Madrid.

Un escenario semioscuro custodiado de un lado por la Santa Muerte, esa calavera negra y amenazante, y del otro por una efigie de Jesús Malverde, el tótem ‘‘milagroso” de los narcotraficantes mexicanos.

En ese ambiente claustrofóbico, tenebroso y doliente transcurre la obra de teatro Todos los caminos conducen al narco, escrita y dirigida por Acoyani Guzmán, en la que se expone con crudeza la orgía de violencia y destrucción que va dejando la estela mortal del crimen organizado y sus cruentas luchas fratricidas.

Acoyani Guzmán, joven dramaturga mexicana de origen chileno, quien también actúa y escribe poesía y teatro, se empeñó desde hace un par de años en desarrollar una historia sobre la violencia del narcotráfico en México, pero desde la perspectiva de la mujer.

Funciones en la sala madrileña Nave73

En ese montaje, presentado con éxito en la sala madrileña Nave73, dos protagonistas hacen un recorrido vital similar al que haría cualquier mujer u hombre que por imperativo de sus circunstancias o por elección deciden ingresar en las filas que alimentan las redes del crimen organizado y el narcotráfico. Y la inocencia la van perdiendo de manera paulatina; como cuando necesitan prostituirse para subsistir, matar para sobrevivir, traicionar a sus seres queridos y sus principios para mantener su aliento…

Además de Acoyani Guzmán, directora y autora de Todos los caminos conducen al narco –obra hasta ahora inédita–, participan las actrices Anaïs García, Noemí Rodríguez Santos, Natalia Fisac, Cristina González del Valle, Neus Penya-Roja y Marta Santandreu. Jesús Sarmiento es asistente de dirección y la producción es de las compañías Bambola Teatro y Teatro Sin Red.