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La lección no aprendida del magnicidio de Luis Donaldo Colosio

March 23, 2019 - por

La lección no aprendida del magnicidio de Luis Donaldo Colosio

Luis Donaldo Colosio el 28 de noviembre de 1993. AFP

El asesinato en 1994 del candidato presidencial, del entonces omnipotente partido en el poder, desató la violencia institucional del propio Estado y evidenció la fragilidad de la política y la democracia en el país.

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“Yo veo un México con hambre y con sed de justicia. Un México de gente agraviada por las distorsiones que imponen a la ley quienes deberían de servirla. De mujeres y hombres afligidos por abuso de las autoridades o por la arrogancia de las oficinas gubernamentales”. Con esas palabras, el entonces candidato presidencial del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Luis Donaldo Colosio Murrieta, coronó un discurso en la plaza del Monumento a la Revolución, en Ciudad de México, el 6 de marzo de 1994. Ese discurso, se especula, le habría costado la vida 17 días después en la ciudad de Tijuana.

El magnicidio ocurrió por la tarde. Colosio se abría paso entre una multitud tras concluir un mitin en Lomas Taurina, un asentamiento irregular dividido por un canal de aguas negras, en Tijuana, Baja California. De fondo, sonaba ‘La culebra’, una popular canción en México. Alguien acercó una pistola a la cabeza del político y disparó un revolver calibre .38. Colosio se desplomó. El presunto homicida, Mario Aburto, fue detenido en medio del desorden.

Finalmente, guardias lograron trasladar a Colosio al Hospital General de Tijuana. Horas después fue declarado muerto por un disparo que le perforó la cabeza.

Mario Aburto fue sentenciado a 45 años de prisión y se prevé salga el 23 de marzo de 2039, cuando tenga 68 años, sin embargo, 25 años después, las investigaciones sobre el caso no se han hecho públicas.

La candidatura que no fue

“El sistema político del PRI había sido muy exitoso hasta el final de los ochentas: un partido único con una oposición sin mucha fuerza, con un sistema muy corporativo, muy clientelar, pero que a principios de los noventa comienza a agrietarse y se da la inclusión del modelo neoliberal en México, principalmente con Carlos Salinas de Gortari, y empieza a haber complicaciones dentro del partido. Deja de ser funcional la candidatura de Colosio cuando, 17 días antes de que lo asesinaran, cuestionaba la estructura partidista y el sistema político en su célebre discurso”, explica Rodolfo Gamiño, profesor-investigador del departamento de Historia de la Universidad Iberoamericana.

El Gobierno, encabezado por el entonces presidente Carlos Salinas de Gortari, sostuvo la versión del asesino solitario, “un narcisista” de 23 años que un día despertó y decidió asesinar al candidato presidencial.

El homicidio de Colosio, perpetrado el 23 de marzo de 1994, se considera el magnicidio más grave en México desde 1928, cuando fue asesinado el presidente electo Álvaro Obregón. Con él, cambió radicalmente la imagen del país porque se demostró la fragilidad de la política y la democracia; la tensión y el deterioro dentro del PRI; pero, sobre todo, marcó un cambio en la violencia institucional generada desde el propio Estado, coinciden especialistas consultados por este medio.

Pese a ello, hoy persisten las dudas sobre la investigación y la teoría del asesino solitario, lo que abre paso a la hipótesis de un crimen de Estado o de un asesinato orquestado desde las propias filas del partido en que Colosio militaba y, que más tarde, fue capitalizado por esa tolda para convertirlo en mártir del sistema político.

Desatar la violencia

Entre la mayor parte de los mexicanos, pervive la idea de que el asesinato de Colosio fue un crimen de Estado y que, tras él, la violencia se hizo más evidente.

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Rodolfo Gamiño.
“Después de Colosio, la violencia se vuelve más plural, orquestada desde el Estado mexicano, y comienzan a aparecer nuevos actores, como el narcotráfico y el crimen organizado”.Rodolfo Gamiño.
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“Después de Colosio, la violencia se vuelve más plural, orquestada desde el Estado mexicano, y comienzan a aparecer nuevos actores, como el narcotráfico y el crimen organizado, y la violencia tiene otro giro. Efectivamente, creo, el asesinato de Colosio, en el sentido del ejercicio de la violencia desde el Estado, marca un cambio importante que no ha cesado”, asevera Gamiño.

Para el novelista gráfico Bef, co-autor de ‘Matar al candidato‘, una novela gráfica de editorial Sexto Piso, a propósito de los 25 años del magnicidio en Lomas Taurinas, el caso Colosio, quien parecía un personaje intocable, evidencia que para ‘resolver’ las cosas en México es necesario “echar muchos tiros“.

Portada de la obra de Francisco Haghenbeck y Bef. / Cortesía editorial Sexto Piso.

El novelista Francisco Haghenbeck, quien escribió la obra, sostiene que es reconfortante creer en las teorías de la conspiración y el complot, pues “quiere decir que hay alguien que maneja los hilos, da más miedo pensar que no es así, que es un caos, que una persona con una bala cambió la historia”.

Incluso, afirma: “este asesinato cambió radicalmente la imagen de México, demostró la fragilidad de la política y la democracia“.

La endeble justicia

“Este magnicidio habla del gran camino que nos falta por recorrer en cuanto a impartición de justicia y seguridad, tratar de arreglar las cosas sin que sea a balazos”, sentencia Haghenbeck. Es el déficit de la justicia en México en lo que coinciden los entrevistados.

Sobre los aprendizajes que dejó ese hecho, Gamiño es claro: “Nos deja en el mismo vacío en que hemos estado desde los noventas: en este país tenemos un déficit de justicia muy fuerte y nos alerta que seguimos en el mismo vacío de la injusticia y la impunidad”.

Hasta ahora, el caso no se ha podido esclarecer. Bef, por su parte, considera que la situación de hace 25 años es más o menos la misma que en la actualidad: “estábamos matándonos a balazos, sin diálogo, y así seguimos, es importante hacer memoria de dónde venimos y que hace muchos años tenemos esta crisis de violencia“.

Luis Donaldo Colosio, cuando fungía como secretario de Desarrollo Social, el 28 de noviembre de 1993, luego de ser designado candidato presidencial del partido gobernante, el PRI. / Carlos Taboada / AP

Una investigación en curso

Este 22 de marzo, los padres de Mario Aburto Martínez solicitaron al presidente Andrés Manuel López Obrador reabrir el caso, a través de una misiva entregada por un reportero durante la tradicional conferencia matutina. El mandatario, en respuesta, consideró que se debe seguir investigando.

El 13 de marzo pasado, el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI) instruyó a la Fiscalía General de la República (FGR) a entregar en versión publica una copia de todo el expediente de la averiguación previa del homicidio de Colosio.

“Que nunca se repita, que ese México salvaje desaparezca y se vaya de manera definitiva”, dice Bef, esperanzado. La lección, de momento, sigue pendiente.