Permítanme ser honesto con ustedes al decir que tengo  sentimientos ambivalentes sobre el proyecto de ley de reconciliación que se aprobó en el Senado el domingo y por el  que voté.  Este proyecto de ley fue una oportunidad para hacer grandes cosas.  Hizo cosas muy modestas. Fue  una oportunidad para defender audazmente  a  las familias trabajadoras de nuestro país y restaurar su fe en el gobierno.  No fue así.

En mi opinión, después de sopesar las ventajas y las desventajas del proyecto de ley , las ventajas ganaron  y voté a favor. Pero seamos claros.  Esto es solo el comienzo.  Todavía  tenemos un largo camino por recorrer para crear el tipo de justicia económica, social, racial y ambiental que la gente de nuestro   país merece. Y eso no va a suceder a  menos que luchemos  por ello.

Como saben, un  proyecto de ley de reconciliación es una de las pocas oportunidades que tenemos  en el Senado para aprobar una legislación importante  con 50 votos, no los 60  habituales. En otras palabras, si los 50 demócratas se  hubieran mantenido unidos,  podríamos  haber dado un  paso significativo hacia adelante para abordar las principales crisis económicas  , sociales y ambientales que enfrenta nuestra país.

Eso no es  lo que sucedió.

Dos  demócratas corporativos, el senador Manchin y el senador Sinema,  quienes reciben   enormes cantidades de contribuciones de campaña  de poderosos intereses especiales, impidieron que eso sucediera.

El resultado es que este proyecto de ley no  hace nada para reformar nuestro sistema de  atención médica  disfuncional, derrochador y cruel. No hace nada para abordar los niveles masivos de  desigualdad de ingresos y riqueza y la concentración de la propiedad que estamos  experimentando actualmente. No hace nada para aumentar el salario mínimo de hambre o facilitar que   los trabajadores se  unan a  los sindicatos.  No hace nada para construir los millones de unidades de viviendas asequibles que necesitamos.  No hace nada para abordar la crisis de la  pobreza infantil y un  sistema de  cuidado infantil totalmente inadecuado.  No hace nada para abordar la  crisis de atención médica en  el hogar que enfrentan nuestras personas mayores y personas con discapacidades.  No hace nada para expandir Medicare para cubrir el cuidado  dental, auditivo y de la vista.  No hace nada para   que sea más fácil para los  jóvenes estadounidenses obtener una  educación superior o pagar su deuda estudiantil.   No hace nada para avanzar  hacia la reforma  migratoria o la reforma del derecho al  voto.

Entonces, hermanas y hermanos, ¿qué hace este proyecto de ley?  ¿Por qué  voté a favor?

Esta legislación realiza importantes inversiones en  energía limpia y  eficiencia energética. En un momento en que enfrentamos  la crisis  existencial del  cambio climático, la parte más significativa de este proyecto de ley es una inversión sin precedentes de  300 mil millones de dólares  en  energía limpia,  incluyendo una propuesta de techo solar  de  7 mil millones que presenté.  Este proyecto de ley podría ayudar a aumentar la energía solar de los Estados Unidos  en un 500 por ciento y más del doble de  la energía eólica para 2035.  No es poca cosa.

Y permítanme ser claro.  Una inversión en  energía limpia de este tamaño no ocurrió por accidente.  Ocurrió  porque la comunidad progresista ha estado presionando al sistema político durante años para que actúe con urgencia en este tema de vida o muerte, y deberíamos  serlo.  orgullosos de lo que logramos.  ¿Es la financiación de este proyecto de ley para la  energía sostenible y  la  eficiencia energética lo suficientemente grande? No.  ¿ Incluye un   Cuerpo Civil del Clima que llama a una generación de jóvenes  al  servicio para ayudar a  construir un  futuro mejor y sostenible? No.  Pero,  con todo,  es un gran paso adelante para abordar la enorme crisis  climática que enfrenta el planeta.

Pero aquí está el aspecto muy negativo  de este proyecto de ley.  Increíblemente, en un momento en    que estamos tratando de reducir las emisiones de carbono, este proyecto de ley proporciona regalos masivos a la industria de los combustibles fósiles.  Bajo esta legislación  , hasta  60 millones de acres de aguas públicas  deben ofrecerse a la  venta cada año a la industria del  petróleo y el gas  ante el gobierno federal.  El gobierno podría aprobar cualquier nuevo  desarrollo eólico marino. Y eso no es  todo.  La industria de  los combustibles  fósiles se beneficiará de un  acuerdo paralelo que aprobaría  el gasoducto Mountain Valley de  6.6 mil millones de dólares, un  gasoducto fracturado que abarcaría  303 millas desde Virginia Occidental hasta Virginia Occidental. Virginia, y potencialmente  a Carolina del Norte.  Se trata de un gasoducto que generaría  emisiones equivalentes a las  liberadas por 37  plantas de carbón o por más de 27 millones de coches cada año y es enérgicamente opuesto por la comunidad ambiental.  Es incomprensible  que estas disposiciones antiambientales estén en el proyecto de ley.

En términos de medicamentos recetados, este proyecto de ley da un pequeño paso adelante en hacer algo que los progresistas han exigido durante años.  La buena noticia es que  permitirá a  Medicare  negociar el precio escandalosamente alto de los medicamentos recetados y  los costos más bajos de los  medicamentos.  La mala noticia es que estas negociaciones no  entrarán en vigor  hasta 2026 y  comenzarán  con solo 10 medicamentos.  Bajo este proyecto de ley   seguiremos pagando, con diferencia, los precios más altos del mundo por nuestros medicamentos en un futuro  indefinido.

En términos de política tributaria, este proyecto de ley comienza el trabajo de hacer que los ricos y  las grandes corporaciones paguen su parte  justa en impuestos al imponer un  impuesto mínimo del  15 por ciento a las corporaciones.  Es un paso adelante cuando las  grandes corporaciones rentables ya no   podrán evitar  por completo el pago de sus impuestos.   Además, esta legislación le da al IRS los recursos que necesitan para perseguir los  impuestos estimados de  1 billón de dólares  no pagados  por las personas más ricas de este país y  ayudará a  la gente común y trabajadora a  obtener sus rendimientos más rápido.

Hermanos y hermanas: podemos  ser atacados por los establecimientos corporativos, políticos y mediáticos por   tener  ambiciones audaces que  desafían  el poder de la campaña del 1 por ciento y los ricos.  colaboradores. Seremos criticados por defender a  las familias trabajadoras y exigir el establecimiento de programas que ya existen en muchos otros países.    Pero lo que sabemos y entendemos es que encuesta tras encuesta muestra que nuestra agenda es enormemente popular.  Es  lo que la gente de la clase  trabajadora de todo el país quiere y necesita.

Los trabajadores no tienen  cabilderos poderosos en Washington D.C.  abogando en su nombre.   No tienen súper  PAC  que gastan  cientos de millones comprando y vendiendo políticos.  Todo lo que tenemos  somos nosotros mismos: el poder del  pueblo unido.

Nunca se produce un cambio real  en este país de  arriba  hacia abajo.  Siempre sucede de abajo hacia  arriba.

*Bernie Sanders es senador y una de las principales figuras de la izquierda de EU.