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La presidencia Trump, en jaque otra vez. Cohen tiene más información que puede ser útil al fiscal Miller, quien investiga el Rusiagate, según su defensor

August 22, 2018 - por

La presidencia Trump, en jaque otra vez. Cohen tiene más información que puede ser útil al fiscal Miller,  quien investiga el Rusiagate, según su defensor

En la Casa Blanca.

Nueva York. 

El día después de que de manera casi simultánea el ex abogado personal de Donald Trump implicó al presidente en un delito y, por separado, su ex jefe de campaña fue declarado culpable de delitos financieros, el debate entre la cúpula política y sus observadores en este país es sobre si esto marca el principio del fin de este régimen.

La especulación sobre un fin político de Trump ha sido casi permanente desde los primeros días de una Casa Blanca marcada por investigaciones, traiciones, el éxodo sin precedente de funcionarios y asesores y cargos criminales contra asociados cercanos del presidente, pero los eventos judiciales del martes, según algunos analistas, fueron tal vez los peores en los 19 meses de su presidencia.

Lo mas explosivo para la Casa Blanca es la inculpación directa del presidente por su ex abogado personal Michael Cohen por un delito directamente relacionado con la campaña. Al declararse culpable este martes de varios delitos ante un tribunal en esta ciudad, Cohen afirmó ante un juez que cometió dos violaciones de las leyes de financiamiento de campaña al realizar pagos para silenciar a dos mujeres sobre sus relaciones sexuales anteriores con Trump bajo instrucciones del entonces candidato con el propósito de “influir la eleccion”

Lanny Davis, uno de los abogados de Cohen, comentó que este martes su cliente “declaró bajo juramento que Donald Trump lo dirigió para cometer un delito al hacer pagos a dos mujeres con el propósito principal de influir una elección. ¿Si estos pagos fueron un delito para Michael Cohen, entonces por qué no serían un delito para Donald Trump?”

Por ello, algunos ahora se refieren a Trump como el primer “presidente co-conspirador no acusado en la comisión de un delito federal” desde Richard Nixon en 1974.

Y Cohen está dispuesto a dañar aun más a su ex jefe. Su abogado Davis -quien tiene experiencia previa en estos asuntos ya que defendió a Bill Clinton durante su proceso de impeachment hace unos 20 años- ha indicado que su cliente tiene información que podría ser “de interés” para el fiscal especial Robert Mueller en su investigación sobre posible colusión con los rusos y obstrucción de justicia por Trump y sus socios, incluyendo sobre una “conspiración criminal” relacionada al hackeo de los demócratas durante la elección y si Trump estaba enterado de eso.

Expertos legales esperan que Cohen continuará colaborando con investigaciones relacionadas con su ex jefe, y que su cuento no se ha acabado. Algunos suponen que Cohen ya tiene un acuerdo secreto para cooperar con Mueller en su investigación sobre Trump como parte de su decisión este martes de declarar su culpabilidad a cambio de reducir su posible condena penal.

Sin embargo, es poco probable que Trump sea formalmente acusado de estos u otros delitos. La política legal oficial del Departamento de Justicia durante décadas es que un presidente en funciones no puede ser formalmente acusado de un delito (aunque eso no esta explícitamente concretado en ley o en fallos judiciales).

Por ello, el futuro de Trump no se determinará a través de decisiones legales sino depende más de una decisión política del Congreso., Así, mientras procede la investigación de Mueller, mucho gira en torno de si los demócratas logran conquistar la mayoría en por lo menos la cámara baja donde podrían ampliar las investigaciones y hasta evaluar impulsar un proceso de impeachment.

El caso contra Paul Manafort, el ex jefe de campaña de Trump quien fue declarado culpable de ocho cargos criminales incluyendo fraude bancario y evasión de impuestos al culminar su juicio el martes, fue el primer juicio impulsado por la investigación encabezada por Mueller. El veredicto es un triunfo que fortalece su mano ante los ataques incesantes en su contra por el presidente. Aunque los cargos no están relacionados directamente con Trump, el resultado es un golpe a la estrategia del presidente de descalificar toda la investigación como algo fabricado para impulsar una “cacería de brujas” en su contra.

Mientras la Casa Blanca declaraba este miércoles que el presidente “no ha hecho nada malo, no hay cargos en su contra”, al rechazar que Cohen implicó al presidente, Trump hoy, como es su costumbre, buscó descalificar e insultar al quien fue su ex operador durante más de 10 años. Lo acusó de fabricar versiones “para obtener un acuerdo” con los fiscales para salvarse a sí mismo. Al mismo tiempo, argumentó sin evidencia que los dos cargos por violaciones de leyes de financiamiento de campañas contra Cohen “no son un delito”. Bromeó poco antes de que “si alguien está buscando un buen abogado… no contrate los servicios de Michael Cohen”.

Esto contrastó con sus comentarios sobre Manafort, a quien Trump elogió por su “valentía” por no “romperse” como Cohen ante la presión de los fiscales federales, a quienes de nuevo acusó de promover una “cacería de brujas”. Eso de inmediato nutrió especulación de que Trump está considerando -y Manafort podría estar esperando- indultarlo en algún momento al final de sus procesos judiciales (Manafort enfrenta otro juicio criminal por lavado de dinero y defraudar a Estados Unidos entre otros cargos en septiembre). Este miércoles, la vocera de la Casa Blanca, Sarah Huckabee Sanders, comentó que no estaba enterada de conversaciones sobre un posible perdón presidencial para Manafort.

Mientras tanto, Michael Avenatti, el abogado de la estrella de porno Stormy Daniels, una de las mujeres que recibió pagos a cambio de su silencio sobre su relación con Trump y quien detonó en parte el caso contra Cohen, festejó este miércoles las declaraciones de culpa del ex abogado del magnate, informando que con eso podrán proceder con su caso civil incluyendo buscar interrogar al presidente bajo juramento. Solicitó que todos deberían de “aplaudir la valentía tremenda” de Daniels por rehusar mantener su silencio y concluyó que “la historia correctamente la tratará como una héroe por lo que viene”.

Con estos acontecimientos, se ha resucitado la palabra “Watergate” una vez más en Washington. Pero hasta ahora, este presidente ha evitado, con la colusión de su partido y otros interesados, tener que rendir cuentas.

Por ello, algunos críticos -entre ellos prominentes ex secretarios, altos funcionarios y oficiales de inteligencia- advierten que, como resultado de la impunidad y hasta burla de las instituciones democráticas por esta presidente y sus aliados, este país está en peligro de convertirse en una “república bananera”.