Las muertes por el nuevo coronavirus llegaron a más de un millón este domingo, de acuerdo con las últimas cifras oficiales recabadas por la agencia AFP y el diario Washington Post.

Nueve meses después de haberse detectado el primer caso en China (diciembre de 2019), se registraron oficialmente 1.000.009 decesos en el mundo, de un total de 33.018.877 casos detectados, mientras que 22.640.048 personas sanaron, según los datos oficiales reportados por los ministerios de salud de los países. Las regiones más afectadas en el número de muertes son América Latina y el Caribe (341 mil 032 decesos), Europa (229 mil 945) y Estados Unidos y Canadá (214.031 y 7.258.663, respectivamente).

El dinero y el poder no han protegido a los países ricos del poder del virus. Estados Unidos ha sido el país más afectado del mundo, con más de 7 millones de casos confirmados de coronavirus y más de 200 mil muertes, lo que refleja “la falta de éxito que hemos tenido en la contención de este brote”, dijo a la agencia AP el doctor Anthony Fauci, el principal especialista en enfermedades infecciosas de la nación, a una audiencia de la Escuela de Medicina de Harvard este mes.

MUERTES-COVID

América ha sido una de las regiones más afectadas por la COVID-19. Foto: Jorge Sáenz, AP.

Más del 40 por ciento de los adultos de Estados Unidos corren el riesgo de desarrollar una enfermedad grave por el virus debido a la hipertensión arterial y otras afecciones. No sólo los ancianos de los asilos están muriendo, enfatizó Fauci.

El doctor Jesse Goodman, ex director científico de la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos, estuvo de acuerdo.

“Nadie debería equivocarse sobre esto” y pensar que no está en riesgo sólo porque no conoce personalmente a nadie que haya muerto o porque no haya sido testigo de primera mano de lo que el virus puede hacer, advirtió.

ONU ANTE LA PANDEMIA

El coronavirus que ha cobrado un millón de vidas en todo el mundo puso en evidencia el fracaso de Naciones Unidas en su intento por unir a los países para combatirlo. Esto ha generado nuevos exhortos a reformar el organismo mundial a fin de que pueda superar desafíos muy distintos —y desafiantes— que los que enfrentaba al momento de ser creado.

Tal como lo dijo la semana pasada el secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, “la pandemia es una clara prueba a la cooperación internacional, una prueba que básicamente hemos reprobado”. Existe una “desconexión entre el liderazgo y el poder”, subrayó, al advertir que en el mundo interconectado del siglo XXI, “la solidaridad es el egoísmo” y “si no somos capaces de enfrentar este hecho, todos pierden”.

La primera reunión virtual en la historia entre líderes mundiales en la Asamblea General resaltó las crecientes tensiones entre las principales potencias, la inequidad cada vez mayor entre países ricos y pobres y la dificultad de lograr acuerdos de los 193 países miembro de la ONU en temas importantes, por no hablar de reformas.

 Nacida de las cenizas de la Segunda Guerra Mundial con 50 miembros, Naciones Unidas se ha extendido drásticamente desde entonces. Ahora, 75 años después de que sus naciones fundadoras firmaron la Carta de las Naciones Unidas en San Francisco y se comprometieran “a mantener a futuras generaciones alejadas del flagelo de la guerra”, los conflictos siguen propagándose con furia en un mundo asolado por la inequidad, el hambre y una grave crisis climática.

“Podríamos criticar a Naciones Unidas por esto, ¿pero de quién estamos hablando realmente cuando culpamos a la ONU?”, cuestionó la presidenta suiza Simonetta Sommaruga. “De hecho estamos hablando de nosotros mismos, porque la ONU es sus Estados miembros. Y son los Estados miembros los que con frecuencia bloquean el camino de las acciones de la ONU”.

–Con información de AP