Ciudad de México.

Chicuarotes es un gentilicio regional para los oriundos de San Gregorio Atlapulco, uno de los pueblos originarios de Xochimilco, alcaldía en la Ciudad de México.

Es “un paraíso con naturaleza anfibia, como los axolotes”, animal endémico de la zona lacustre del valle de México, el cual se encuentra en peligro de extinción.

El sitio da lugar a un drama fílmico “fuerte, una tragedia casi griega que está adornada como si fuera un carnaval”.

Se trata de Chicuarotes, cinta dirigida por Gael García Bernal, quien en entrevista con La Jornada, comenta:

“Es una fábula que trata de encontrar una esperanza, pero sin una respuesta moral, porque no existen chamanes los cuales tengan una respuesta única, ni en el arte ni en la política.”

Gael, actor reconocido internacionalmente, figura mediática y activista del ambiente y de causas sociales, concreta esta película luego de diez años, cuando el guión de Augusto Mendoza llegó a sus manos a través de unos amigos.

Avatares, falta de recursos y hasta el temblor del 19 de septiembre de 2017 habían detenido la realización de esta historia.

Ahora, la cinta “cabalga sola” luego de tener un exhibición en el pasado festival de Cannes. Se estrenará el próximo 27 de junio en salas de México.

Chicuarotes “trata la pérdida de la inocencia. La narrativa de que hay que escapar de un lugar, y el boleto para hacerlo, es el dinero. Y ¿qué nos los va a dar? pues secuestrar a alguien”, revela Gael.

La historia, asegura, “debería ser un funeral pero terminó siendo un carnaval en medio de la falta de esperanza en los jóvenes del lugar. Queríamos atestiguar, de alguna forma, este momento crítico al que hemos llegado, en el que una posibilidad para salir adelante es privar de la libertad a un niño”.

A decir del cineasta, en su película “todo lo que apuntamos nos salió. Es decir, llegamos a los lugares a los que queríamos llegar. La aventura está puesta”.

En la cinta, dos adolescentes buscan alejarse de las circunstancias opresivas en las que viven. Se enteran de la oportunidad de comprar una plaza en el Sindicato Mexicano de Electricistas, lo que compraría su libertad y concretaría su éxodo, pero lo que logran es sentir el cercano mundo criminal de la Ciudad de México.

Sólo son “unos chavos que desean salir de su pueblo, que es como un paraíso echado a perder y que tiene el potencial para ser uno de los mejores lugares para vivir”, afirma el director.

–¿México puede ser un paraíso? Se le pregunta.

–Es algo que nos toca a nuestra generación transformar, vivir, porque estamos en un derrape constante, en una curva acelerada en la que todo está en juego. Todos los días hay una situación límite. Por un lado es fascinante pero también es agotador, y es fácil tirar la toalla.

En una conferencia de prensa, García Bernal insistió en que ”la labor del arte es exponer los temas y hacer las preguntas terribles; eliminar el discurso único que dice tener la solución a todos los problemas. Las respuestas llevan muchos foros”.

–¿Por qué promoviste el amparo para uso lúdico de mariguana? Pregunta La Jornada en la charla.

— La mariguana no ha matado a nadie, pero su prohibición sí. En lo personal no me gusta, no me pega. Pero si ya hay jurisprudencia respecto al tema, promover el amparo fue como para poner el dedo en donde tiene que estar ante ese prohibicionismo absurdo del uso de una planta casi sagrada y homeopática.

El elenco de Chicuarotes lo conforma: Benny Emmanuel, Gabriel Carbajal, Leidi Gutiérrez Chillamil: Daniel Giménez Cacho, Dolores Heredia y Enoc Leaño.

La producción es de Marta Núñez y Gael García Bernal. Juan Pablo Ramírez es el director de fotografía. Jacobo Lieberman y Leonardo Heimblum.