El Plan de Rescate Estadounidense, de 1.9 billones de dólares, ha permitido la reapertura segura del 100% de las escuelas, se abaten rezagos por la pérdida de aprendizaje y se atiende la salud mental de los estudiantes, tarea prioritaria, según consideran 600 Superintendentes de distritos escolares.

“El paquete de ayuda del presidente Biden fue, literalmente, un salvavidas para una economía que necesitaba desesperadamente las herramientas y el apoyo que brindaba esta ayuda federal para combatir la pandemia y sus terribles efectos”, declaró Randi Weingarten, presidenta de la Federación Americana de Maestros (AFT, siglas en inglés).

Resaltó que “el plan puso recursos directamente en las ciudades y pueblos para que los servicios críticos que nos han llevado a través de esta pandemia, incluidas nuestras escuelas públicas, pudieran continuar operando y las comunidades pudieran mantenerse en el camino hacia la recuperación”.

El ARP, siglas en inglés del plan, proporcionó $120 mil millones para reabrir edificios escolares de manera segura y apoyar a los estudiantes social, académica y emocionalmente, $7.6 mil millones para centros de salud comunitarios y créditos fiscales para niños que redujeron la tasa de pobreza infantil a la mitad.

También invirtió casi $40 mil millones para colegios y universidades, incluido el apoyo a las instituciones históricas o de escasos recursos que educan a los estudiantes cuyas comunidades se vieron más gravemente afectadas por la pandemia.

“La recuperación económica más rápida en la historia de Estados Unidos no hubiera sido posible sin el compromiso de esta administración de maximizar los fondos federales del ARP para construir un país mejor. Y después de 12 meses, los resultados del ARP cuentan una historia clara sobre su impacto positivo en la nación”, señaló Weingarten.

Dijo que su trabajo ahora implica asociarse con las familias para ayudar a los estudiantes a ponerse al día y recuperarse, para apoyar a los estudiantes académica, emocional y socialmente. “Así como trabajaron para volver de manera segura al aprendizaje en persona, agregó, los educadores miran hacia adelante: anhelan la normalidad posterior a la pandemia y trabajan incansablemente para prepararse para un futuro brillante”.

Señaló que en el caso de Los Angeles, los fondos del ARP se utilizaron para la mitigación de COVID-19 en las aulas a fin de maximizar el aprendizaje en persona. También utilizaron los fondos para proporcionar comidas para llevar que alimentaron a la población estudiantil y a la comunidad en general.

Imperioso, el apoyo a la salud mental

Una encuesta entre 600 superintendentes mostró la necesidad de emplear esos fondos para la salud mental de los estudiantes y otras necesidades de desarrollo, según comunicó el Departamento de Educación.

Indicó la dependencia federal que la pandemia ha sometido a muchos jóvenes estadounidenses al aislamiento social, la pérdida de rutinas y a experiencias traumáticas.

El sondeo realizado por la Asociación de Superintendentes Escolares encontró que el 82 por cientoi de los distritos planean usar recursos del ARP para atender esta necesidad al expandir apoyos a la salud y el desarrollo social, emocional, mental y físico.