Gloria Molina informó que padece cáncer terminal. Es una política pionera que hizo historia como la primera latina elegida para la Asamblea estatal, el Concejo Municipal de Los Ángeles y la Junta de Supervisores del condado.

En una publicación de Facebook, Molina, de 74 años, escribió que el cáncer, con el que dijo que ha estado viviendo durante tres años, es “muy agresivo”.

Hizo saber que está siendo tratada en City of Hope, un centro oncológico y que se siente afortunada de haber tenido una “vida larga, satisfactoria y hermosa”.

“Estoy realmente agradecida por todos en mi vida y orgullosa de mi familia, carrera, mi gente y el trabajo que hicimos en nombre de nuestra comunidad”, escribió Molina en la publicación, y agregó que tiene una hija y un nieto.

“Tengo una familia increíble y cariñosa, amigos maravillosos y trabajé con colegas comprometidos y un equipo leal”

Molina pasó 23 años en la Junta de Supervisores, donde representó al Distrito 1 de 1991 a 2014. El distrito se extendía desde Koreatown, Pico-Union y el este de Los Ángeles hasta el este de Pomona e incluía gran parte del Valle de San Gabriel.

La supervisora Gloria Molina ha representado al Este de Los Ángeles en la Junta de Supervisores del Condado de Los Ángeles durante 23 años.

Los amigos y antiguos colegas de Molina la llamaban una luchadora, decidida a atraer a más personas que se parecían a ella a las salas de la política de California dominadas por blancos y hombres

Molina comenzó su vida política en la década de 1970 como activista del movimiento chicano y defensora de las mujeres mexicoamericanas que fueron esterilizadas contra su voluntad en el Centro Médico del Condado de Los Ángeles-USC.

Años más tarde, luchó por el reemplazo del hospital después de un terremoto, acusando a los supervisores blancos de racismo después de que dijeron que querían verlo reconstruido con una huella más pequeña.

Como legisladora estatal, Molina era conocida por movilizar a sus electores para evitar que se abriera una prisión estatal en una parte predominantemente latina de su distrito que se había visto afectada por autopistas y otros proyectos no deseados. También se la reconoce como una fuerza importante detrás de la creación de Grand Park, que se extiende tres cuadras entre el Ayuntamiento y el Music Center.

Molina presionó a los funcionarios de la ciudad y del condado para que crearan un nuevo parque en el centro de Los Ángeles como parte del proyecto de remodelación de Grand Avenue, que trajo dos rascacielos a un sitio frente al Walt Disney Concert Hall.

También se aseguró de que Grand Park se construyera antes de que se construyeran las torres.

La supervisora Hilda Solís, quien reemplazó a Molina en la junta, dijo que presentaría una moción la próxima semana para nombrar a Grand Park en honor a Molina.

Cerca del final de su mandato en la Junta de Supervisores, instó a los votantes a derrotar al alguacil Lee Baca, quien en ese momento se postulaba para un quinto mandato, diciendo que había presidido “una cascada extraordinaria de escándalos que han expuesto el pésimo estado de el departamento y las cárceles que dirige”.

Un año después, lanzó su propia campaña para regresar al Concejo Municipal, pero fue derrotada por el entonces concejal José Huizar.