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Los humanos podrían dejar de padecer cáncer gracias a los elefantes

September 1, 2018 - por

Los humanos podrían dejar de padecer cáncer gracias a los elefantes

Menos del 5% de elefantes muere por cáncer, destacan los científicos. (EFE)

Uno pensaría que los elefantes tienen mayores posibilidades de padecer algún tipo de cáncer: son gigantes del reino animal y tienen billones de células más que los humanos, células que, en teoría, podrían generar esta enfermedad en algún momento de su larga vida.

Pero estaríamos equivocados. No es que nunca tengan cáncer, pero menos del 5% de los elefantes muere por su causa, en comparación con el 25% de los humanos.

“Debido a su tamaño corporal, la cantidad de células que tienen y el tiempo que viven, todos deberían desarrollar cáncer”, dijo Joshua Schiffman, oncólogo pediátrico, profesor de la Universidad de Utah e investigador del Instituto Huntsman del Cáncer.

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Investigadores como Schiffman estudian animales que han desarrollado formas de “resistir naturalmente el cáncer” a pesar de su tamaño y longevidad, incluidos los elefantes y las ballenas polares. Estas últimas pueden vivir más de dos siglos.

Al separar el funcionamiento interno de los genes y las moléculas en el reino animal, los científicos esperan desentrañar nuevas formas de prevenir o incluso tratar el cáncer en los humanos.

“Hacia allí se mueve el campo en su conjunto. Si podemos entender cómo estos cambios genómicos contribuyen a la resistencia al cáncer, entonces podremos comenzar a pensar en cómo traducir esto a nuestros pacientes “, dijo Schiffman.

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Un probable mecanismo, de acuerdo con un artículo publicado el 14 de agosto en la revista Cell Reports, podría ser un gen zombie que, cuando despierta con el daño al ADN, hace que esa célula muera.

“Si (esa célula) se mata a sí misma, entonces ese ADN dañado nunca tiene el potencial de generar cáncer con el tiempo”, dijo el autor del estudio Vincent J. Lynch, biólogo evolutivo de la Universidad de Chicago.

El gen zombie surgió de lo que se conoce como un “pseudogen”, una copia mutada o inactiva de un gen normal que puede acumularse durante eones de evolución. Los elefantes, así como parientes cercanos como los manatíes, tienen muchas duplicaciones de un gen conocido como LIF, pero estas copias en realidad no funcionan como el original.

En los elefantes, empero, una copia parece haber reanimado y “evolucionó un nuevo interruptor de encendido y apagado” que responde al daño del ADN, explicó Lynch. Los hallazgos de su estudio comprenden una pieza de un rompecabezas más grande, agregó.

“Probablemente hay muchas cosas que pueden contribuir a aumentar la resistencia al cáncer, y encontramos una de ellas en los elefantes”, dijo Lynch.

“La forma en que normalmente pensamos que funciona la evolución es adquiriendo muchos cambios genéticos. Cada uno de ellos contribuye con un pequeño efecto. Y cuando sumas todas esas cosas, terminas con un elefante súper resistente al cáncer”, comentó.

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Un elefántico problema… para los humanos

“Todas las células mutan todo el tiempo. Mis células están mutando y tus células están mutando. Pero con suerte nuestros genes de reparación del ADN pueden atajar esa mutación. Al cáncer le gusta desactivar esos genes”, dijo Schiffman de la Universidad de Utah.

Schiffman, que no participó en el estudio de Lynch, describió el nuevo informe como parte de un creciente cuerpo de evidencia de cómo los animales han evolucionado para reforzar la forma en que sus células luchan naturalmente contra el daño del ADN y sus mutaciones.

La propia investigación de Schiffman incluye otros genes que podrían darle al elefante su capacidad excepcional para eliminar el cáncer antes de que comience. Se refirió a uno en particular, un gen supresor de tumores llamado p53, como la “policía genética” por su papel en evitar que el daño en el ADN se convierta en cáncer. Los elefantes tienen docenas de copias de ese gen.

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Los humanos normalmente tienen solo dos copias de p53, menos que los elefantes. Y cuando ese gen está mutado o inactivo, como ocurre con muchos pacientes de Schiffman, el cáncer puede crecer sin control.

En los elefantes, el p53 también azuza al gen zombie, según el estudio de Lynch. Aunque los expertos dicen que se necesita más investigación para confirmar estos hallazgos y descubrir exactamente cómo este gen mata las células a nivel molecular.

Los expertos dicen que hay muchos pasos antes de que se prueben o utilicen hallazgos como los de Lynch para terapias contra el cáncer en humanos. Uno de esos pasos podría implicar la inserción de genes de elefante en ratones de laboratorio, que no tienen la misma resistencia al cáncer, según Vera Gorbunova, profesora de biología en la Universidad de Rochester y codirectora del Centro Rochester de Investigación del Envejecimiento.

El Ngorongoro es un microsistema dentro de otro microsistem,a que son las planicies del este de África. Las excursiones se realizan de día y sólo se permite pasar seis horas dentro de la boca del volcán ya que leones, chitas y hienas salen a cazar por la
Animales, como los elefantes, han evolucionado para reforzar la forma en que sus cuerpo lucha contra el cáncer. (Fernando Fernández de Córdova)

Gorbunova también se pregunta qué más podría estar sucediendo en los elefantes que equilibra la tendencia de sus células a morir bajo estrés. Mejorar una vía como la del gen p53 de forma aislada podría tener consecuencias no deseadas, dijo. Por ejemplo, en estudios previos en ratones, el aumento de la actividad del gen causó que los ratones envejecieran más rápido de lo normal.

“Es un sistema muy pulido”, dijo Gorbunova, quien destacó la importancia de observar de cerca estos “organismos inusuales” que rara vez desarrollan cáncer, entre ellos criaturas más pequeñas como ratas topo lampiñas, micromurciélagos y ardillas grises.

“Creo que tenemos que estudiar todos estos animales resistentes al cáncer y luego elegir estrategias que sean más fáciles de aplicar a las personas”, dijo.

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Eso significa que zoólogos, veterinarios, antropólogos, matemáticos y médicos humanos deben “unirse en una causa común”, dijo Schiffman, cuyos colegas también incluyen conservacionistas de elefantes “para estudiar esos raros momentos en los que desarrollan cáncer”.

“Cuando nos ponemos la bata de médico… ¿buscamos fármacos que estén afectando las mismas vías?” se preguntó Schiffman.

“La evolución ha trabajado durante millones de años para desarrollar organismos resistentes al cáncer.Entonces, ¿por qué no estudiar la evolución para tener una idea de cómo podríamos lograrlo?”, dijo Lynch.

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