Antigua, Guatemala. 

El presidente de Honduras Juan Orlando Hernández hizo un “llamado” al gobierno de Doland Trump “para que, cuando corresponda mantener el orden público, se haga de conformidad al derecho internacional, velando por los derechos humanos de los migrantes”.

Esta petición la formuló en momentos en los que miles de familias hondureñas, que han declarado ser desplazados por las condiciones de violencia y miseria en su país, han arribado a las puertas de Estados Unidos, a Tijuana y otras ciudades fronterizas del norte de México y cuando el jefe de la Casa Blanca, quien considera ese éxodo masivo como una potencial “invasión de extranjeros”, ha cubierto grandes extensiones del muro fronterizo con alambre de púas y ha desplegado al ejército y la Guardia Nacional, armadas como si fueran a entrar en combate en toda la línea limítrofe.

Hernández, quien hoy nuevamente culpó al cambio climático y a la caída de los precios del café por la huida de no menos de 10 mil hondureños en grandes caravanas en poco más de un mes, admitió que estos días su país “tristemente está en las noticias” a causa del flujo masivo sin precedentes.

Y encontró a quien señalar como responsable de este fenómeno que coloca a su gobierno en una posición vergonzosa: “Somos testigos de una manipulación mezquina de unos cuantos que solo piensan en sus intereses personales –dijo sin mencionar nombres—y no en las necesidades de nuestra gente. Y además del aprovechamiento del crimen organizado, que ha sido parte de esta triste historia, aprovechándose de la miseria humana, prometiéndoles visas, refugio, asilo político, visas de trabajo”.

Desde que arrancaron las caravanas el gobierno de Tegicugalpa lanzó campañas de difamación contra dos hondureños a quienes Hernandez señala como los conspiradores de este “movimiento atípico”: el diputado hondureño Bartolo Flores y al migrante Irineo Mujica, fundador de la organización binacional Pueblos Sin Fronteras. Contra ambos pesa ya una orden de aprehensión en su país, ya que han sido demandados por el Estado por tráfico de personas y otros cargos.

Incluso pidió el apoyo de México para que “se investigue y se judicialice a quienes se encuentran como culpables”.

El tema de las migraciones no figuraba en la agenda formal de la XXVI Cumbre Iberoamericana que se realiza en esta histórica ciudad guatemalteca. Pero la realidad avasalló al programa oficial y desde el mensaje de apertura del mandatario guatemalteco Jimmy Morales se colocó en el centro de las intervenciones de los presidentes en la sesión plenaria.

Notable fue, si embargo,el silencio del presidente de El Salvador, Salvador Sánchez Ceren, quien no hizo alusión alguna al tema, a pesar de que, después de Honduras su país es el segundo expulsor de migrantes y desplazados de Centroamérica.

En su turno, el presidente de Bolivia Evo Morales propuso que el enfoque sobre el tema de las migraciones sea a partir de una perspectiva de derechos. ” En este instante miles de personas se acercan a la frontera con Estados Unidos en busca de mejores condiciones de vida. Bolivia propone abordar el fenómeno de la migración desde un enfoque de derechos, como una forma de integración de nuestros pueblos. Los migrantes no pueden ser considerados ilegales, son seres humanos con derechos”.