Dice la leyenda urbana que Nancy Pelosi, la líder de la próxima mayoría demócrata en la Cámara de Representantes, tiene la lengua tan afilada como una daga de cuatro filos.

Y no pocos son los que han sucumbido frente a ella en el cuerpo a cuerpo parlamentario.

El pasado miércoles, tras un encuentro en la oficina oval de la Casa Blanca, el presidente Donald Trump se burló de Pelosi por no tener aún asegurado el liderazgo de la Cámara de Representantes en la próxima legislatura y por negarse a apoyar su plan para obtener con la sola aprobación del Senado un presupuesto de 5 mil millones de dólares para el Muro fronterizo con México.

Tras el turbulento encuentro, Pelosi mantuvo un cónclave en privado con sus correligionarios para decirles que, al parecer, el Muro fronterizo con México se había convertido en un problema de hombría para el presidente, “como si la hombría fuera algo que se pueda asociar con Donald Trump”, remató con socarrón deleite.

Las palabras de Pelosi incendiaron las redes. Y, en la noche, el comediante Steve Colbert, uno de los más populares en Estados Unidos, recogió a bote pronto la pelota lanzada por Pelosi para añadir:

“Así que el Muro con México se ha convertido en una metáfora de la hombría del presidente. Por eso no es extraño los miles de problemas que ha tenido con su erección…”

Más allá de los navajazos de Pelosi contra el presidente, una cosa es cierta. Trump sigue teniendo serios problemas con la construcción del Muro fronterizo que prometió durante su campaña a la presidencia insistiendo, por cierto, en que México pagaría por ello.

Desde aquel entonces, Trump ha insistido en que necesita, al menos, una inversión de 25 mil millones de dólares, una cifra que se antoja realmente complicada de arrancar al Congreso.

Para empezar, habría que decir que, ni la amenaza de arrojar al gobierno por el abismo de un cierre total a partir del próximo 21 de diciembre, parece ya ser suficiente para obligar a los demócratas a apoyar una iniciativa que libere desde el Senado los 5 mil millones de dólares que exige Trump.

Lo que es más, Chuck Schumer, el líder de la minoría demócrata en la cámara alta, ha asegurado que “no vamos a apoyar unos fondos cuando los 1,600 que ya hemos autorizado aún no han sido gastados en su totalidad”.

Tanto Schumer como Pelosi saben que, en caso de un cierre de gobierno, la mayoría de los ciudadanos culparían a Trump y a los republicanos ya que son ellos los que siguen teniendo el control del poder de las dos cámaras y la Casa Blanca.

Y, aunque se calcula que el cierre del gobierno sólo afectaría a un 25% de la burocracia y la mayoría de los ciudadanos estarán más preocupados por abrir sus regalos de Navidad, lo cierto es que los efectos negativos recaerían sobre Trump y algunos republicanos que se muestran seriamente preocupados tras el descalabro electoral del pasado mes de noviembre, cuando perdieron el control de la Cámara de Representantes.

Por lo tanto, la gran pregunta es si, acaso, Trump conseguirá salirse con la suya al cierre de este 2018 con la única intención de satisfacer a una base incondicional de apoyo electoral que poco a poco ha comenzado a menguar.

Porque, a partir de enero, la Cámara de Representantes estará bajo el control de Nancy Pelosi que se encargará de reducir aún más el margen de actuación de Donald Trump y sus planes en la frontera con México.

En este contexto, ¿hasta qué punto es realista que el gobierno de México apueste por una inversión similar o superior a los 5 mil millones de dólares que ha propuesto para sacar adelante su proyecto de desarrollo en Centroamérica?.

¿Será capaz Donald Trump de trabajar con los demócratas para conseguir los fondos que le pide México para impulsar, junto con Canadá, el plan propuesto por el presidente Andrés Manuel López Obrador?

Por el momento, una cosa sí es segura: Donald Trump seguirá teniendo enormes problemas para erigir su Muro fronterizo con México.