Ojos encendidos, mirada escrutadora, con preocupación e ira estampados en el rostro, el niño de 11 años se asía fuertemente al enrejado de su escuela al que sacudía con ardor. Capturaba con detalle la marcha de miles de latinos que pasaban frente a él y se sumaba con gritos a las proclamas solidarias de esa muchedumbre enardecida.

En aquella escena, miles de manifestantes, mayoritariamente jóvenes, protestaban contra republicanos que querían conducir al patíbulo al pueblo latino indocumentado para saciar sus intereses de preeminencia política. Eran también protestas a manera de siembra del futuro.

Este reportero se acerco al chico y le preguntó los motivos de su desbordante enjundia y rabia. “¡Por mis papás!”, gritó el mexicoamericano. Y siguió, junto con otros compañeros, el paso de los marchistas al lado de su plantel, en el este de Los Angeles. Gritaron sin cesar.

Era un día de octubre de 1994.

Esos niños hoy son adultos y no olvidan aquellos días convulsos, de tristeza, dolor, sobresalto y llanto. Y son miles, sino millones.

Las manifestaciones contra la 187 en 1994.

Las calles de los vecindarios latinos de California eran vasos comunicantes de la ira desatada por la Proposición 187, asumida como ofensa mayor al pueblo latino, mexicano, porque lo criminalizaba, prohibía servicios públicos a los indocumentados y obligaba a personal escolar y médico a denunciarlos ante la policía o al servicio de inmigración.

Semanas después, en las urnas, un 59 por ciento de votantes avalaron esa propuesta, que constituyó un parteaguas en el pueblo latino, mexicano, inmigrante en California. Sin embargo, fue revocada por una corte federal. Ahora, ya no es lo mismo. La 187 fue el aguijón que hizo posible el despertar y la mayor unidad posible de los hispanohablantes. En aquellos años aciagos, cuando se analizaba el vaso medio lleno y no medio vacío, ya se visualizaba la fuerza que generó esa resolución para el reciclaje fortalecido de los latinos.

Hubo voces visionarias por doquier. El padre Pedro Villarroya, vocero del entonces cardenal Roger Mahony y titular del Ministerio de Asuntos Hispanos de la Arquiodócesis de Los Angeles, incluso,  se preguntó: ¿ Qué pasaría sin la 187? ¿Dónde, como estaríamos?. Y respondió:

“Fregados, estaríamos fregados”.

Y dio gracias a la 187, primero porque después de ella nada será lo mismo, y segundo, porque liberó una energía patriótica y universal de nuestra juventud que salió a marchar a las calles diciendo: “ No nos moverán”.

Expresó:

“Yo apuesto por el futuro, yo apuesto por los jóvenes”.

Hoy también hubo evocaciones a líderes, a organizaciones que integraron la resistencia a la 187. Fue, además, recordada la participación de los maestros que nutrieron las filas opositoras y que orientaron a miles y miles de estudiantes que salieron a las calles a protestar.

Se hizo alusión a  poster del sindicato magisterial (UTLA, siglas en inglés) que convocaba a enseñar a los niños y no a arrestarlos, como quería la 187 ya que obligaba a los docentes a que se convirtieran en agentes de inmigración.

En las demandas al gobierno mexicano que hizo la marcha de la Coalición por los Derechos de los Inmigrantes, precisamente, figura una para que tome en consideración al magisterio angelino ya que sus experiencias y conocimientos pueden ser de utilidad para docentes y funcionarios mexicanos

El sindicato de maestros angelino (UTLA, siglas en inglés) rechazó la reforma educativa neoliberal hace un lustro y desde entonces está fuera de las actividades académicas,  mientras que en ese tiempo en México se discutía ardorosamente su vigencia durante el sexenio de Peña Nieto.

En ese sentido, los docentes angelinos tienen experiencias que compartir con sus colegas y funcionarios mexicanos.

El sindicato magisterial es el más grande de Califiornia con casi 35 mil miembros y el líder de la defensa de  la educación pública.

El Distrito Escolar Unificado de Los Angeles es el segundo más grande de Estados Unidos -sólo abajo del de Nueva York- con más de 600 mil alumnos, de los cuales el 73.4% son latinos y de ellos al menos el 80% son mexicanos. Se estima que el 30% son indocumentados.

UTLA, igualmente, ha demandado beneficios para los estudiantes inmigrantes y sus familias, entre ellos protección legal y apoya la iniciativa para que cada escuela sea refugio de inmigrantes.

Los maestros angelinos llevan a cabo un rechazo sistemático a las políticas antiinmigrantes y promotoras del odio y la división de la administración Trump.

CON LA 187, COMO EN TIEMPOS DEL NAZISMO

Pete Wilson.

En 1994, diversos inmigrantes murieron por falta de atención médica en nosocomios públicos – el primero fue Julio Cano- y miles dejaron de ir a las escuelas, a los trabajos y no pocos se confinaron en sus hogares por el temor de que en la vía pública los pudieran detener para ser deportados. El miedo flotaba por doquier. Como en el pavor de calles y hogares judíos en la Varsovia en tiempos del nazismo.

Y de esa atmósfera de pánico social devino el sobrenombre del gobernador californiano Pete Wilson, quien impulso la 187 con afanes reeleccionistas: “Pete Hitler”.

Hoy, mucho ya no es como antes. Los latinos representan un 25% de los electores californianos. En su mayoría son aquellos niños y jóvenes de esos años. Y han cerrado las puertas a los republicanos. Los latinos son la fuerza que determina las elecciones en la más importante entidad estadounidense, el Golden State.

Estas miradas retrospectivas se dieron este sábado durante la celebración de tres marchas para conmemorar el 25 aniversario de la histórica marcha que partió del este angelino -asiento tradicional de los mexicanos- al centro de la ciudad. Hubo evocaciones sentidas y operaciones de sumas y restas. Hay -fue una de las conclusiones- heridas no restañadas desde aquellos años -segregación, racismo, marginación- y demandas de los nuevos tiempos, como lo advirtió uno de los dirigentes que fue protagonista en el movimiento de resistencia latina contra la 187: Juan José Gutiérrrez.

En tan significativa efemérides, las marchas no fueron nutridas, pero estuvieron presentes dirigentes que fueron protagonistas en aquel año difícil. Uno de ellos,  Gutiérrez, quien en 1994 dirigía la organización One Stop Inmigration. Dos miembros de su equipo eran Fabián Nuñez y Kevin de León, quienes posteriormente manejaron la Asamblea y el Senado de California.

Ese movimiento opositor creció, tomó fuerza, generó una sinergia sin precedente y mortificó a las autoridades. Días antes de la marcha del 16 de abril, Gutiérrez – cuenta- fue llamado por funcionarios, políticos y jefes policiacos para persuadirlo que no efectuara la marcha. Y lo llevaron a los linderos del Estadio Coliseo donde se encontraba un fuerte aparato represor: patrullas, uniformados, cuerpos especiales.

No lo intimidaron. Y siguió adelante con los preparativos de la marcha que se convirtió en la mayor concentración de latinos en la historia de Estados Unidos hasta entonces. Calcula que fueron unos 300 mil. Rotativos como Los Angeles Times enfocaron en la multiplicación de miles de banderas mexicanas que fueron ondeadas durante esa parada. El mensaje, dice Gutiérrez, fue claro: quisieron asustar a los anglosajones con el mensaje: “Miren, ya son muchos mexicanos, serán más que nosotros”.

“ Esta propuesta de ley, racista, antimexicana, antilatina, antinmigrante, la hizo el entonces gobernador Pete Wilson y la ultraderecha republicana del estado de California para remontar la gran desventaja en la preferencia de los electores del entonces gobernador Wilson con respecto de su contrincante demócrata Kathleen Brown. Esta marcada desventaja lo ubicaba aproximadamente 20% por debajo de Brown.

“Para ganar votos y explotar los sentimientos anti-mexicanos de los electores californianos, Pete Wilson y el Partido Republicano propusieron expulsar de las escuelas publicas a los niños indocumentados o a quienes tuvieran padres indocumentados; pretendían lograr su objetivo macabro transformando a los maestros y personal administrativo y de apoyo en agentes de inmigración para identificar ante las autoridades migratoria a los niños indocumentados y a sus padres para que la migra procediera a arrestarlos masivamente y a deportarlos de forma inmediata. La Proposición 187 también propuso negarles la atención médica a los indocumentados a la vez que los médicos, enfermeras y demás personal de las clínicas y hospitales públicos también se transformarían en oficiales de inmigración que operarían para facilitar el arresto y deportación de pacientes que fuesen sospechoso de ser trabajadores indocumentados.

“Pero no satisfechos con lo anterior, la Proposición 187, buscaba convertir a todo servidor publico en agente de inmigración. Por lo tanto, alguaciles, patrulleros de caminos, bomberos y hasta el publico en general estaba llamado a identificar a todo trabajador sospecho de ser indocumentado, incluyéndose a menores de edad. En pocas palabras, la Proposición 187 revivía y ponía en marcha una política fascista en contra de los trabajadores inmigrantes de los cuales la inmensa mayoría eran y continúan siendo de origen mexicano”.

Gutiérrez aseguró que “el 16 de octubre de 1994 el pueblo inmigrante trabajador se cubrió de gloria derrotando políticamente a la Proposición 187 y a la ultraderecha.. Fue un golpe demoledor contra el fascismo en los Estados Unidos”.

Foto: Jorge Luis Macías.

DEMANDAS AL GOBIERNO MEXICANO

Actualmente, demandas que se hicieron en 1994 siguen vigentes y por eso las hizo suyas la Coalicion por los Derechos Plenos de los Inmigrantes que dirige Gutiérrez.

Esas demandas, son:

1.—Que se considere establecer oficinas  del Banco del Bienestar en ciudades de la Unión Americana para que se reciban y se procesen desde aquí las remesas de los mexicanos que todos los años se envían a México. De de esta forma se comenzarían a eliminar que las ganancias con las que se quedan los bancos y demás negocios a través de los cuales se han estado procesando estas transacciones se le queden al Banco del Bienestar para fomentar el beneficio del pueblo mexicano en ambos lados de la frontera.

2.—Que se considere el establecimiento por parte del Gobierno de México de un primer hospital para prestar servicios a los cientos de miles de mexicanos que carecen de seguro médico y que se ven imposibilitados de obtener cuidados médicos en este país debido a las duras políticas anti-inmigrantes por parte de el actual gobierno federal del país.

3.—Proponemos que el movimiento obrero mexicano considere abrir una oficina operada por sindicalistas mexicanos en la ciudad estadunidense más idónea para fortalecer los nexos entre los sindicatos de los Estados Unidos y México. Todo esto con vista a que si durante el periodo neo-liberar se internacionalizaron las alianzas del gran capital, urge que se internacionalicen las alianzas y colaboración de los sindicatos, muy en especial entre ambas naciones.

4.—En los EE.UU. Tenemos personas de alto nivel, es decir tenemos capital humano que desean unirse y estar colaborando para ser parte de la 4T. Estamos hablando de personas altamente calificadas para impulsar la agricultura, la ciencia espacial, la ingeniería en todos sus renglones, las matemáticas, las ciencias químicas y físicas, así como la cibernética para mencionar solo algunas áreas. Creemos que este talento de los mexicanos en el exterior, que lo debemos de entender como capital de valor agregado, puede y dentro de lo posible debe ser incorporado a la 4T.

5.—En este mismo sentido proponemos que se tomen en cuenta a los maestros sindicalizados y de origen mexicano quienes son parte del Distrito Escolar Unificado de Los Ángeles. El cumulo de sus experiencias y talentos profesionales pueden ser de suma utilidad para México y las experiencias y talentos de los maestros del sistema educativo público mexicano también pudieran tener un gran rendimiento para el futuro de la educación pública en los Estados Unidos.

LECCION DE LA HISTORIA

Hoy como hace 25 años, republicanos usan a latinos como chivos expiatorios para alcanzar sus fines políticos. Ayer, Pete Wilson dijo que los indocumentados son una carga y no merecen estar en el país. Hoy, Trump hace lo mismo.