Como presidente de la Comisión de Presupuestos, opino que, por fin, debemos redactar un presupuesto que aborde las necesidades de las familias trabajadoras de nuestro país. Sí. En un momento de enorme desigualdad de ingresos y riqueza, debemos enfrentarnos a los intereses del Gran Dinero y sus Súper PAC y desarrollar políticas que aborden las crisis estructurales a largo plazo que enfrentan los estadounidenses comunes y corrientes. A los muy ricos les está yendo muy bien. Ahora es el momento de que el gobierno trabaje para las personas de ingresos bajos y moderados de nuestro país.

Estos son los hechos:

En Estados Unidos hoy más de la mitad de nuestra gente vive de cheque en cheque, la inflación que representa los salarios son más bajos que hace 48 años y millones trabajan por salarios de hambre. Muchos de nuestros trabajadores mayores no tienen nada ahorrado para la jubilación.

A pesar de pagar el doble por la atención médica que otros países, más de 90 millones de nosotros no tenemos seguro o estamos subasegurados, pagamos los precios más altos del mundo por los medicamentos recetados y tenemos una creciente escasez de médicos, enfermeras y dentistas. El resultado es que 90 millones de estadounidenses no tienen seguro o tienen seguro insuficiente y unos 60,000 mueren innecesariamente cada año porque no llegan a un médico a tiempo.

En un momento en que necesitamos una fuerza laboral bien educada para competir en la economía global, millones de jóvenes no pueden pagar la universidad o están dejando la escuela profundamente endeudados. Nuestro sistema de cuidado infantil es disfuncional y extraordinariamente caro, y muchas escuelas públicas de K-12 en distritos de bajos ingresos están muy desfinanciadas.

Nuestra infraestructura física – carreteras, puentes, sistemas de agua, plantas de aguas residuales, aeropuertos y transporte público – se está desmoronando con la Sociedad Americana de Ingenieros Civiles dándonos una C-. En esta “era digital”, miles de comunidades carecen de banda ancha asequible y de alta calidad.

En todo el país nos enfrentamos a una gran crisis de vivienda. Casi 600,000 estadounidenses no tienen hogar y casi 18 millones de hogares estadounidenses gastan al menos el 50 por ciento de sus ingresos limitados en vivienda. La gentrificación está expulsando a los trabajadores de las comunidades en las que han vivido durante toda su vida.

Tratamos vergonzosamente a muchas de nuestras personas mayores y personas con discapacidad. A medida que nuestra sociedad envejece, más y más estadounidenses preferirán recibir la atención que salvan vidas que necesitan en sus hogares, en lugar de en los centros de enfermería. Necesitamos ayudantes bien formados y bien pagados para prestar esos servicios.

Increíblemente, Estados Unidos es el único país importante en la tierra que no garantiza a los trabajadores tiempo libre por razones médicas o crisis familiares. Millones de mujeres se ven obligadas a volver a trabajar una o dos semanas después de tener un bebé y los padres están en peligro de perder sus empleos si se quedan en casa con niños enfermos. Hace tiempo que los Estados Unidos deberían haber tardado en proporcionar 12 semanas de licencia familiar y médica pagada.

Según la comunidad científica, si no actuamos agresivamente contra el cambio climático, el planeta que dejaremos a nuestros hijos y a las generaciones futuras será cada vez más insalubre e inhabitable. Eso significa que debemos liderar a la comunidad mundial en la reducción masiva de las emisiones de carbono y en la transformación de nuestro sistema energético, que se aleje de los combustibles fósiles y se convierta en eficiencia energética y energía sostenible.

Mientras tanto, mientras las familias trabajadoras luchan y el planeta está en peligro, las familias más ricas de Estados Unidos han visto una explosión en sus ingresos y riqueza y nunca la han tenido tan bien. Además, debido a un sistema tributario corrupto y regresivo, muchas de las personas más ricas y las corporaciones más grandes del país pagan poco o nada en impuestos federales.

Francamente, proteger las necesidades de los estadounidenses de ingresos bajos y moderados y abordar el cambio climático requerirá billones de dólares en nuevas inversiones federales. Asegurarse de que las corporaciones muy ricas y grandes comiencen a pagar su parte justa de impuestos es una parte importante de ese proceso.

No se trata sólo de una cuestión de equidad económica. Es un tema que amenaza el tejido mismo de la democracia estadounidense porque la clase multimillonaria utiliza su increíble poder para dominar nuestro sistema político y el proceso de toma de decisiones legislativas. El resultado es un código tributario amañado, regresivo y corrupto que ha derramado billones de dólares en exenciones fiscales al uno por ciento superior.

Como sabrán, ProPublica publicó un informe la semana pasada que muestra que las personas más ricas de este país pagan muy poco, y en algunos casos nada en absoluto, en impuestos federales sobre la renta. Mientras que a las personas trabajadoras que viven de cheque en cheque se les pide que paguen su parte justa en impuestos, Jeff Bezos y otros multimillonarios están aprovechando cada laguna que hay por ahí para reducir drásticamente o evitar por completo sus impuestos.

Y por cierto, no son sÓlo los individuos. Hay grandes corporaciones que ganan miles de millones en ganancias, y tampoco pagan nada en impuestos federales sobre la renta.

Con el fin de abordar esta grave injusticia y aumentar los billones en nuevos ingresos que necesitamos desesperadamente, recientemente presenté dos leyes para reformar nuestro sistema tributario roto. Puede leer más sobre estos proyectos de ley a continuación.

Pero primero, necesito su ayuda para enviar un mensaje de que el pueblo estadounidense está harto de un sistema tributario que beneficia a los ricos a expensas de todos los demás.

Hay que  decirle al Congreso que apruebe dos de mis proyectos de ley que finalmente harían que la clase multimillonaria y las grandes corporaciones paguen su parte justa en las clases.

Aquí hay un poco más de información sobre mi legislación para poner fin a nuestro código tributario amañado:

La Ley para el 99.5%, que he presentado con los senadores Whitehouse, Gillibrand, Reed y Van Hollen, es un proyecto de ley de impuestos sobre el patrimonio que exigiría que las familias de la clase multimillonaria comiencen a pagar su parte justa de impuestos. Este es un impuesto progresivo sobre el patrimonio sobre las fortunas del 0.5% superior de los estadounidenses que heredan más de $ 3.5 millones en riqueza. Resultaría en hasta $ 2.7 billones en impuestos sobre el patrimonio adeudados por las familias de 657 multimillonarios en Estados Unidos.

La Ley de Prevención de Esquivamiento de Impuestos Corporativos Offshore evitaría que las corporaciones trasladaran sus ganancias al extranjero para evitar pagar impuestos estadounidenses y restauraría la tasa máxima del impuesto corporativo al 35%, que es donde estaba antes de que Donald Trump se convirtiera en presidente. Pondría fin a las recompensas por exención de impuestos para las compañías que envían empleos y fábricas al extranjero y pondría fin a las lagunas legales que permiten a las corporaciones estadounidenses evitar pagar impuestos estadounidenses.

Como resultado de los recortes de impuestos de Trump para los ricos, más de 90 compañías fortune 500 no sólo no pagaron nada en impuestos federales sobre la renta en 2018, sino que en realidad recibieron miles de millones de dólares en cheques de devolución de impuestos del IRS.

Por ejemplo, en 2018:

Amazon recibió un cheque de reembolso de $ 129 millones del IRS después de obtener $ 10.8 mil millones en ganancias.

Delta recibió un cheque de reembolso de $ 187 millones del IRS después de obtener $ 5.1 mil millones en ganancias.

Chevron recibió un cheque de reembolso de $ 181 millones del IRS después de obtener $ 4.5 mil millones en ganancias.

Hay que poner fin a esta grave injusticia.

Increíblemente, en los Estados Unidos hoy en día hay más desigualdad de ingresos y riqueza que casi cualquier otro país importante en la Tierra. Esta desigualdad sólo se ha profundizado con la crisis económica provocada por la pandemia y por un sistema tributario que permite a los multimillonarios pagar una tasa impositiva efectiva más baja que los trabajadores.

Desde una perspectiva moral, económica y política, nuestra nación no prosperará cuando tan pocos tienen tanto y tantos tienen tan poco. Necesitamos un sistema tributario que exija que la clase multimillonaria comience a pagar su parte justa de impuestos para reducir el nivel obsceno de riqueza y desigualdad de ingresos en Estados Unidos.

Mis colegas del Senado saben cuál es mi posición sobre este tema. Pero no es suficiente para que ellos escuchen de mí. También necesitan saber de usted si finalmente vamos a crear un sistema fiscal justo y progresivo.

Hay que decirle al Congreso que es hora de tener el coraje de exigir que la clase multimillonaria y las grandes corporaciones comiencen a pagar su parte justa en impuestos.

Estados Unidos enfrenta enormes crisis estructurales que debemos abordar, como nuestra infraestructura en desmoronamiento, la amenaza existencial del cambio climático, la atención médica como un derecho humano, hacer que los colegios y universidades públicas sean gratuitos y expandir Medicare. Y una de las formas en que crearemos los cambios que nuestro país necesita tan desesperadamente es arreglando nuestro sistema tributario roto e injusto.

Les pido respalden mis dos iniciativas: Add your name to tell Congress to pass two of my bills that would finally make the billionaire class and major corporations pay their fair share in classes.

*Bernie Sanders es senador federal y una de las figuras más imporantes de la izquierda en EU.