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La Presidencia de México no admite “Consulta”

October 21, 2021 - por

La Presidencia de México no admite “Consulta”

EL SEMÁFORO NO SIGNIFICA QUE TERMINÓ LA PANDEMIA

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CIUDAD DE MEXICO

 De ninguna manera es aceptable que el cargo de mayor responsabilidad nacional y de la más alta respetabilidad institucional, como lo es la Presidencia de los Estados Unidos Mexicanos, sea parte de un juego político de sello personal y menos de exhibir al pueblo, a la ciudadanía, en el concierto de las naciones. No se justifica programar el “me voy o me quedo”, por simple capricho e infeliz ocurrencia de una persona.

En la noche del domingo1 de julio de 2018 fue muy claro, indiscutible e irrebatible que 30 millones 113 mil 483 votos llevaron al candidato de Morena a la Presidencia de la República. Cifra jamás alcanzada en elecciones presidenciales, desde 1934, al comienzo de los períodos sexenales. A tres años de distancia, el tabasqueño  tiene el 60 por ciento de esos votantes, en aceptación y popularidad, como Presidente de México y él lo sabe.

Tuvo en su primera etapa mayoría en el Congreso de la Unión. En los recientes comicios, de mitad de sexenio. 11 de sus 15 candidatos ganaron las gubernaturas en juego. No repitió el control mayoritario en Cámara de Diputados. Perdió 9 de las 16 Alcaldías en “la joya de la corona”, la Ciudad de México. Desde Palacio Nacional y en sus recorridos finsemaneros por la República, el tabasqueño mantiene la campaña a favor de los morenistas, mientras al interior de su partido se incrementa la división.

El nacido en Macuspana, Tabasco, realiza una inédita actuación presidencial e impone su palabra. No hay respeto a los mandatos constitucionales y ordena la redacción de iniciativas para reformar el articulado de la Constitución Política, sin medir las consecuencias y costos políticos para el país. Fortalecido, desde su triunfo en julio de 2018, los tres principales partidos políticos (PAN, PRI y PRD) quedaron apabullados y no levantan cabeza, lo que permitirá su permanencia como líder nacional, aunque reitere que “se va a jubilar” y regresará a su rancho de nombre singular. Lo único que afrontará será su propia sucesión, en la que Claudia Sheinbaum Pardo, aparentemente es su favorita. Ricardo Monreal Ávila y Marcelo Luis Ebrard Casaubón, afirman que estarán en las boletas electorales.

UNA “CONSULTA”, ¿Y LA AUSTERIDAD?

Ante la realidad político-administrativa que vivimos, nos guste o no, sale sobrando el gasto millonario que implica el desplazamiento y movilización de los morenistas por todo el país, impulsados por el Presidente de México, para recabar dos y millones de firmas, de electores registrados, que se requieren para convocar a la “gran consulta popular” y en que está en juego la llamada “nueva figura democrática” que hace dos años fue aprobada por el Congreso de la Unión a propuesta y respaldo del propio tabasqueño que, como dicen sus simpatizantes, “así cumple con su compromiso número 82 de campaña”.

Comento que resulta inexplicable que en un régimen de austeridad republicana, de no ser igual que los otros, se haga una erogación millonaria para organizar, desarrollar y calificar la votación que para ser válida debe alcanzar el 40 por ciento del padrón electoral o sean unos 37 millones de sufragios. El hombre de Palacio Nacional ha dicho que si es un 39 por ciento el que pide que se vaya, “me voy aunque no sea el 40 por ciento”.

Es tan audaz e inteligente al manejar esta “consulta”, a sabiendas de que el resultado habrá de favorecerle. De necesario, tiene un As bajo la manga de la guayabera. Al asumir el mandato manifestó que respetaría la Constitución y las Leyes que de ella emanen, durante los seis años presidenciales para los que fue elegido, en forma abrumadora, por el pueblo que, reitera, es su principal guardián y por ello desapareció el Estado Mayor Presidencial y cerró la residencia de Los Pinos para vivir en Palacio Nacional.

Nadie, con cinco sentidos, duda que el resultado de la controvertida “consulta” ratificará a quien inició su mandato hace casi tres años. La votación en contra de que siga en el poder, será ínfima frente a la que le favorecerá. En el muy remoto caso, remotísimo, que la cifra llegará a 38 por ciento, el Presidente de la República seguirá viviendo y despachando en Palacio Nacional.

Comenzó, el equipo presidencial, la semana en todo el país el desfile de recabadores de firmas para cumplir con la convocatoria y donde deben prepararse es en el Instituto Nacional Electoral, a donde el secretario de Hacienda debe enviar millones de pesos para pagar empleados, adquirir o alquilar equipo para la instalación de mesas o casillas y los gastos inherentes a los alimentos de quienes atiendan a quienes acudan a dar su secreta y personal opinión.

No soy apostador, pero ante los hechos que tendrán lugar el domingo 27 de marzo de 2022, les aseguro que ganarán los que estén porque el tabasqueño se quede en Palacio Nacional hasta el último día de octubre de 2024.

UN POCO DE HISTORIA

Esto de “la revocación de mandato”, francamente, me parece que no tiene fundamento jurídico, aunque ya aprobaron senadores y diputados. El pueblo en general, la ciudadanía, está más dividida que lo que llegó a estar en el Siglo XIX, cuando no existía congruencia política ni administrativa, como lo demuestran los 22 años en que Antonio López de Santa Anna influyó para nombrar a 19 presidentes entre 1833 y 1855. Él, once veces asumió la presidencia, cinco ocasiones, a petición del veracruzano, lo fue el jalisciense, Valentín Gómez Farías, quien jamás fue postulado.

En ese mismo lapso varios ocuparon dos o tres veces el cargo como Nicolás Bravo, Manuel de la Peña y Peña, José Joaquín de Herrera y Pedro María Anaya, entre otros. El primero del grupo fue Miguel Barragán que murió cuando estaba en funciones y el último fue Rómulo Díaz de la Vega, quien se retiró sin más explicación.

La excepción, en esa fatídica etapa, fue el potosino Mariano Arista que ganó a otros 14 candidatos, entre ellos López de Santa Anna, el eterno vicepresidente Gómez Farías y Juan N. Almonte, el hijo del generalísimo José María Morelos y Pavón. En ninguno de todos los casos citados hubo algo parecido a “revocación de mandato”.

Anote que entre los presidentes que no tuvieron gabinete están: José Ignacio Pavón, durante dos días le cuidó la silla presidencial a Miguel Miramón, que retornó a cumplir su corto segundo período durante el imperio de Maximiliano. El jurista José María Iglesias “compartió” el poder como “presidente legalista” cuando fue impugnada la reelección de Sebastián Lerdo de Tejada y apareció por primera vez Porfirio Díaz que se dijo presidente del 23 de noviembre al 6 de diciembre de 1876. Se fue Díaz e impuso al poblano Juan N. Méndez.

Iglesias como el campechano Francisco Santiago Carvajal y Gual, éste interino a la caída de Victoriano Huerta, abandonó la presidencia y ambos huyeron hacia Estados Unidos de América. Carvajal murió en El Paso, Texas; José María regresó a México para continuar como abogado.

jherrerav@live.com.mx