No es ningún secreto que nuestra nación enfrenta enormes necesidades.

Tenemos más desigualdad de ingresos y riqueza que en cualquier otro momento del siglo pasado. Más de 90 millones de estadounidenses no tienen seguro o tienen un seguro insuficiente. Las personas mayores carecen de la atención dental, auditiva y visual que necesitan desesperadamente, y como país pagamos más por los medicamentos recetados que cualquier otro país desarrollado del mundo.

Más de 500,000 de nuestras personas no tienen hogar y más de 18 millones de hogares están pagando más del 50 por ciento de sus ingresos limitados en vivienda. Al mismo tiempo, nuestro sistema de cuidado infantil es disfuncional y enormemente costoso, y tenemos una de las tasas más altas de pobreza infantil de cualquier nación importante.

Muchos de nuestros maestros están mal pagados y se ven obligados a enseñar en escuelas con sillas rotas, aulas inundadas y personal de apoyo inadecuado. Mientras tanto, demasiados adultos jóvenes no pueden permitirse obtener una educación superior o ingresar a la fuerza laboral con cantidades obscenas de deudas.

Nuestras carreteras y puentes se están desmoronando y necesitamos reconstruir nuestros sistemas de agua, plantas de tratamiento de aguas residuales, banda ancha y otros aspectos de nuestra infraestructura física.

Y todo esto está ocurriendo mientras la amenaza existencial del cambio climático ya ha marcado el comienzo de una era con más inundaciones, clima más extremo, más incendios forestales, más sequía, más acidificación de los océanos, más enfermedades, más actividad económica perdida y amenaza la habitabilidad misma de nuestro planeta para las generaciones futuras.

En otras palabras, vivimos en un momento sin precedentes en la historia, y hay una enorme cantidad de trabajo que hay que hacer.

La buena noticia es que el Proyecto de Ley de Reconciliación de $ 3.5 billones escrito por el Comité de Presupuesto es un esfuerzo serio para abordar estas y otras crisis descuidadas durante mucho tiempo. Y aunque este presupuesto de compromiso es menor de lo que quería, esta propuesta será la legislación más importante para los trabajadores, los ancianos, los niños, los enfermos y los pobres desde FDR y el New Deal de la década de 1930.

La mala noticia es que aprobar esta legislación no será fácil. Requerirá asumir la codicia y el poder de las corporaciones estadounidenses y la clase multimillonaria que tienen un enorme control sobre lo que sucede en Washington. No es ningún secreto que harán todo lo posible para proteger sus ganancias y mantener el status quo en este país.

Estamos enfrentando a una industria farmacéutica que ha gastado $ 4.7 mil millones en cabildeo y contribuciones de campaña en los últimos 20 años, un promedio de casi $ 250 millones por año. Y la semana pasada, lanzaron otra compra de bonos de siete cifras contra las disposiciones que ahorrarían a los contribuyentes cientos de miles de millones de dólares y reducirían el costo de los medicamentos en un 50 por ciento al hacer que Medicare negocie los precios de los medicamentos recetados, ahorros que se utilizarán para cubrir la atención dental, los audífonos y los anteojos que las personas mayores necesitan desesperadamente, una idea que una encuesta reciente de Kaiser encontró que goza del apoyo de casi el 90 por ciento del pueblo estadounidense. Ahora entiendo que la industria farmacéutica es dueña del Partido Republicano y que ningún republicano votará a favor de esta legislación, pero no hay excusa para que los demócratas no la apoyen.

Estamos enfrentando a una industria de combustibles fósiles que, entre 2000 y 2016, gastó más de $ 2 mil millones en cabildeo contra la legislación para proteger nuestro planeta del cambio climático, y solo ha aumentado el ritmo de sus esfuerzos desde entonces. También recientemente lanzaron un importante esfuerzo publicitario contra el proyecto de ley que finalmente asumiría la amenaza del cambio climático al transformar nuestros sistemas energéticos lejos de los combustibles fósiles y hacia la eficiencia energética y la energía sostenible, al tiempo que crearía empleos bien remunerados para los trabajadores y los jóvenes.

Estamos enfrentando a cabilderos empresariales que han descrito nuestro proyecto de ley como una “amenaza existencial” porque en un momento en que la brecha entre los ricos y todos los demás se está ampliando, cuando dos personas poseen más riqueza que el 40 por ciento inferior, y cuando algunas de las personas más ricas y las empresas más grandes no pagan nada en impuestos federales sobre la renta,  estamos pidiendo a la clase multimillonaria y a las grandes corporaciones rentables que finalmente paguen su parte justa en impuestos.

Eso, y más, es a lo que nos enfrentamos. En esta legislación nos enfrentamos a toda la clase dominante estadounidense que hará todo lo posible para proteger su riqueza y poder.

Esta lucha no será fácil.

El dinero domina casi todo lo que sucede en el Congreso.

Wall Street, la industria farmacéutica, las compañías de carbón y petróleo, la industria del cuidado de la salud, la agroindustria y el resto de las empresas estadounidenses gastan miles de millones cada año, no solo en contribuciones de campaña, sino también en cabildeo. Y obtienen lo que pagan: los deseos de los ricos y poderosos son bien atendidos mientras se ignora el dolor de las familias trabajadoras.

Pero creo que esta vez podría ser diferente.

Sí. Creo que esta vez podemos superar la codicia insaciable que existe en gran parte de la América corporativa.

Sí. Creo que podemos enfrentarnos a la industria de los combustibles fósiles, combatir eficazmente el cambio climático y transformar nuestro sistema energético lejos de los combustibles fósiles y en eficiencia energética y energía sostenible.

Sí. Creo que podemos enfrentarnos a las compañías farmacéuticas y poner fin a la desgracia internacional de ser el único país que permite a las compañías farmacéuticas cobrar lo que quieran por los medicamentos recetados, al tiempo que nos aseguramos de que las personas mayores obtengan los audífonos, dentales y auditivos que necesitan.

Sí. Creo que podemos enfrentar a la clase multimillonaria, finalmente hacer que comiencen a pagar su parte justa de impuestos y decirles: “No, no puedes tenerlo todo. No se pueden seguir teniendo enormes exenciones fiscales mientras los niños pasan hambre, mientras la gente no puede pagar los medicamentos, mientras que las personas mayores no pueden masticar sus alimentos, mientras nuestro planeta arde”.

No. No podremos lograr ninguno de estos objetivos a través de este Proyecto de Ley de Reconciliación si vemos este proceso como un deporte de espectadores, asumiendo que otros, especialmente los del Congreso, lo harán por nosotros sin su participación.

No lo harán.

El futuro está en tus manos. Así que  haz que se escuche tu voz, ayúdame a decirles a mis colegas que sí, que la gente está sintonizada con este debate de reconciliación y que quiere acción:

Por favor, agregue su nombre para decirle al Congreso que es hora de priorizar las necesidades de las personas que no saben cómo manipular el sistema como la clase multimillonaria de este país y aprobar el Proyecto de Ley de Reconciliación de compromiso de $ 3.5 billones que finalmente abordará el dolor real de las personas en este país mientras salva nuestro planeta para las generaciones futuras.

La humanidad se encuentra en una encrucijada. Podemos continuar por el camino actual de la codicia, el consumismo, la oligarquía, la guerra, el racismo y la degradación ambiental. O podemos guiar al mundo para que se mueva en una dirección muy diferente.

La elección es nuestra.

*Bernie Sanders, senador y una de las más imporantes figuras de la izquierda de EU.