La agencia antidrogas estadounidense  utilizó el asesinato de “Kiki” Camarena para hacer un statement político y señalar que todo lo que sucede en México está lleno de corrupción, que todos los políticos son iguales, y también para obtener mucho más recursos económicos, expuso Carlos A. Pérez Ricart en una entrevista en el programa “Los Periodistas”.

 No hay una sola evidencia en los documentos ni en la bibliografía del caso que relacione a Manuel Bartlett Díaz, actual director general de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) con el secuestro, tortura y asesinato de Enrique “Kiki” Camarena Salazar, agente de la Administración de Control de Drogas de Estados Unidos (DEA, por su sigla en inglés), el 17 de febrero de 1985 en Guadalajara, Jalisco, dijo esta noche Carlos A. Pérez Ricart, profesor e investigador titular de la División de Estudios Internacionales del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) y quien ha investigado a detalle ese hecho.

“Quiero aclarar que no me interesa hacer una defensa de Manuel Bartlett, no lo conozco y, es más, no me interesa conocerlo en absoluto, no tengo nada qué ver con él. Pero sí me llama la atención que un contexto en el que Bartlett comienza a tener un papel predominante, por el tema de la Reforma Eléctrica vuelva la ola de acusaciones sobre su presunta participación en la tortura y asesinato de Enrique Camarena, ocurrido em 1985”, expuso en entrevista en el programa “Los Periodistas”, que conducen Álvaro Delgado Gómez y Alejandro Páez Varela por el canal SinEmbargo al Aire, que se transmite en la plataforma de YouTube.

“No solamente se le acusa de eso, se le acusa de muchas otras cosas, como el presunto fraude electoral de 1988, el asesinato del periodista Manuel Buendía en 1988, de la matanza de líderes perredistas en 1990 y, prácticamente, de todo lo que pasó en el sexenio de Miguel de la Madrid y después del sexenio de De la Madrid. Y a mí lo que me ha interesado en los últimos años es examinar la evidencia alrededor de estas acusaciones y, en particular, la evidencia de la tortura y el asesinato de Enrique Camarena”, expuso el también Doctor en Ciencias Políticas por la Universidad Freie Berlín.

“Un poco lo que describí en un hilo en Twitter y un poco lo que les comentó hoy es que desde mi punto de vista, y después de haber leído todos los documentos del caso Camarena y toda la bibliografía que se ha escrito, no hay ningún elemento, no hay ninguna evidencia para sostener que Manuel Bartlett esté involucrado directa o indirectamente con la tortura y asesinato de Camarena. Por el contrario, pareciera –y lo explicaré más adelante– que todo esto se trata si no de un complot por lo menos de una serie de mentiras y malentendidos alrededor del personaje, y así como espero que se juzgue su papel en otros asuntos, en este asunto en particular –y sin hacer una defensa global del personaje– pues llego a la conclusión de que no tiene absolutamente nada qué ver en este tema y que habría que cerrar de una vez por todas este debate porque se está calumniando a una persona que no tiene nada qué ver en este asunto”, añadió el académico.

El pasado 21 de junio, Pérez Ricart publicó una serie de argumentos desde su cuenta oficial de Twitter donde destaca que las evidencias contra el actual Director de la CFE son falsas y no justifican las acusaciones que recientemente se han lanzado en su contra y que, además, coinciden con la decisión del Presidente Andrés Manuel López Obrador de presentar una reforma al sector eléctrico en México.

–Lo que haces a lo largo de este hilo de 13 mensajes en tu cuenta de Twitter es finalmente desmenuzar la información que sobre la presunta responsabilidad de Manuel Bartlett en relación con el caso Camarena. Pero la conclusión que tienes es que no se puede saber si es culpable o no de otros asuntos, pero en el caso del secuestro y el asesinato de Camarena pues no hay ninguna evidencia. Y lo que llama la atención, Carlos, es que hay una coyuntura muy específica: en efecto, hoy Manuel Bartlett no sólo es director general de la empresa del Estado mexicano que genera electricidad, sino que se están lesionando muchos intereses y eventualmente estos intereses lesionados –en particular de Estados Unidos– son los que están atizando la reapertura, si es que se le puede llamar así, o los mismos argumentos que se han utilizado desde los 80 para imputarle una responsabilidad y debilitarlo políticamente, no ante el Presidente Andrés Manuel López Obrador, sino ante la opinión pública –comentó Delgado Gómez.

–Es bien importante entender el contexto y quiénes están hablando de esto porque, desde mi punto de vista, en el fondo lo que se está intentando atacar es la Reforma Eléctrica y no tanto a Manuel Bartlett. Pero déjenme hacer un recuento de los hechos, para entender por qué se le acusa y por qué no hay, por lo menos a mi modo de ver, evidencia sustanciosa que señale a Manuel Bartlett en este asunto –respondió Pérez Ricart, quien obtuvo la Licenciatura en Relaciones Internacionales por El Colegio de México (Colmex).

“Enrique Camarena es asesinado en México en 1985 y más o menos tenemos claro que es asesinado por lo que se llamó después el Cártel de Guadalajara, es decir el que integraban Miguel Ángel Félix Gallardo, Rafael Caro Quintero, Ernesto Fonseca Carrillo, alias “Don Neto”. Lo que no qieda claro es si a Camarena lo torturan y después lo matan por decisión de los propios narcotraficantes, que eran gente de Sinaloa pero vivían en Guadalajara en ese momento, o es asesinado por órdenes de algunos políticos mexicanos o por órdenes de la CIA [Agencia Central de Inteligencia de EU], y ahí hay evidencia contradictoria en este sentido. Sostengo que el caso Camarena –bueno, esto lo sostiene Benjamin Smith, autor del libro The Dope, The Real History of Mexican Drug Trade, un texto que va a causar sensación en México porque realmente modifica y va a modificar mucho de nuestro entendimiento del narcotráfico en México–es nuestro caso Kennedy en donde es prácticamente es imposible descubrir la verdad.

Miguel Ángel Félix Gallardo, líder del Cártel de Guadalajara en los 80, y sentenciado por el asesinato de Enrique Camarena. Está preso desde 1989. Foto: Cuartoscuro.

“Hay muchas hipótesis alrededor de esto y creo que miente quien sostenga que tiene la verdad sobre el caso. Yo no sé quién mandó asesinar a Camarena, lo que sí puedo decirles es que Manuel Bartlett no tiene nada qué ver con esto; la evidencia que hay en su contra es evidencia recabada por lo que se llama La Operación Leyenda y por un agente de la DEA que se llamaba Héctor Berellez, quien toma la investigación en 1989 y hasta 1994, y quien recluta a una serie de testigos protegidos, sobre todo policías de Guadalajara, y que son testigos que prácticamente dicen lo que la Fiscalía de Estados Unidos quería escuchar sobre México. Muchos de estos testigos después dijeron que habían sido forzados por la Fiscalía, algunos otros se desdijeron, la verdad es que mostraron evidencia contradictoria y testimonios contradictorio, y estos testigos llegan a decir, por ejemplo, que Manuel Bartlett estaba exactamente el 7 de febrero de 1985 en Guadalajara fumando bazuco –es decir, fumando cocaína–, mientras torturaban a Camarena, lo cual se ha comprobado que es totalmente falso. Se ha acusado también al propio Presidente De la Madrid de haber estado en Guadalajara cuando van a secuestrar y a torturar a Camarena, y a un montón de gente de la plana mayor del Gobierno mexicano sobre este asunto. Y, otra vez, no me interesa defender a la plana mayor del Gobierno mexicano de esa época sino puntualizar que las acusaciones de que Bartlett estuvo en Guadalajara son falsas; de que él dominaba completamente la Dirección Federal de Seguridad (DFS), que es falso, y señalar que los testigos en los que se basan esas afirmaciones desde 1990 fueron testigos pagados, fueron testigos involucrados con los casos y que antes habían sido narcotraficantes o expolicías y algunos de ellos se han desdicho de este hecho en particular.

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Portada de The Dope (Norton, 2021), libro de Benjamin T. Smith, quien es historiador del México moderno y profesor en la Universidad de Warwick en el Reino Unido. Foto: Especial.

“Entonces, no tienen ninguna fiabilidad, son declaraciones completamente inverosímiles y yo creo que basta ya que muchos periodistas y muchas revistas sigan explotando el caso, porque cada año vuelve el tema, y cuando uno ve de dónde vienen las fuentes pues se da cuenta qe son las mismas tres o cuatro personas que están diciendo lo mismo de hace 20 años y no tienen credibilidad alguna. Ese es mi punto de vista, habrá quien me pueda rebatir al respecto, pero la verdad es cuando uno ve las fuentes no encuentra nada y entonces creo que es irresponsable continuar con este asunto, sobre todo en un contexto en el que Manuel Bartlett está tomando una posición soberanista, nacionalista respecto a a Reforma Eléctrica. No sé si, como dirá Gibrán Ramírez, es un patriota; ese es un adjetivo que a mí no me interesa colocarle ni me interesa puntualizar, pero sí me interesa destacar que de esto no es culpable, y luego podemos ir revisando otros asuntos y ver en qué medida Manuel Bartlett es o no un chivo expiatorio de muchísimas cosas que pasaron en México en los años 80 y en los 90. Tengo la tesis de que cada partido busca un chivo expiatorio para achacar a alguien todas las desgracias políticas y sociales que ha tenido el país. Y me parece que por ahí nos estamos equivocando en nuestra calificación del personaje”, planteó Pérez, cuyos temas de investigación son la relación entre México y los Estados Unidos, la seguridad y el crimen organizado, el tráfico de armas, las políticas de drogas y la historia de la policía mexicana.

–Cuentas, Carlos Pérez Ricart, que a Bartlett se le teme por nacionalista, primero, y se utiliza el argumento de Camarena para tratar de bajarlo y es algo que podría estarse aplicando en la actualidad, pero en el fondo el tema es que se altera el presente: no importa la verdad, sino que se altera la historia, desde la DEA, con la intención de afectar a alguien o manipular la evidencia a modo, de tal manera que se acomoden las necesidades políticas de un Gobierno o de la misma Agencia, porque eso que comentas es lo mismo que dice Benjamin Smith en The Dope, este nuevo libro que no ha llegado todavía a México pero que sin duda será muy impactante. La DEA, como tal, estamos viendo que se desmitifica, que se está desnudando, ¿qué es lo que está sucediendo en torno a ese cuerpo que es tan importante para Estados Unidos? –preguntó Páez Varela.

–De acuerdo. Decía Alfonso Reyes que la historia del presente es la historia más difícil de contar porque es la historia más fácil de manipular. Lo que pasa en los 80 está sujeto a muchas interpretaciones y por eso es natural que haya muchas visiones en particular sobre el caso de Manuel Bartlett, donde hay muchísimas hipótesis y nunca hay una verdad acentuada precisamente porque los historiadores profesionales no les interesa todavía entrar a este mundo y prefieren colocarse en una posición mucho más segura. Somos pocos los que realmente queremos ir a los documentos primarios y ver qué sucedió en esa época, como lo hace Ben Smith –respondió el doctor Pérez Ricart.

“En cuanto a la pregunta puntual que haces de la DEA, pues es la Agencia que se beneficia brutalmente del asesinato de Camarena, y es lo que puntualiza también Ben Smith. Es decir, la DEA utiliza el asesinato de Camarena para también hacer un statement político para señalar que todo lo que sucede en México está lleno de corrupción, que todos los políticos son iguales y que no hay diferencia alguna entre ellos, y también para obtener mucho más recursos, porque funciona en una lógica burocrática en la cual la DEA se beneficia muchísimo después del asesinato de Camarena. Entonces, a la DEA le interesa que esta investigación llegue hasta lo más alto, no le interesa encontrar la verdad, no le interesa encontrar a los culpables, le interesa encontrar quien pague el plato roto y humillar al Gobierno mexicano en su momento, porque así como acusó a Manuel Bartlett así secuestró a dos ciudadanos mexicanos: a René Verdugo y al doctor Humberto Álvarez Machain, los llevó a Estados Unidos y los juzgó a pesar de que el secuestro había sido ilegal; además, casi obliga al Departamento de Estado a que se rompan relaciones con México en los años 90 y realmente hace del caso Camarena el motivo de su existencia como agencia. No le interesa la verdad, le interesa, como digo, hacer un statement político y repudiar al Gobierno mexicano tanto como puede, y también nulificar la política antidrogas del Gobierno de De la Madrid y después la del Gobierno de Carlos Salinas de Gortari.

“Entonces, dejemos de ver a la DEA como nuestro salvador, dejemos de ver Netflix, dejemos de ver Amazon, y seamos un poco más críticos en cuanto a nuestra concepción de los Estados Unidos en su conjunto y de la DEA en específico”, concluyó Carlos A. Pérez Ricart.