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El rey del exceso

July 16, 2022 - por

El rey del exceso

Elvis

Ciudad de México

Debo admitir que tenía toda la renuencia del mundo para ver una biografía de Elvis Presley dirigida por el australiano Baz Luhrmann. Conocido por su vena maximalista, el cineasta es el responsable de películas bombásticas como Romeo + Julieta (1996) y Moulin Rouge (2001), cuyo exceso visual se codeaba con la vulgaridad. Pues ha llegado el momento de la reconciliación. Puede decirse que con Elvis Luhrmann ha encontrado un tema a la altura de su estilo.

Hasta ahora las biografías de Presley no han sido especialmente memorables (apenas recuerdo el telefilme Elvis hecho por John Carpenter en 1979, con Kurt Russell en el papel titular). Luhrmann y sus diferentes coguionistas han decidido que el narrador de su historia sea nada menos que el coronel Tom Parker (Tom Hanks), el empresario transa quien mangoneó y estafó a Elvis durante toda su carrera. Es como asignarle al diablo la narración de la historia de Fausto.

Sin embargo, la apuesta funciona. Sobreactuado por un Hanks maquillado como un hombre feo y gordo, Parker es un personaje mefistofélico que le vende a su protegido la inmortalidad a cambio de su alma. Y por mucho que Elvis trata de escapar de su control, vuelve a caer en sus garras.

Esa es básicamente la historia contada, con sus inexactitudes históricas, por Luhrmann. Pero es cómo la cuenta lo que marca la diferencia. Desde sus primeras imágenes, el realizador utiliza un arsenal de recursos visuales que cautivan nuestra atención. Eso se sostendrá a lo largo de toda la película. Si antes la hipérbole visual de Luhrmann me fatigaba, en esta ocasión es apenas el vehículo adecuado para narrar el ascenso y ocaso de un ídolo excesivo.

Otro acierto del director fue encomendarle el demandante papel epónimo al desconocido Austin Butler. Aunque físicamente el actor no se parece mucho al verdadero Elvis, quien tenía facciones heroicas de una estatua griega, lo compensa con una recreación sorprendente de su fisicalidad. Butler se mueve y contonea con la misma forma electrizante que le valió a Elvis el mote de la Pelvis. Pero no se trata de una mera imitación. Como lo hizo Angela Bassett con Tina Turner, o Val Kilmer con Jim Morrison, se trata de una auténtica encarnación de lo que hizo grandioso al cantante. (El canto se consiguió mezclando grabaciones de Presley con la voz del propio Butler).

Por supuesto, Luhrmann hace obvia la atracción sexual de Elvis enfocando los movimientos de su entrepierna, alternados con acercamientos de sus fans femeninas jadeando y gritando de forma orgásmica.

Tal vez el mayor acierto de esta biopic es la forma cómo establece la profunda influencia que, desde la infancia, ejerció el misterio y la maravilla de la música negra en Elvis. Eso se refuerza con las significativas apariciones de B.B. King (Kelvin Harrison Jr.), Little Richard (Alton Mason) y Arthur Big Boy Crudup (Gary Clark Jr.).

Y musicalmente, Elvis no es otra cosa que una revisión de sus Grandes Éxitos con una interpretación apoteósica de Suspicious Minds, en Las Vegas, la que sería su tumba. No es una biopic particularmente profunda o introspectiva. De Presley sabemos de su fijación edípica y de su matrimonio con Priscilla (Olivia de Jonge) que está allí básicamente para lucir una serie de pelucas; de su forzada incorporación al ejército para censurarlo y su posterior adicción a las drogas. Pero ignoramos qué es lo que lo mueve.

No importa. Elvis sirve como un vistoso espectáculo, un vital recordatorio de las glorias y tribulaciones del rocanrol.

Elvis: Baz Luhrmann/ G: Baz Luhrmann y Sam Brommell,y Craig Pearce, y Jeremy Doner, sobre un argumento de Baz Luhrmann y Jeremy Doner/ F.en C: Mandy Walker/ M: Elliott Wheeler; canciones varias/ Ed: Jonathan Redmond, Matt Villa/ Con: Austin Butler, Tom Hanks, Olivia DeJonge, Helen Thomson, Richard Roxburgh/ P: Bazmark Films, Roadshow Entertainment, The Jackal Group, Whalerock Industries. Australia-Estados Unidos, 2022.

Twitter: @walyde