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Entre amenazas, mentiras y escándalos, va Trump por la reelección

June 18, 2019 - por

Entre amenazas, mentiras y escándalos, va Trump por la reelección

El presidente afirmó que se están construyendo cientos de kilómetros de su muro fronterizo. Foto Afp

Nueva York.

En medio de amenazas de redadas masivas de inmigrantes, enviar más tropas a Medio Oriente, después de más de 10 mil mentiras desde que llegó a la Casa Blanca, bajo múltiples investigaciones federales y estatales sobre todo aspecto de su vida política y empresarial, tras detonar guerras comerciales y humillar a aliados dentro y fuera de casa, Donald Trump lanzó hoy su campaña de reelección presidencial afirmando que él, y sólo él, puede asegurar la grandeza de Estados Unidos.

Ante unos 20 mil fieles en una arena en Orlando, Florida -sede de uno de los mundos ficticios y de fantasía más exitosos del planeta, Disney World- el maestro de ceremonia del reality show más poderoso del mundo declaró que el lema de su primera eleccion “Hagamos grande a America Otra Vez” ahora será sustituido por “Mantengamos grande a America”.

En un truco de magia, quien se postuló como “candidato insurgente” contra la cúpula política, ahora intentará ganar su reelección como un presidente “insurgente”. Trump afirmó que seguirá batallando, a nombre de los ciudadanos ordinarios contra, un sistema político “corrupto”, para lograr retornar el gobierno “al pueblo”.

Y por supuesto tocó el tema de migración. Afirmó que se están construyendo cientos de kilómetros de su muro fronterizo y acusó que los “inmigrantes ilegales” incluyen extranjeros criminales que amenazan a niños en las escuelas, que son una carga fiscal, y que reducen el nivel de vida para otros, sobre todo minorías.

Una y otra vez más insistió en que ningún presidente ha hecho tanto en la historia del país y que aún falta más gloria incluyendo una cura para el cáncer y aterrizar en Marte. En casi todos sus datos y ejemplos de logros, los hechos no sustentan lo dicho -pero eso no es nada noticioso.

En su discurso mareador de más de una hora, al referirse a los candidatos demócratas y por nombre a Bernie Sanders, proclamó que “Estados Unidos jamás será un país socialista, jamás”, lo cual provocó coros de “USA, USA”. Poco después advirtió que un voto para un demócrata en la elección “es un voto para el surgimiento de socialismo radical y la destrucción del sueño americano”.

Fue hace justo cuatro años que Trump bajó por las escaleras eléctricas de la Torre Trump en esta ciudad para anunciar su candidatura presidencial y, entre otras cosas, acusó a México y a su pueblo de enviar “violadores” y otros delincuentes de todo tipo a Estados Unidos.

Hoy, su mensaje fue que está logrando frenar la ‘invasión” en las fronteras, y el lunes anunció, por tuit, como prefacio a este evento, que su gobierno se prepara para expulsar “millones” de “extranjeros ilegales” por todo el país a partir de la próxima semana. No se sabe si cumplirá con su palabra, pero nadie duda que esto, como hace cuatro años, fue más para efectos políticos que otra cosa.

Trump lanza su campaña de reelección en una coyuntura favorable, con una tasa de desempleo en su nivel más bajo en décadas y una economía que, según algunos medidores, está prosperando (sobre todo para los más ricos y para Wall Street). Tiene una infraestructura electoral mucho más organizada, y más fondos para su esfuerzo.

Pero Trump permanece entre los presidentes más impopulares de la historia moderna, casi nunca ha logrado superar entre el 40 y 43 por ciento de aprobación que tiene en las encuestas, y siempre con una mayoría que lo desaprueba.

Ni en la misma ciudad en que lanzó su campaña esta noche es tan querido, con el rotativo local Orlando Sentinel, publicando hoy un editorial anunciando su preferencia electoral: “No Donald Trump”.

Más aún, encuestas internas recientes de su propia campana indican que el presidente está perdiendo frente a los principales candidatos demócratas a nivel nacional y en varios estados claves que lo llevaron a su triunfo en 2016.

En estilo clásico Trump, cuando se filtraron estos datos, el presidente sencillamente negó que fueran válidos y despidió a varios de los mensajeros -sus propios encuestadores.

Sin embargo, sus bases siguen muy entusiasmadas, y las filas republicanas siguen ofreciendo un apoyo abrumador, según las encuestas entre ellos. El show de esta noche fue para nutrir a este sector que sigue percibiendo a su líder como un “insurgente”, y sigue aplaudiendo su discursos populista nacionalista.

Aunque él y sus filas siguen disputando el hecho, Trump no ganó la mayoría del voto popular en 2016 (perdió por 3 millones de votos frente a Hillary Clinton), pero sí obtuvo el voto de 60 millones, sorprendiendo a los expertos, los encuestadores y tal vez a sí mismo.

Gran parte de sus bases están felices con sus logros, sobre todo el de colocar a dos jueces conservadores en la Suprema Corte, y decenas más en tribunales federales, como sus acciones antimigrantes, y la anulación de regulaciones ambientales, entre otras cosas.

No les importa que el mandatario ha hecho más de 10 mil afirmaciones falsas o engañosas desde que llegó a la Casa Blanca, según el Washington Post [https://www.washingtonpost.com/graphics/politics/trump-claims-database/?utm_term=.5ef3746b3393].

Ni tampoco que hay 29 investigaciones criminales federales, estatales y legislativas sobre múltiples aspectos de la vida política y empresarial de Trump.

Todo indica que esa mezcla de políticas antimigrantes, su denuncia de los medios como “enemigos del pueblo”, su ataque contra los derechos de las mujeres y la comunidad gay, sus mensajes racistas y su populismo nacionalista y la anulación de la diferencia entre verdades y ficciones que lo llevó al triunfo en 2016 estarán presentes en su campaña de reelección. Y México será, una vez más, utilizado para sus fines electorales.

Su gran espectáculo de esta noche concluyó con la canción You Can’t Always Get What You Want de los Rolling Stones (dejaremos a otros la tarea de interpretar eso).