Monterrey, N.L.

Hoy ha sido verdaderamente un día muy significativo para mi, muy emotivo, un día de esos en los que te exalta el orgullo de ser mexicano, sé que mi sentir,  es el sentir de muchos de mis compatriotas que como yo han creído y han esperado un cambio verdadero, un cambio que por momentos creíamos que nunca llegaría, un cambio tan esperado, que aunque no vaya con la rapidez que se quisiera, si va con paso firme.

No encuentro las palabras exactas para agradecerle a mi querido presidente, licenciado  Andrés Manuel López Obrador, todo el esfuerzo, la dedicación, el amor que le ha tenido a su gente, a su pueblo, a su país, su incansable tesón por conseguir igualdad social, una lucha que le ha costado muchísimo en todos los sentidos.

Nadie había mostrado un interés tan genuino por los mexicanos de a pie, por los más desvalidos, los más vulnerables y hoy lo ha visto recompensado merecidamente en tantas y tantas muestras de afecto y de cariño que le ha brindado su pueblo, su gente.

Me decepciona ver cómo algunos mexicanos se desviven en denostar las acciones, las obras, sus propuestas, que llevarían a nuestro país a la cumbre, a la cima, pero por el contrario prefieren que prevalezca el nepotismo, el abuso de poder, la corrupción en su máxima expresión.

Afortunadamente y a pesar de todas las acciones y estrategias de las que se ha valido la ultraderecha, la oligarquía, la convicción de nuestro Presidente por hacer lo correcto, está rindiendo sus frutos.

Aplaudo y agradezco a todos los mexicanos que hoy salieron a las calles a mostrar su apoyo incondicional a la Cuarta Transformación y a nuestro señor presidente, al que una vez más le hicieron saber que no está solo y como él dice: “Amor con amor se paga”. No me queda la menor duda que hoy quedó más que manifiesto. Al mundo les digo que somos un gran país y que nunca nos hemos sentido más orgullosos de ser mexicanos. Quiero que se escuche fuerte nuestro grito: “¡ Viva México!”.

*Aída López es una madre de familia de Monterrey, N.L.