este tiempo, donde los extremistas conservadores, con Trump a la cabeza, preparan severa andanada contra la comunidad migrante. Lo que expresa Gutiérrez es la falta mayor cohesión e integración de la comunidad mexicana y del respaldo del gobierno mexicano. En la actualidad esas limitaciones, omisiones y desviaciones van a ser abordadas para darle su máximo homogeneidad a fin de que ese segmento poblacional sea y se exprese con todo su potencial y hondura. En estos trabajos periodísticos exponemos el ayer y plasmamos el aquí y ahora de los mexicanos en California y la capital mexicana de EU: Los Angeles.
LOS ANGELES, Cal.
Juan José Gutiérrez, protagonista del movimiento inmigrante, aseguró que el pueblo latino está huérfano de una organización que lo integre, que lo conduzca por un proyecto político. En vez de unidad como premisa, indica que los líderes siguen rasgándose las vestiduras y descalificándose.
Habla con el conocimiento de causa que le otorgan sus tres décadas en el activismo y con su voz de trueno resaltó: “ Estamos atomizados, dispersos”.
Gutiérrez ha acreditado como los dos grandes esfuerzos por integrar a las masas –en la década de los 60 el Centro de Acción Social Autónomo, y en los 80 One Stop Inmigration and Educational Center– terminaron por desaparecer por división entre sus miembros. En el primer caso denuncia represión, que incluso, causó muertes de dirigentes.
En sus primeros años de juventud tuvo una participación marginal en CASA, de donde surgieron protagonistas de la política de hoy, como el alcalde angelino Antonio Villaraigosa. Luego encabezó la otra gran organización, One Stop, también venero de importantes políticos como el actual presidente de la Asamblea de California, Fabián Núñez. .
Gutiérrez, nacido en 1960 en Tuxpan, Jalisco, habló largo a Porvenir Latino USA, con detalle, de su quehacer como dirigente, de sus vivencias, se defendió de sus detractores y llamó a la unidad sin mayores dilaciones, a que los líderes dejen de seguirse descalificando y rasgándose las vestiduras para responder a la exigencia de un pueblo urgido de un ente integrador.
Pero también hizo autocrítica y admitió que en One Stop “en un momento dado tuvo un gran poder que no comprendí con la claridad suficiente para cuidarlo más o tomar medidas preventivas para que no fuera a desgarrarse o a desplomarse como eventualmente ocurrió”.
Dijo que One Stop “abrió un boquete gigantesco en la muralla de contención que estaba bloqueando que hubiera más oportunidades al pueblo inmigrante”.
En la marcha histórica latina de marzo del 2006, entre los que iban al frente del contingente estaba Juan José Gutiérrez, cuarto de izquierda a derecha. Foto: La Educación.
Primera gran marcha
El actual coordinador nacional del Movimiento Latino USA parte de una mirada retrospectiva para trazar un escenario y amacizar sus tesis:
Aquel medio día del 16 de octubre de 1994 fue un parteaguas en la historia de lucha de los inmigrantes. Era la primera vez que más de 300 mil personas salían a las calles a protestar por acciones antilatinas, en esa ocasión para rechazar la proposición 187 del gobernador republicano Pete Wilson, que negaba servicios públicos y criminalizaba a los indocumentados. El organizador de la multitudinaria movilización fue, precisamente, Juan José Gutiérrez, entonces líder de One Stop.
En esa organización figuraban dirigentes que hoy son protagonistas en California y México: Fabián Núñez, ahora presidente de la Asamblea de California, Kevin de León, asambleísta, Felipe Aguirre, vicealcalde de Maywood, José Jacques Medina, la diputado federal migrante en México, postulado por el Partido de la Revolución Democrática, el historiador Juan Gómez Quiñes, el abogado y líder sindical de maestros Mario Vásquez, Jesica Govea, entre otros.
Sin embargo, esas masas no volvieron a manifestarse en semejante proporción ni se creó una organización con estructura suficiente para aglutinar al pueblo latino.
“El movimiento se atomizó, se dispersó en el sentido de que todo mundo se fue por su lado”, expresó Gutiérrez.
Doce años después – el 25 de marzo del 2006- unos dos millones de personas se lanzaron a las calles para repudiar la iniciativa del congresista republicano Senserbrenner, la HR 4437, que criminalizaba a los inmigrantes que por no ingresar al país por los cauces legales. La protesta tuvo alcance mundial.
“La iniciativa Senserbrenner nos aglutinó para rechazarla pero no nos hemos puesto de acuerdo para unirnos alrededor de una reforma migratoria concreta”, indicó.
Gutiérrez manifestó que actualmente, hay dos vertientes principales en la dirigencia latina: los que favorecen una reforma migratoria impecable, los que quieren el todo o nada, y los que han apoyado los proyectos como el Strive Act y el que fue derrotado en el Senado, que pese a sus imperfecciones cumplían con la demanda principal: la legalización de los 12 millones de indocumentados que hay en Estados Unidos.
Indicó que los del todo o nada, los que vieron más defectos que virtudes a esas iniciativas, no fueron determinantes para su rechazo, pero su posición antagónica influyó en su derrota.
“Nosotros apoyamos una reforma migratoria que sirva a los mejores intereses de la comunidad y no desde retóricas embusteras que buscan seguir politizando el tema bajo argumentos placeros, faltos de realismo y demandantes de lo imposible”, acotó.
Y agregó:
“Ya me canso de repetirlo a los compañeros: no estamos en una lucha revolucionaria, esta es una lucha democrática y hay que entender la diferencia. Nadie está por asaltar la Casa Blanca y ocuparla ni nada de eso. Estamos hablando de una reforma de las leyes de inmigración existentes en el marco de lo que es el sistema político de EU, que permite que se dé esta lucha reformista y pensar que dentro de ese marco en las condiciones actuales, con un congreso dividido, una administración republicana confundida entre la extrema derecha y la derecha moderada, que son los sectores representados en la administración Bush y una mayoría tenue de demócratas en ambas cámaras, pensar que de ahí puede salir una amnistía general es no vivir en la realidad.
“¿Cuál es la obligación de uno como líder: entender las reglas elementales de la ciencia política y qué es la política sino la ciencia de lo posible. Y dentro de lo posible no es posible la amnistía general incondicional, aunque como primera demanda de negociación para mejorar lo que se está colocando sobre la mesa es valido hacer esa demanda pero no pidiendo que truenen todas las reformas migratorias que pueden estar a discusión que nos favorezcan”.
Gutiérrez desea que entren en reflexión profunda los que en el último debate serio sobre la reforma migratoria se mostraron de manera violenta en contra de lo que estaba en la mesa y presionaron para tratar de mejorar la iniciativa, sin pensar que se iba a caer. “Quizá ahora se modere la consideración de los que se opusieron bajo el lema de todo o nada. Nada le conviene más al pueblo que eso”, expresó.
Dos grandes intentos integradores
Intentos para dirigir al pueblo latino de manera preponderante los ha habido. Uno de ellos fue la organización CASA en los años 60, en donde militó el actual alcalde de Los Angeles, Antonio Villaraigosa. No obstante, ese pueblo sigue sin una organización que lo aglutine y sin líderes con un amplio poder de convocatoria. ¿Por qué?, se le pregunta a Gutiérrez.
Y responde:
“Ahora el reto es que estamos metidos en este cuadro que lleva más de 10 años. Quedan pocas organizaciones: Hermandad Mexicana Nacional, CHIRLA, CARECEN, MALDEF y otras tratando de mantener la cabeza por sobre el agua sin una perspectiva, donde la materia prima –el pueblo- ha demostrado su predisposición a organizarse y donde nosotros –los líderes- seguimos fracasando en la responsabilidad que debemos sentir en el más alto orden, que es el entregarnos de cuerpo y corazón a la organización activa de esa gran masa”.
¿Es un proletariado sin cabeza?
“No, porque cuando José Revueltas escribió su ensayo sobre México Bárbaro, habla de que a México lo descabezaron cuando ejecutaron a Cuauhtémoc. Aquí las cabezas ahí están, porque no las han cortado, pero estamos atomizados y muy dispersos. Los intereses de los que están electos hasta ahora no se definen como enmarcados en una prioridad de servir a los mejores intereses del pueblo. Retóricamente sí lo dicen pero la pregunta es: ¿si ese es el deseo y la convicción, qué hacemos para lograr esto?”.
Afirma que hay una liderato pero lo que nadie ha podido hacer y es lo que el pueblo necesita es unificar a la mayor parte de las fuerzas por sector, que participen en un proyecto político que vaya en una misma dirección.
“Todo mundo anda en su onda, creyéndose en sus propias farsas, con mentalidad de pandilla. Uno más que otros. Allá hasta se ponen camisetas de la organización. Son intereses institucionales. El sector sindical, el sector comunitario, al que pertenezco yo y que tiene ver con esa institución (con One Stop) o lo que aspiraba a convertirse y que en un momento fue dado fue un gran poder que quizá no comprendí yo con la claridad suficiente para cuidarlo más o tomar medidas preventivas para que no fuera a desgarrase o desplomarse como eventualmente ocurrió. Lo que queda claro es que hubo intereses de fuerzas importantes , que luego de CASA el siguiente esfuerzo importante que superó a CASA no en la estructura de organización sino en el alcance que tuvo con la población.
One Stop fue el instrumento que se usó para abrir un boquete gigantesco en la muralla de contención que estaba bloqueando que hubiera mas oportunidad a todos los sectores de la población”.
Indicó que en 1994 accedieron al poder político más latinos que nunca y en ese tiempo se inició el ascenso hasta nuestros días.
Se le pregunta que en este nuevo capítulo de la historia latina siguen habiendo esa desunión, desprestigiando al otro, rasgándose las vestiduras. ¿Hay un llamado a la unidad, que tan fuerte puede ser ese llamado, es esperanzador?
“Muy poco. Como dijera Lázaro Cárdenas que la obligación de todo luchador social honesto y sincero es asegurar que no se apague la flama de la pasión mexicana en su lucha por sus reivindicaciones, por afirmarse como pueblo soberano, porque la rueda de la fortuna da muchas vueltas y por muy abajo que esté tiene que ir arriba. Y en estos momentos si la llamita está prendida esto va a generar una gran llamarada. Hay gente muy sincera conocida y no conocida. La masa esta ahí. Se me antoja pensar que el llamado a la unidad es tenue. No hay confianza , porque todos estamos funcionando en estructuras diferentes. Algunos tienen organización y otros no. El potencial es grandísimo pero la razón porque este llamado a la unidad no tiene perspectivas de mucho arraigo es porque en todos estos llamados falta lo principal, la organización y una estructura que corresponda a poder en el futuro o desde ahora a poder reclutar, absorber y procesar el liderato que realmente pudiera darle respuesta y salida alo que estamos platicando. Eso no existe”.
“La pregunta es que si será posible que esas fuerzas lleguen con mente abierta a dialogar y a discutir y a dejar que se aporte y que se cimienten las mejores ideas y visiones, las mejores estrategias, tácticas para avanzar de forma mas significativa los intereses del pueblo. Ese es el reto. No es una pregunta que corresponde a un sólo individuo contestar sino al colectivo”.
Juan José Gutiérrez, en protesta contra el entonces presidente Donald Trump.
Por la unidad
¿Hasta qué punto estás dispuesto a trabajar en aras de la unidad?
“Desde siempre he estado comprometido con eso. Independientemente de que pienso que si se hiciera un recuento sincero, real, por lo que hemos tenido que pasar todos, yo dudo mucho que haya muchas personas que hayan sido sometidos al tipo de abuso y ultraje programado al que he sido sometido yo en diferentes etapas del período que hemos cubierto”.
También fue cuestionado sobre las acusaciones que se le hacen de haber acosado sexualmente a empleadas y que hizo mal uso de dinero de One Stop.
“Es falso. Son señalamientos fuera de toda proporción. No creo que haya una sóla persona de las fuerzas que hemos mencionado aquí que no tenga cola que le pisen. De mi será cierto o no será cierto, podrán decir infinidad de cosas, se han dicho un montón, por las posiciones que me ha tocado ocupar.
CASA
Para explicar el presente, Gutiérrez se remonta a 1968 y alude a Bert Corona, “uno de los grandes líderes latinos en Estados Unidos, que no ha recibido el reconocimiento que merece”.
Corona, explicó, impulsó el sindicalismo, la política comunitaria , organizó al desorganizado y defendió a los inmigrantes.
En aquellos años, relata, era una moda que cuando había una campaña sindical, los empresarios negociaban con los líderes pero contando con el apoyo de la migra, que detenía a los trabajadores indocumentados y de esa manera se frustraban los movimientos obreros.
“Se hacían protestas afuera del edificio federal y causaban risa de la mayoría, porque los indocumentados no eran la fuerza que hoy son”, comentó.
En 1968, Corona y sus colaboradores formaron el Centro de Acción Social Autónoma (CASA). Años más tarde, Gutiérrez se incorporó a ese movimiento, que se nutría de exiliados mexicanos de los movimientos estudiantiles de 1968 y 1971. Entre sus integrantes se encontraban los miembros de la familia Rodríguez, José Jacques Medina, Carlos Arango, Joel Ochoa, Felipe Aguirre, quien venía del Partido Raza Unida de Chicago, entre otros.
CASA ya tenía presencia en Chicago, San Antonio, San Diego, Valle del Río Grande, Oakland, San José, Seattle, Washington y Oregon, pero luego se desplomó la organización por rompimientos y disputas internas. En Chicago siguió funcionando.
Otro motivo de su desaparición fue la represión. Contó el entrevistado que varios miembros del movimiento fueron asesinados. A otros les ofrecieron convertirse en agentes del FBI y algunos fueron encarcelados.
“No puedo imaginarme cuál sería la dinámica y el proceso político de nuestra comunidad hoy en día sin la organización CASA, sobre todo si hubiera sobrevivido los embates, que terminaron por doblar la voluntad de sus dirigentes”, dijo.
A los 25 años, Gutiérrez fue elegido como titular de One Stop y llamó a colaborar a anteriores miembros de CASA, como a José Jacques Medina, Carlos y Mario Vázquez, Juan Gómez Quiñonez, y a nuevos elementos como Fabián Núñez, quien abrió con éxito una oficina de One Stop en Pomona. A su salida de One Stop y para tener ingresos llegó a gestionar préstamos a personas para financiar la compra de sus casas. Luego tuvo relaciones con el movimiento sindicalista y de ahí inició su carrera hasta convertirse en el segundo hombre más importante de California, políticamente hablando.