El país que tienen enfrente los mexicanos representará un reto e implicará el definirse ante diversos aspectos del acontecer nacional. Así lo señala Julio Hernández López, mejor conocido como Julio Astillero, quien en entrevista comparte sus apreciaciones sobre la realidad política de México.

El México que se avecina es un país en donde será crucial la toma de definiciones con respecto a la vida pública de la nación, un proceso para el cual será necesario redefinir muchos aspectos presupuestales, de relaciones empresariales, de equilibrios políticos y sobre todo de continuidad o no al proyecto de Gobierno de Andrés Manuel López Obrador, plantea el periodista y columnista Julio Hernández López, mejor conocido como Julio Astillero.

“Me parece que el México que se avecina es un México de definiciones más profundas que hasta ahora hemos ido tomando en nuestra vida pública. Creo que hasta ahora una gran definición que tomaron los mexicanos fue el entregar el poder político a una opción progresista o de izquierda que ha ido caminando con zigzagueos, con contradicciones, pero sobre todo con el enorme peso de lo que ha significado todo el fenómenos de la pandemia y sus consecuencias económicas”, comparte Julio Astillero en entrevista con SinEmbargo con motivo de El México que se avecina (HarperCollins 2021), del cual es coordinador.

El libro recoge la visión de 11 periodistas en activo: el propio Julio Hernández, Elisa Alanís, Arturo Cano, Álvaro Delgado, J Jesús Esquivel, Frida Guerrera, Alejandro Páez Varela, Ricardo Raphael, Carolina Rocha, Arturo Rodríguez y Claudia Villegas, quienes analizan diferentes aspectos con los que tendrá que lidiar el país.

“La importancia de su punto de vista proviene de que no se dedican solamente a opinar (lo cual, desde luego, tiene su valía), sino que vienen del mundo profesional de la nota informativa, el reportaje, la crónica, el artículo de opinión, la columna, el tuiteo y el diario zambullido alerta y gozoso en los ríos noticiosos, el conocimiento directo de los hechos informativos y sus actores, y la acumulación de revelaciones, conexiones y pistas a las que sólo el periodista verdadero llega a tener acceso”, escribe Astillero en la presentación del texto.

De esta manera se analizan el presente y porvenir de la educación y la cultura política; de la izquierda social frente a la electoral, la oposición, la migración y la relación con Estados Unidos, la violencia de género, el problema de la pacificación del país, la política social, la lucha contra la corrupción, la pandemia y la crisis económica.

“Creo que lo que resta del proceso del término constitucional del ejercicio del poder de López Obrador nos vamos a topar con la necesidad de redefinir de una manera forzosa muchos aspectos presupuestales, de relaciones empresariales, de equilibrios políticos y sobre todo de continuidad o no de un proceso que ha gozado en su inicio de un gran apoyo popular, pero que hoy se encuentra un tanto estacionado o atrapado en los entretelones de este punto no contemplado originalmente que era el de la pandemia y de sus consecuencias económicas”, menciona al respecto Julio Astillero.

Julio Hernández coordina El México que se avecina (HarperCollins 2021).

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—¿Qué tipo de México es el que se avecina a partir de la pandemia, de la segunda recta del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador?

—El México que se avecina me parece que es un México en el cual se van a tener que tomar muchas definiciones, los ciudadanos tendremos que entrar en procesos de una mayor austeridad en nuestra forma de vida, de una mayor definición política, de valorar las opciones, no sólo por lo que retórica o discursivamente nos digan, sino por las posibilidades de concreción real que puedan tener esas propuestas, entonces creo que el México que se avecina es el de muchas tomas de definición como creo que nunca se había presentado una oportunidad así a los mexicanos.

—Puede ser temprano para hablar de ello, ¿pero qué esperar en lo que respecta al proceso electoral de 2024?

—Y ni tan temprano, el propio Presidente de la República acaba de decir que hay todo un relevo generacional, ubicó ya incluso una edad, los 50 años de edad hacia arriba, y bueno creo que de una manera muy peculiar porque la administración de López Obrador es una administración que concentra toda la fuerza política en él, es una administración muy personalizada, con un timón muy individualizado, y con un López Obrador que está atento a todos los detalles, y sin embargo, él mismo está abriendo el camino a la especulación de lo que viene en 2024.

Es muy interesante ver lo que sucedió luego del Gobierno del Presidente Lázaro Cárdenas, que en lugar de entregar el poder a una opción de izquierda, que era la que parecía naturalmente heredera para darle continuidad al proceso del general Cárdenas, en lugar de entregarlo al general Francisco Mújica, que era el hombre de izquierda, el hombre que evidentemente continuaría la obra del general Cárdenas, optó Lázaro Cárdenas por un hombre de derecha como fue Manuel Ávila Camacho, un hombre caracterizado por la decencia, católico, practicante, en fin.

López Obrador va a tener que definir en 2024 si opta por una continuidad con alguien fuerte de un esquema de izquierda como podría ser (Claudia) Sheinbaum o si se va a decantar por una opción de continuidad del sistema que sería la de Marcelo Ebrard, pero desde ahora el propio López Obrador ha dicho su temor de las propuestas que hoy hace lleguen a no tener continuidad aunque Morena ganara la próxima elección.

—¿Cuáles son los principales obstáculos que tiene enfrente el proyecto de Gobierno de Andrés Manuel López Obrador, la autodenominada Cuarta Transformación?

—En primer lugar y de una manera muy voluminosa pues el problema de la pandemia y las consecuencias económicas. Nunca sabremos si López Obrador realmente pudo haber llevado a cabo todas las transformaciones que propuso en el escenario normal que correspondía cuando tomó el poder porque entra en escena la COVID-19, los problemas económicos, y eso me parece a mí que desde hoy ya trastocó profundamente ese proyecto, y si alguna probabilidad tuvo de que se concretaran las propuestas de la 4T, con la pandemia y la crisis económica eso queda totalmente anulado y López Obrador lo único que va a seguir haciendo de aquí hasta al final es tratar de salvar sus proyectos estratégicos esenciales, tratar de mantener el poder, que es algo en lo que está afanosamente metido, pero todas las propuestas ambiciosas de la llamada 4T pues no se van a cumplir por, entre otras cosas, lo que he mencionado de la cuestión de la pandemia y de la crisis económica, pero por sí mismas las grandes propuestas de López Obrador me parece que han estado condicionadas con el hecho de que el enorme poder de los votos depositado en urnas en julio de 2018 no son suficientes en un sistema político como el mexicano para garantizar que haya cambios verdaderos.

La realidad económica sigue constriñendo al propio López Obrador, no ha podido doblegar a los grandes poderes económicos, tiene que seguir en entendimientos básicos con los grandes capitales mexicanos, por un lado, y por otra parte tampoco ha habido la transformación ni política, ni mediática en México como era de esperarse. Muchos de los vicios tradicionales del sistema político mexicano están siendo recogidos, adaptados e incluso aumentados en varias de las actividades de su partido, Morena. No hablo solamente del caso de Félix Salgado Macedonio, sino de muchos otros casos en los cuales, lo peor de la práctica política nacional está siendo recuperada por Morena para lanzarlos de candidatos a diputados, a presidentes municipales a gobernadores, es decir no está habiendo una regeneración de la vida política nacional, por un lado.

En términos mediáticos tampoco ha podido superar la preeminencia y la fuerza de los medios de comunicación convencionales, no ha podido oponerle, el Gobierno de López Obrador, un renacimiento y un relanzamiento de los medios públicos que pudieran convertirse en polos de interés masivo. O sea, los medios públicos han estado tan disminuidos en su audiencia como lo estuvieron en el pasado, cuando se les tenía en casi una especie de condición marginal para que ni ruido le hicieran a los medios convencionales de televisión, de radio, de prensa. Entonces, son varios puntos en los cuales no se ha logrado un cambio verdadero.

—Hablas de otra realidad, la que existe en las redes sociales, a la cual ha hecho eco el presidente como parte de este cambio de paradigma, ¿qué México refleja esta otra realidad virtual?

—Si nos atenemos a lo que refleja esa realidad virtual de las redes socio digitales, híjole, seríamos un país casi al borde de la guerra civil, porque el cruce de ofensas, la inviabilidad del diálogo, el envenenamiento de las aguas para ser tomadas por uno o por otro, es terrible.

La verdad es que si uno se queda viviendo en esa realidad virtual las cosas parecen terribles. Sale uno a la calle y platica con la gente de carne y hueso, y platica del resto de las cosas, y no está tan polarizado el ambiente ni es tan grave la situación, pero lo que originalmente había sido una vía de difusión, de información, de noticias, de diálogo, de captación de puntos de vista interesantes, se convirtió en una especie de terreno minado con las minas a punto de explotar con cualquier comentario que tú hagas.

Eso forma parte de las nuevas guerras que se dan por el control de la opinión pública y en las cuales todos los políticos y todas las corrientes invierten y todos tienen sus ejércitos de voz, de troles y de estrategias diarias que van ajustando conforme a la realidad. Ahí se está dando la nueva guerra política por el control y el diseño de la opinión pública generalizada.

—Mencionas que en esta realidad digital parte de la conversación gira en torno a AMLO, con posturas a favor y encontra, lo cierto es que el presidente ha impuesto agenda y no hay al momento una figura que le haga contrapeso, ¿AMLO necesita a un AMLO como opositor? ¿Esta figura podría nacer dentro de Morena?

—Uno de los grandes problemas es que no hay quien pueda ir haciendo ese contrapeso a decisiones que cada vez el Presidente López Obrador pareciera tomar más en el ámbito exclusivo de su persona. Es decir, es un Gobierno muy personalista, muy concentrado en él, exclusivamente, y sólo hay dos personajes que destacan y tienen una condición de cierta fuerza que son: Marcelo Ebrard, que funge como una especie de vicepresidente ejecutivo multitareas, por un lado, y el otro el general Secretario de la Defensa Nacional, Luis Cresencio Sandoval, que es otro hombre con toda la confianza y con un montón de tareas delegadas, muchas de ellas correspondientes al ámbito civil, pero López Obrador no tiene, y creo que no va a tener un personaje que le haga sombra o contrapeso, porque ese personaje no se puede construir de la noche a la mañana, se necesita una historia de lucha, de relaciones políticas.

Por eso me parece que de una manera no sólo irónica sino que delata esa carencia de nuevos cuadros y de nuevas propuestas me parece el hecho de que haya aparecido como la cabeza del movimiento contra López Obrador, Diego Fernández de Cevallos, que es un personaje anquilosado, rebasado, del pasado político ya superado y recurren a él para que salga como si pudiese hacer el milagro de convertirse en el hombre que pudiera hacerle frente a López Obrador.

Por otro lado, hay un movimiento que es el del feminismo que es el único que le ha arrebatado la agenda a López Obrador, es el único que ha logrado meter a López Obrador en la dinámica de ese movimiento. La imagen de la valla metálica convertida en memorial con todos los nombres de víctimas y con todo el color y el calor humano que fueron a ponerle familiares de mujeres desaparecidas, es un golpe político, el golpe más fuerte que, creo yo, ha recibido López Obrador, y que va a perdurar. El feminismo puede ser el talón de Aquiles de López Obrador.

—¿Por qué López Obrador no encuentra dentro de su concepción política la manera de poder atender los reclamos del movimiento feminista?

—Yo lo atribuyo a dos cosas. Uno, una porción del pensamiento político de López Obrador es profundamente conservador, reaccionario, más cercano a la derecha que a la izquierda. En todo lo que se refiere a diversidad sexual, derechos de minorías, es un personaje que demostradamente, una y otra vez, ha actuado de una manera conservadora. Todo lo que se refiere a esos temas le provoca suspicacia y le provoca una reacción adversa porque en esos terrenos es un hombre de pensamiento conservador.

Por otro lado, también su formación política es una formación anclada en el pasado. Él sigue gobernando y actuando políticamente conforme a una visión de un México que él conoció. En ciertos momentos, gobierna tratando de restituir lo bueno del PRI que él conoció, es decir él quisiera recuperar los segmentos del nacionalismo revolucionario, del asistencialismo a los pobres conforme a lo que él vivió y conoció, pero enfrentado ahora a una realidad distinta que es la del feminismo que nos resulta muy difícil, y hablo en plural porque creo que a muchos nos pasa, que nos resulta muy difícil entender, apropiar, valorar todos los segmentos intelectuales y de conocimiento para entender qué es el feminismo, López Obrador no ha dado ese paso, no entiende todavía lo que es la fuerza, la potencia y la condición revolucionaria del feminismo.

—Por otra parte está Ricardo Anaya, quien ha buscado configurarse como esa figura opositora, incluso ha imitado parte de la fórmula de López Obrador de recorrer el país con miras a 2024, ¿le alcanzará el tiempo y el discurso?

—Más allá de las filias y las fobias políticas, me parece que no, me parece que Ricardo Anaya está cometiendo desde ahora una muy detallada tarea de atentado contra sí mismo. Es decir, cada uno de los videos que ha estado poniendo lo reflejan como alguien tan distante de la realidad mexicana, tan ignorante de lo que viven los mexicanos, en posiciones como de falsedad, como de simulación, como de oportunismo, y eso brinca porque lo ves tú y dices: ‘no, esto no es auténtico’.

Además pues no sé si va a aguantar el paso, cuatro años, de andar de verdad caminando entre estos lugares, o simplemente haciendo estos videos. Hasta hoy, con lo que ha mostrado Ricardo Anaya, me parece que está incluso actuando en contra de su propio interés porque en cada una de estas piezas se muestra en una condición de falsedad. Entonces, no, no lo veo. Creo que va a zucumbir entre los pleitos internos del PAN, que creo que se van a poner cada vez más fuertes entre ellos, y no lo veo como una alternativa.

—¿Y Felipe Calderón y Margarita Zavala, les servirá aún el discurso de opositores para trazar un nuevo proyecto político rumbo al próximo proceso electoral presidencial?

—Hay más consistencia discursiva diría yo hasta ideológica, en Felipe Calderón que en Ricardo Anaya. Es decir, creo que Felipe Calderón mantiene una postura que sí atrae a cierto segmento de mexicanos que están muy en contra de López Obrador. El gran problema de Felipe Calderón es que aquí sí su pasado lo delata, y su pasado lo acusa, y su pasado lo crucifica porque finalmente todo lo que dice Felipe Calderón y todo lo que arguye, si no tuviera él todo el pasado funerario tras de sí y todas las cabriolas y malabares que ha tenido que hacer para tratar de colocar a su esposa como una elección electoral, sino tuviera todo eso, el discurso de Felipe Calderón podría concentrar a todo el segmento opositor a López Obrador, pero para fortuna de López Obrador, Felipe Calderón tiene tras de sí toda la historia de toda la locura de la guerra contra el narcotráfico y creo que ya Felipe Calderón y su grupo lo que están buscando solamente es una viabilidad a mediano plazo, es decir no creo que en ellos haya la posibilidad de aspirar seriamente a la Presidencia de la República en 2024, creo que lo que quieren es acomodarse en este 2021.

—En cuanto al proceso electoral de este año, ¿es posible esperar unas campañas en las que no haya intromisión del Presidente? ¿cuánto le afectará a Morena competir si un apoyo visible de AMLO? ¿y al PRI, PAN y PRD, qué tanto les cobrará factura su peculiar alianza?

—Es imposible que el Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, no se meta en las próximas elecciones. Él es un hombre diseñado políticamente para estar presente, activo y metido en todo lo que sea su partido aunque él diga obviamente que no está metido en estos temas, pero es un Presidente hiperactivo que va a estar metido, está metido, en todo lo que es esta cuestión política y electoral. ¿Esta intromisión del Presidente puede generarle réditos electorales adversos? Creo que no, creo que se va a mantener esa aureola obradorista en la mayoría de los lugares con gente que está dispuesta a votar por el partido de López Obrador, presente a quien presente de candidato.

Por otra parte, ¿qué va a pasar con los partidos que se han coaligado, que están aliados, de tal manera que han sumado al agua y al aceite en términos ideológicos?, pueden tener resultados electorales más positivos de los que tendrían si fueran individualmente. En algunos lugares van a poder dar una pelea y le van a escamotear algo al volumen de triunfos previsibles de Morena, y se van a separar de nuevo, particularmente el PRI. Yo creo que el PRI está muy a disgusto en esa relación con el PAN, porque en todo caso los guiños de Morena o de López Obrador les interesan más que los del propio Partido Acción Nacional. Y pues estamos en una elección atípica, distinta, en la cual luego de ella tendrá que haber los ajustes en los diferentes partidos para tratar de recuperar su fisonomía, tratar de recomponerse y tratar de ver hacia el 2024.