-Con información de Dulce Olvera

La “tendencia ancestral de burlar las elecciones” sigue latente en México, admite el Fiscal federal para delitos electorales, José Agustín Ortiz Pinchetti, pero lo que sí garantiza es que ya no habrá impunidad para los “mapaches”.

Y alerta: Los 15 estados donde habrá elecciones de Gobernador son “focos rojos” para el fraude electoral y en algunos de ellos son de mayor intensidad.

“Estas elecciones de Gobernador nos causan preocupación —dice—, porque la tradición es que los gobernadores intervinieran a favor de sus intereses y echaran a perder la elección con trampas. Siguiendo esa costumbre nefasta, lo primero que podemos hacer es cuidar las elecciones para Gobernador”, comparte el titular de la Fiscalía Especializada en Delitos Electorales (Fepade).

En entrevista con SinEmbargo, Ortiz Pinchetti detalla la “gigantesca maquinaria” del Estado para evitar el fraude a la voluntad popular en las elecciones del 6 de junio, y revela que el expresidente Enrique Peña Nieto y el Partido Revolucionario Institucional (PRI) tienen cuentas pendientes de los delitos cometidos en el sexenio.

Gran parte los delitos que se cometieron en 2012 han prescrito, pero quedan vivos algunos de 2015 en adelante y ahí vamos a actuar”, advierte, sin dar fechas, el exconsejero ciudadano del Instituto Federal Electoral (IFE), en 1994, y Secretario de Gobierno en la administración capitalina (2000-2006) del Presidente Andrés Manuel López Obrador.

Ortiz Pinchetti examina también los movimientos de la oposición al Gobierno y está a favor de que se fortalezcan: “Realmente lo que tenemos que pensar, y hasta desear, es que se conforme una oposición fuerte de tipo conservador”.

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—En el país de los fraudes electorales, que pudieron cometerse porque había una complicidad con el poder público al más alto nivel, ¿puede usted garantizar que ya no habrá impunidad para quien intente adulterar la voluntad popular ante este proceso electoral en curso?

—Sí, puedo garantizar que no habrá impunidad. Que no haya fraudes, eso ya es distinto, porque existe esa tendencia ancestral de burlar las elecciones. La diferencia es que ahora contamos con el apoyo del Estado, en lugar de contar con la animadversión en contra de los procesos electorales y a favor de los fraudes. Es algo muy distinto ahora.

No es algo enteramente sorprendente. Hubo al menos una retracción de parte del Gobierno en dos elecciones. En 2015 empezó ya a hacerse notoria y en el 2018 por supuesto. Claro que hubo intentos de fraude, pero ya en una escala infinitamente menor de la que estábamos acostumbrados.

—¿Cuáles son los focos rojos que tienen detectados de cara a las elecciones de junio y qué estrategias están planteando para hacerles cara?

—Te puedo contestar con toda franqueza que tenemos focos rojos en 15 estados, porque hay 15 elecciones para gobernadores. Hemos sabido todos los que hemos observado las elecciones que el fraude se cocinaba con apoyo del Gobierno federal, pero también en los estados. Estas elecciones de Gobernador nos causan preocupación, porque la tradición es que los gobernadores intervinieran a favor de sus intereses y echaran a perder la elección con trampas.

Siguiendo esa costumbre nefasta, pues lo primero que podemos hacer es cuidar las elecciones para Gobernador. Eso les corresponde a las propias autoridades locales, pero nosotros vamos a coadyuvar. Tenemos celebrados convenios con 31 de las instituciones y gobiernos estatales.

—De los 15 gobernadores donde se celebrarán elecciones, ¿hay los que sean más rojos?

—Claro que los hay, pero no los voy a decir porque eso me haría molestar a algunos que pueden ser sospechosos o no. No me voy a meter en hacer una declaración tan fuerte.

—En el caso del Presidente de la República, hay voces que están señalando que está interviniendo en el proceso electoral, incluso con el anuncio de ampliar los apoyos a adultos mayores y reducir la edad para que los reciban. ¿Esto, a juicio de usted, no implica una intervención del propio Presidente?

—No, la interferencia es el hacer cosas para encubrir o para facilitar el fraude electoral. Esa interferencia es la perversa. Espero que el Gobierno federal, y concretamente Andrés Manuel, no interfiera en ese sentido. Ahora, que él continúe con sus tareas e iniciativas a favor de la gente, ese es su papel. No va a detenerse por la cercanía de las elecciones.

—En esta misma línea, el INE y el Tribunal Electoral ya se han pronunciado, pero desde la Fepade cómo evalúan que continúen las conferencias matutinas del Presidente y sobre todo el contenido que se pueda dar en ellas.

—La Ley es clara: No puede utilizar estos espacios para hacerse propaganda, pero por qué no va a informar. Ese es un derecho que tiene: informar las acciones del Estado e incluso exponerse, como se expone todos los días, a una especie de rendición de cuentas. Se le puede preguntar cualquier cosa al Presidente; eso no lo habíamos visto. Lo vimos en su Jefatura de Gobierno en el 2000-2006 en el que también se le podían hacer preguntas de cualquier tema. Es una forma de dar un informe a la población. Lo que no puede hacer, y eso está ya claro por la resolución del Tribunal, es hacerse propaganda o hacer propaganda a favor de su partido o de los candidatos del partido.

—¿Cuántas denuncias se han presentado ante la Fepade por la actuación presuntamente delictiva de los Servidores de la Nación? ¿Tienen fundamento estas denuncias o sólo es parte de la propia disputa de carácter político-electoral de temporada?

—Es parte del esfuerzo que hacen todos los partidos, con toda razón, para desprestigiar a sus adversarios. Pero nosotros no tenemos buenas denuncias. Tenemos una o dos; es increíblemente pequeño el número. Pero no ofrecen pruebas. Son balas de salva hasta ahorita. No podemos negar que se pueden presentar y las estamos esperando. Pero tienen que ser denuncias muy firmes, bien hechas y bien fundamentadas en pruebas.

—Y además de las denuncias que reciban, ¿tienen algún convenio para monitorear la posibilidad de que los Servidores de la Nación condicionen la entrega de estos programas por votos?

—Sí, tenemos convenios celebrados con 31 de los estados para coadyuvar en los procesos locales. Nuestra vocación fundamental está en el proceso federal, esto es, la renovación de la Cámara de Diputados. Pero también vamos a coadyuvar, ayudar y dar asistencia técnica a las autoridades locales como los OPLES (Organismos Públicos Locales Electorales) y las fiscalías locales.

—¿Y las sanciones más allá de coadyuvar?

—Tenemos la voluntad de sancionar en cuanto a los delitos electorales federales, que son muy graves porque implica hacer trampas en el cambio de la Cámara de Diputados. Es muy importante en esta elección porque quien la gane va a controlar o impedir que se controle el Congreso.

—Es una elección que puede sentar las bases para acotar los intentos de manipulación electoral arraigados en México. También es verdad que debe haber una arquitectura institucional como la Fepade para prevenir y sancionar. Pero llegó el momento que la Fepade era una figura decorativa. ¿Ya no lo será?

—Sí, lo fue durante 25 años con un intervalo con el trabajo que Santiago Nieto hizo en la Fepade; algo muy meritorio. Siento que tengo el respaldo del Estado para defender la democracia, pero él se enfrentó al Presidente de la República. Ya no somos una figura decorativa, y creo que podemos cumplir un papel punitivo como nos corresponde y además preventivo; hay agentes del Ministerio Público de la Fepade en todo el país. Antes se desplegaban durante 24 horas, ahora será durante varias semanas para que se arraiguen en los distintos estados y que tengan presencia. Que la gente se dé cuenta que la Fepade va a ayudar en serio a que estas elecciones sean limpias.

—¿Son suficientes los recursos humanos, materiales y económicos con los que dispone la Fepade?

—Son muy escasos porque es una institución que fue de adorno. Vamos a mandar 130 funcionarios a un país con esta dimensión y en una elección con esta complejidad. Pero no estamos solos. Hemos establecido una alianza con el INE y también tenemos el apoyo de la Fiscalía General de la República que tiene delegados en todo el país y subdelegados en todas las regiones. Es una institución poderosa y está bien orientada, y a ella nos vamos a unir y dar asistencia técnica. También vamos a elaborar jurídicamente las denuncias federales, que son las que nos corresponden.

Estos aliados poderosos no son los únicos. Por ejemplo, también está la Secretaría de Seguridad Ciudadana, el Centro Nacional de Inteligencia y la Guardia Nacional. Es una enorme maquinaria que está a favor de la democracia.

—Esa maquinaria aliada a la democracia no había ocurrido antes…

—Claro que no. Que el Estado mexicano esté a favor de la democracia es un hecho insólito, novedoso.

—Hablaba del exfiscal Santiago Nieto, ¿la Fepade actual goza de la libertad para cumplir su papel punitivo en comparación con el despido de Nieto?

—Por supuesto. Quiero remarcar que tenemos el apoyo del Estado mexicano como nunca se había tenido. Tenemos el apoyo del Gobierno, pero no hay que olvidar que también tuvimos el del Poder Legislativo cuando aprobó la reforma al artículo 19 de la Constitución y estableció como delito grave la manipulación de los programas sociales con fines electorales.

No sólo impuso un mecanismo insólito, sino que podemos estar seguros que la gente que cometa ese tipo de delitos va a pasar en la cárcel todo el curso del litigio electoral porque la Ley impone a los jueces la obligación de ordenar su prisión preventiva. Esto ha suscitado irritación y discusiones por el efecto que tiene. Antes los imputados se pasaban muertos de risa los procesos en la calle, felices de la vida porque con una fianza podían salir, si es que llegaban a ser imputados.

—La gestión de Santiago Nieto dejó pendientes. ¿Usted ya los concluyó? Odebrecht, por ejemplo.

—El asunto Odebrecht está vinculado con una importante y fuerte denuncia. Estamos esperando la resolución de la Fiscalía General para intervenir nosotros. En gran parte, los delitos que se cometieron en 2012 han prescrito, pero quedan vivos algunos de 2015 en adelante y ahí vamos a actuar.

—¿Involucran a Enrique Peña Nieto?

—Inevitablemente lo involucran en cuanto que él era el Presidente de la República. Pero no puedo hacer una imputación concreta contra este personaje sin que terminen las investigaciones.

—El acecho del crimen organizado sobre candidatos y partidos en determinadas regiones del país introduce elementos distorsionadores a la democracia, de la misma manera que intervienen poderes económicos. ¿Cómo lo dimensiona fiscal?

—Como una amenaza. Hemos llegado a pensar que el esfuerzo por depurar las elecciones mexicanas va a lograr que los agentes políticos, los gobernadores y sus asesores lleguen a ser impecables, es decir, se limiten a sus funciones y no interfieran indebidamente. Pero eso mismo no podemos decir respecto al crimen organizado y los grupos de interés.

En los grupos de interés económico es más difícil porque tendrían que enfrentarse a la animadversión del Estado mexicano, el cual es poderoso. Pero en cambio, los grupos criminales no están limitados por esas consideraciones. Quizás en el futuro estos grupos del crimen organizado sean los grandes rivales de la democracia mexicana.

—¿Más que los grupos económicamente poderosos de México?

—Sí, porque los grupos económicamente poderosos que antes intervenían en las elecciones lo hacían porque sabían que contaban con la simpatía de los gobiernos. Si no existe esa simpatía, casi seguro que no intervendrán. Esos intereses tienen que tomar en cuenta la relación con el Estado.

—Sin embargo, esos intereses económicos articularon una coalición de partidos por la vía democrática.

—Mientras lo hagan por la vía democrática sus iniciativas serán bienvenidas. Es indudable que muchos de estos grupos tendrán que buscar apoyos políticos en los partidos de oposición si es que el Gobierno federal introduce cambios que puedan afectar sus intereses. Para eso es la democracia. Pensar que esa gente va a guardar el hecho de que haya políticas fuertes de cambio sería infantil.

Realmente lo que tenemos que pensar, y hasta desear, es que se conforme una oposición fuerte de tipo conservador. Era lo que quería (Benito) Juárez cuando intentó devolverle el voto al clero. Porque si dejamos a un solo partido que se imponga sobre los demás y que establezca una hegemonía, ese partido terminará dividiéndose y debilitándose. Para una democracia fuerte necesitamos partidos fuertes.

Yo vería como una bendición, así lo dijo Don Porfirio en una entrevista, que surgiera una fuerte oposición. Eso fortalecería al partido centro izquierda, que es el que está gobernando.

—¿No ve todavía esa oposición conservadora fuerte?

—Se está fortaleciendo. Esos grupos de interés pueden ayudar y ayudan a los partidos de oposición. Es lógico que lo hagan, pero lo que no es lógico es esperar que haya un monarca tipo PRI con un solo líder que diga ‘aquí sí’ y ‘aquí no’. Andrés Manuel tiene una vocación democrática y sabe perfectamente que sin un partido de oposición conservador, no puede prosperar la democracia en México.

—¿Qué le parece relevante de lo que está viviendo el país?

—Esta defensa por la democracia que está ejerciendo el Estado. Esto no lo habíamos visto; es absolutamente excepcional y único en la historia de México. Tenemos que remontar hasta (Francisco I.) Madero para ver una elección donde no interviene el Poder Ejecutivo a favor de sus candidatos. Qué bueno que hay este cambio. No es un cambio menor.

Hacía más de 100 años que no veíamos una cosa así. Y antes tampoco la vimos. Por desgracia todos los gobiernos, aún liberales, intervenían en las elecciones y eso provocó todas las revueltas del siglo XIX hasta llegar a la de Tuxtepec en que Díaz se impone bajo la bandera —qué ironía— de no reelección. Luego por lo menos tuvo la prudencia de no reelegirse inmediatamente y dejar que alguien más ocupara la Presidencia. Ya después regresó para siempre. Es decir, hasta un fraude electoral que él mismo impuso, provoca aquello que llamamos la Revolución.

—Pero no falta quien esté achacando al Presidente un intervencionismo que puede perfilar, dicen algunos, al presidencialismo autoritario.

—Sí, he oído que muchos dicen que es un nuevo PRI el que se está perfilando. Yo no creo. Yo creo en la buena fe del Presidente de la República.