A finales de julio 2018, AMLO nombró a Manuel Bartlett Díaz para la CFE. Causó revuelo. La misma Tatiana Clouthier cuestionó el nombramiento pero el próximo Jefe del Estado mexicano salió al quite. Dijo que Bartlett tenía el mandato de acabar con la corrupción, y sacó una lista de las dependencias más podridas. “Respeto mucho la opinión [de quienes cuestionan], y la de Tatiana, pero no la comparto. Estamos actuando por un mandato que recibimos que tiene que ver con acabar la corrupción en el país. Nos pidieron los ciudadanos que se llevara a cabo un cambio verdadero, y yo hice el compromiso de acabar con la corrupción y lo voy a cumplir. Una de las empresas con más corrupción en el país es la CFE. El primer lugar en corrupción es Pemex; en segundo lugar, la CFE; el tercer lugar en corrupción, y es mi punto de vista, es la Secretaría de Comunicaciones y Transportes”, dijo.López Obrador respondió varias veces, a quienes le preguntaban si Rosario Robles sería la primera en una hipotética lista de presuntos corruptos bajo investigación, que había gente arriba de ella; que la consideraba un simple soldado al servicio de los meros meros “machuchones”. Pero luego vino su arresto y todos los cálculos de los miembros del ex Gabinete de Peña se trastocaron. El mensaje fue: no hay nadie a salvo. Ni siquiera ella, aunque explícitamente López Obrador se negó a confirmar que la enjuiciaría. El nerviosismo se hizo patente otra vez entre los viejos compañeros de administración. Una fuente en la que confío me dijo que Luis Videgaray sostuvo reuniones con un equipo de abogados, y que lo mismo hizo Ruiz Esparza.

Ahora, como podría ser (de cierta manera) normal, muchos se preguntan quién sigue, por dónde avanzarán en la persecución de la corrupción. La apuesta en la semana pasada era que Ruiz Esparza pronto sería mencionado en las pesquisas y ese rumor se volvió en un grito cuando Santiago Nieto, jefe de la Unidad de Inteligencia Financiera, dijo en un pronunciamiento público a través de su cuenta de Twitter: “Hoy acudí a la @SCT_mx para una reunión de trabajo con el Secretario @JimenezEspriu. Analizamos casos de corrupción relacionados con el sector durante la administración pasada. La conclusión es que ‘no dejaron piedra sin labrar’”.

La semana antepasada me reuní con alguien del equipo cercano del Presidente López Obrador y le insistí con suavidad que quién seguía. Primero, me confirmó que no es uno, sino varios personajes sobre los que se trabaja. Pero no me dio un nombre. Más adelante le volví a insistir e intuyo que tenía el nombre en la punta de la lengua. Justo en la banqueta, cuando nos despedíamos, me balbuceó. Me sorprendí. Me guardaré el nombre, por supuesto; sobre todo porque yo mismo espero que metan preso a cuanto colaborador de Peña, de Felipe Calderón o de Vicente Fox se pueda, y una indiscreción puede servir a la causa contraria.

Lo que puedo decir, porque he preguntado aquí y allá; porque he leído todo lo disponible, es que sí hay una especie de lista de personajes sobre la que se trabaja desde distintas oficinas para ir por ellos. Con la misma certeza puedo decir que no hay un “quién sigue”, porque hay expedientes más complicados que otros y porque, supongo, se están cuajando investigaciones. Me queda claro que algunas oficinas trabajan en algunos archivos y en otras se trabajan sobre otros, de acuerdo con las distintas competencias. Y podría jurar que los nombres que salen, cuando salen, son simples coincidencias, casualidades, porque podrían no ser los siguientes en esa lista que, intuyo, es informal y muchas veces suben y bajan personajes sin que el Presidente meta mano en ella. Quiero decir: no hay lista o alguien en particular, por encargo directo del Presidente. Pero los expedientes se están trabajando y es una especie de árbol que, en algún momento, dejará caer al-que-sigue porque su caso maduró.

Sonaba Ruiz Esparza, tuiteó Santiago Nieto, y parece que Ruiz Esparza está a la cabeza de la lista. Pero no es así. O no necesariamente es así. Hay casos que maduran con mayor velocidad –como el de ése del que me guardo el nombre–; son casos de una sola persona que se hizo estúpidamente rica y donde las investigaciones, en México y en el extranjero, avanzan fácilmente. Hay otros, como en el caso de Rosario, donde hay mucha gente involucrada y la investigación es más compleja porque incluso cruza de una dependencia a otra. El que lea, entienda.

La gran pregunta que ronda entre todos, dentro y fuera de la administración, es si va a caer pronto Enrique Peña Nieto. Si esa investigación, así, puntual, se está llevando a cabo, lo desconozco. Pero de que hay muchos expedientes que caminan hacia él al mismo tiempo pero con ritmos distintos, sí. Esa es mi impresión. Mi intuición es que en este momento no se ha pedido específicamente abrir el “expediente Peña”, pero varios expedientes que van corriendo, llevan a Peña; y en algún momento ese “expediente Peña” tendrá que consultarse hasta arriba, y luego abrirse. Por lo pronto, por lo que escucho y pregunto y leo, creo que la lista que resuelve la pregunta del “quién sigue” es virtual y depende de los expedientes mismos. De que habrá sorpresas más adelante, las habrá. O eso es lo que me quedo de aquella plática de la que no puedo hablar. Sí, sí van por varios más. Y sí, sí hay muchos expedientes abiertos y muchos mencionan a Peña, directamente. Pero siento que no hay un “expediente Peña” sino varios expedientes en distintas oficinas (y algunas no se ven entre sí, todavía) que llevan a Peña. Eso intuyo. Pero la intuición no lleva a nadie a prisión, como uno quisiera.