CIUDAD DE MEXICO

México debe y puede contar con su propia vacuna contra el coronavirus causante de la Covid-19, objetivo que podría alcanzarse a finales de este mismo año, una meta buscada por varios grupos de investigadores de instituciones nacionales, y que no se duda en considerar de seguridad nacional.

Esta tarea la realizan investigadores universitarios eméritos y de carrera si no incipiente, sí en plena maduración, pertenecientes  a universidades e institutos nacionales de salud, así como laboratorios e iniciativas privadas.

Sus coincidencias en el terreno de la investigación incluyen el punto de partida de la proteína S, que conforma la corona característica de este coronavirus, y es la llave que permite su ingreso a los receptores de la célula que infectan.

El doctor Juan Pedro Laclette, investigador emérito del Instituto de Investigaciones Biomédicas de la UNAM, quien encabeza uno de estos grupos, explica a La Educación que ya han terminado los estudios preclínicos en animales y en uno o dos meses comenzarán los de tipo clínico en seres humanos.

En la fase preclínica en animales se aseguró que la sustancia de la cual saldrá la vacuna no sea tóxica, tampoco cause daño pero sí induzca una respuesta inmunológica.

En los inminentes estudios clínicos en humanos, en su fase uno, lo primero que se garantizará es no causar daño, que sea inocua y luego, en la fase dos, que levante una buena respuesta inmunológica, mientras que en la fase tres se certificará que sea una respuesta inmunológica protectora, explica el investigador universitario de tiempo completo.

Varios de los proyectos de diferentes instituciones en busca de vacuna anti Covid-19 vamos en posiciones cercanas, acota a laeducación.us.

Datos de la cancillería mexicana señalan que otros proyectos en busca de la vacuna son los del Instituto Gould-Stephano, A.C. (Iniciativa Jonas Salk México) , el correspondiente al Instituto de Biotecnología también de la UNAM, a la Universidad Autónoma de Querétaro y a Laboratorios Avimex / IMSS. (https://bityl.co/6GDt)

El Gould-Stephano estima que la evaluación clínica de su vacuna y la obtención de la aprobación de su uso requerirá de unos 13 meses, con capacidad para 10 millones de dosis iniciales y anual de producción de 22 millones de dosis.

Por su parte el doctor Laclette, cuyo equipo trabaja con los laboratorios Alpharma SA, precisa que su candidato de vacuna ya mostró las características de pureza y estabilidad, no requiere ultra refrigeración sino a lo más termos en hielo, y costo asequible, además de que será adaptable si se necesita revacunación.

El investigador emérito universitario hace ver que este trabajo se encuadra en la necesidad de que México recupere su autosuficiencia en la producción de vacunas, y advierte que van a presentarse nuevas pandemias, pues en lo que va del siglo el mundo ya lleva siete.

Es una cuestión de seguridad nacional que México desarrolle una plataforma tecnológica que nos de capacidad para responder a estas emergencias epidemiológicas, subraya y añade que se pretende que nuestro país termine con su actual situación de dependencia, donde se compran las vacunas con las empresas que se puede, las que entregan el producto conforme van pudiendo y entonces la campaña de vacunación se organiza conforme llegan las entregas.

Y da el dato de que “si se hubiera destinado el 10 por ciento, bueno póngale el cinco por ciento, de lo que se ha gastado en vacunas extranjeras, tendríamos más avance”.

Recuerda que la escuela mexicana de salud pública fundada a fines del siglo XIX, fue la quinta a nivel mundial, y formó a salubristas y epidemiólogos para México, Centro y Sudamérica.

Pero fue hace unos 25 años que el país comenzó a dejar de ser autosuficientes en la producción de vacunas, pues de pronto se adoptó la estrategia “de irse por lo más barato, de irse por la estrategia de comprar consolidado a las grandes trasnacionales, se fue desatendiendo, desbaratando la capacidad instalada”, y ahora cada vez “producimos menos vacunas”.

El grupo que encabeza el doctor Laclette cumplió este marzo un año de desarrollo de la que será la vacuna anti Covid-19, y espera que para fines de este 2021 haya resultados concretos.

Pero indica que como la ciencia no es magia y no se puede sacar un as de la manga, si no se puede garantizar la efectividad de la vacuna, así lo aceptarían y entonces podrían buscar otra alternativa.

Advierte tras señalar el interés de científicos jóvenes por este campo, que instituciones como la UNAM o las del sector salud, cuentan con una infraestructura considerable que permite la disponibilidad de equipos, pero aún hacen falta laboratorios de alta seguridad certificados e insumos.

“Por ejemplo en Estados Unidos, si uno necesita algo, lo consigue para el día siguiente, aquí en México es para el mes siguiente”.