Este día se cumplen 30 años del fallecimiento del máximo líder latino de Estados Unidos, el mexicoamericano César Chávez, fundador del sindicato campesino. Murió en San Luis, Arizona, cerca de Yuma, donde nació el 31 de marzo de 1927.  A final de 1990, el periodista Francisco Mendoza, actual director general de la Editorial La Educación, lo entrevistó ampliamente en dos ocasiones, en un céntrico restaurante angelino y en la sede del Sindicato Campesino, en Keene, California, que fundó  el mismo Chávez. Dichos trabajos fueron publicados en el diario El Nacional de la Ciudad de México, donde laboró casi durante dos décadas. Mendoza hizo el siguiente resumen de ambos encuentros con el creador del lema “ ¡Sí se puede”, que se popularizó primero en los movimientos de defensa de los hombres del campo y luego en las luchas comunitarias en defensa y demanda de sus derechos.

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Los Angeles, Cal.

César Chávez, el llamado mesías del movimiento mexicoamericano por los derechos civiles, era conducido a la cárcel por enésima ocasión. De guayabera, escoltado por un robusto policía, iba impasible, sin el mejor temor. “Allí – dijo a este reportero- la paso muy a gusto, leyendo a mi autor preferido: Dostoyevsky”.

Había sido arrestado por manifestarse frente a un Mercado en Montebello en ocasión de la venta de uvas contaminadas con pesticidas, que, decía, “causan cáncer”. Afirmó que al año ocurren 300 mil envenenamientos y un número indeterminado de muertes entre campesinos y consumidores causados por esas sustancias químicas con que rocían los viñedos californianos.

Una orden judicial le había prohibido boicotear a esa cadena de tiendas (Vons y Tianguis), pero Cesar Chávez Estrada- su verdadero nombre- arremetió:

“Se nos coarta la libertad de expresión. En este país, si eres pobre no tienes libertad política”.

Arrestado con sus nietas

Moreno, con arrugas en el rostro, de facciones indígenas, pelo cano, Chávez había llevado a ese acto de protesta a sus nietas, Olivia y Julia, de quince y doce años, quienes también fueron arrestadas. “Quiero que aprendan qué son los derechos”, dijo el dirigente.

Horas más tarde, Chávez y sus seguidores fueron dejados en libertad.

Este episodio ocurrió en octubre de 1990 y la empresa Vons, que fue cuestionada por Chávez, se convirtió en años recientes en un “orgulloso patrocinador” de la Marcha César Chávez, efectuada el 29 de abril en el este angelino.

En la propaganda alusiva que había en esas tiendas de autoservicio, la compañía ensalzó al desaparecido líder de campesinos .”Su voz reclamó el cambio social sin violencia y un fuerte sentido de orgullo por la comunidad”,  indicaba un panfleto de dicha firma.

Días después de la protesta y encarcelamiento del dirigente, en una entrevista con este reportero, durante hora y media, luego de un desayuno en un céntrico hotel de Los Angeles, afirmó:

“No cesa el movimiento brutal en contra de los mexicanos y chicanos”. Y resaltó que faltaba mayor unidad para encarar los problemas y alcanzar los centros de poder.

Robert Kennedy visitó a César Chávez durante una huelga de hambre.

Chávez nació el 31 de marzo de 1927 en Yuma, Arizona y sus padres – Librado y Juanita- eran originarios de Chihuahua.  Calificado por Robert Kennedy como “figura heroica de nuestro tiempo , Chávez apenas terminó la instrucción primaria y se forjó en la lucha diaria. Y consideraba que la labor de México en Estados Unidos debe ir más allá del turismo y hacerse sentir en la defensa de los trabajadores inmigrantes.

Por aquellos días fue firmado un convenio del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) con el Sindicato de Trabajadores del Campo ( UFW), mediante el cual los jornaleros que laboraban en campos de California tenían acceso a la seguridad social en México.

Pero Chávez aseguró:

“Faltan más acciones de esta envergadura, sobre todo en material de protección de los derechos de los inmigrantes”.

Y, por ello, pidió a los cónsules mexicanos que “no tengan pelos en la lengua para defender a esos connacionales”.

Explicó:

“En este país si el trabajador no tiene protección. Sus derechos no existen en la Constitución y el derecho a organizarse en sindicatos fue una chiripada. Están reducidos los derechos de asamblea, las huelgas son restringidas. Los jueces, por lo regular, como son del gobierno, fallan en contra de los trabajadores”.

Su débil voz correspondía a su delgadez y estatura: 5.6 pies de altura y un peso de 144 libras. Admirador de Emiliano Zapata, Martin Luther King, Ghandi y Nerhú, postulaba:

“La libertad política no es suficiente para los pobres, porque no hay más que un partido. ¿Cuál? Cuando se habla de los intereses del pobre todos son indiferentes y desinteresados. Nadie aboga por ellos, menos los republicanos. No todas las ideologías están representadas en Estados Unidos”.

Chávez junto con Dolores Huerta fundó el sindicato campesino ya que, decía, le molestaba que a los labriegos les pagaran 90 centavos por hora y no tenían ninguna protección.

Como casi siempre se encontró una respuesta difícil de parte de patrones y autoridades, el líder repetía: “Sin ley no nos queda otro camino que la presión”.

“Hay renuncia de los rancheros a acatar las disposiciones oficiales tendientes a la firma de contraltos sindicales. Prefieren reprimir a los trabajadores, los matan. Presionan, los ponen en listas negras y atacan físicamente cuando pretenden organizarse”, denunció.

No vacilaba en volver a realizar un ayuno, que se sumaría a los otros tres que llamaron la atención mundial. En los que recibió el apoyo de diversas personalidades: de 25 días de duración en 1968, de 24 días en 1972 y de 36 días en agosto de 1978 cuando fue asistido por la familia Kennedy y el reverendo Jesse Jackson

Acusaba que la ideología conservadora de la mayoría de los políticos estadounidenses les impedía tomar grandes decisiones en favor del pueblo necesitado.

Y cuando se le preguntó cuál podría ser el impacto de otra huelga de hambre, respondió: “El sufrimiento de campesinos y sus hijos, la supresión de sus derechos, la negación de tener elecciones libres y justas, la agonía de negociaciones colectivas de buena fe en la industria agrícola, están relacionadas con la gran causa de la justicia para las familias latinas. La solución a esta crisis no se encontrará en la soberbia del poderoso, pero sí en la solidaridad del débil y del desamparado”.

Hoy, el pueblo trabajador rinde homenaje al líder y en el  mismo tiempo sindicato campesino se llama a profundizar la obra de Chávez, porque hay mucho qué hacer en la zona agrícola californiana, de las más importantes del mundo, cuya producción alcanza un valor de 26.8 mil millones de dólares. Se cultivan 35 productos diferentes. Existen aún patrones con mente feudal.

Aquella mañana de la entrevista, Chávez estaba contento, se veía fuerte y muy seguro de su proyecto existencial. Incluso, habló hasta de su tocayo, el boxeador Julio César Chávez , cuyas peleas no se perdía. Murió el 23 de abril de 1993. De la Casa Blanca, el Vaticano, los campos, las fábricas, las casas de estudio surgieron las palabras de duelo por el más importante líder de latinos en Estados Unidos.

Aquí la historia de César Chávez