Preveen estallido social en Coahuila por irresolución de Altos Hornos de México
September 18, 2023 - por Diana M. González D.

Lealtad de trabajadores coahuilenses a SNTMMSSRM
Saltillo, Coah.
El pasado 28 de agosto en la Mañanera, el periodista Hans Salazar informó al presidente Andrés Manuel López Obrador haber entregado a su vocero la denuncia pública enviada por un grupo de ex trabajadores mineros y metalúrgicos de Altos Hornos de México (AHMSA), solicitando su apoyo para resolver la actual crisis que ellos y sus familias padecen en Coahuila, debido a las diversas violaciones contractuales cometidas por Alfonso Ancira, principal accionista de la acerera del Grupo Minero del Norte.
Casi un mes después, de hecho, el lunes posterior a la fastuosa celebración patria del 15 y 16 de Septiembre, el Secretario del Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos, Siderúrgicos y Similares de la República Mexicana, el senador Napoleón Gómez Urrutia, hace eco de sus agremiados en el periódico La Jornada, advirtiendo al presidente sobre un posible “conflicto” social en Coahuila.
“Es urgente que el gobierno federal intervenga para evitar el cierre definitivo de Altos Hornos de México (AHMSA), porque hay riesgo de un conflicto social de consecuencias inesperadas, dado que se perderán 20 mil empleos directos y 100 mil indirectos en Monclova y otras localidades de Coahuila”, se lee en su alusión a las Plantas 1 y 2 de la siderúrgica, además de las minas Hércules (ubicada en Hércules, Coahuila), y La Perla (ubicada en Camargo, Chihuahua), también propiedad del Grupo Acerero del Norte, declarado en quiebra por Alonso Ancira el 17 de abril del presente año.
Sin embargo, la totalidad de los trabajadores de la acerera y subsidiarias dejaron de percibir sus salarios desde diciembre de 2022, además de bonos, aguinaldo e incluso su fondo de ahorros, cuyo monto de 35 mil pesos por trabajador fue entregado por el llamado “Sindicato democrático” de Ancira, a su propia empresa.
Planta paralizada.
LA CRISIS HUMANITARIA QUE ACOMPAÑA AL RECLAMO LABORAL
Antes, movimiento febril.
“Aquí no se oye más que el reclamo enorme de los trabajadores, porque desde diciembre del año pasado no nos han pagado salarios, prestaciones ni finiquitos”, dice con comprensible desesperación Francisco (Paco) Morales Tamez, líder moral de la Sección 147 del Sindicato nacional de mineros, también conocida como “Los trasparentes de Napo”.
Si bien la denuncia pública enviada por él y algunos de sus compañeros al presidente López Obrador con el periodista Salazar levantó ámpula en los medios de comunicación tradicionales y alternativos, Morales Tamez no ha recibido a la fecha ninguna respuesta de Palacio Nacional ni de ninguna de las instancias federales que podrían tomar cartas en el asunto.
De hecho, entre los comentarios vertidos por el presidente respecto a que la gente de Monclova y la región no se quedaría sin trabajo porque el norte está prosperando con la llegada de muchas nuevas empresas, Morales Tamez señala que ese panorama no constituye una solución a la crisis desatada contra ellos desde enero en adelante, pues la justicia que los ex trabajadores AHMSA esperan es el pago de los adeudos de la empresa, especialmente sus finiquitos, correspondientes a toda una vida laboral.
“Las nuevas empresas son opción para los jóvenes que podrán emplearse allí, pero los de edad avanzada como nosotros, que somos de 60 años y más, no podemos pensar en que vamos a empezar a trabajar como si tuviéramos 18 años”, señala.
Napoleón Gómez Urrutia, líder del gremio minero.
“Las madres de familia”, por otra parte, “no tienen para pagar comida, servicios, salud y mucho menos útiles escolares, sin olvidar que la empresa dejó de pagar los créditos de INFONAVIT y muchas de ellas están temiendo ser echadas de sus casas”.
En el angustioso panorama descrito por Morales Tamez, se incluye el alza de divorcios, las muertes prematuras de hombres de mediana edad, cuyas familias obviamente han quedado en el desamparo, así como la migración forzada de numerosos coahuilenses que hasta hace poco aún confiaban en la resolución del gravísimo problema laboral creado por la corrupción de Alonso Ancira y sus cómplices accionistas, administrativos, sindicalizados y hasta operarios.
HÉRCULES, UNA MINA YA NO TAN FUERTE… Y UNA PERLA QUE YA CASI NO BRILLA
Al igual que los obreros siderúrgicos de Monclova, los mineros pertenecientes a las nóminas de la División de Materias Primas de AHMSA, correspondiente a las minas Hércules (ubicada en el Municipio coahuilense del mismo nombre) y La Perla (en Camargo, Chihuahua), tampoco han recibido sus salarios desde hace más de ocho meses.
Allí, los trabajadores de Hércules, mina ubicada en la zona desértica de Coahuila, además enfrentan la falta de energía eléctrica desde hace semanas, ya que la empresa aún propiedad de Alonso Ancira les cortó el suministro de la misma, lo cual se suma al permanente acoso que los trabajadores enfrentan por parte de guardias privados de AHMSA y policías locales cooptados por Ancira.
Hércules, que reflejara en su población la fuerza de su centro minero, hoy es poco menos que un pueblo fantasma, pues gran parte de los habitantes han emigrado y actualmente solo 200 familias resguardan la entrada de la mina enfrentando el corte permanente de la electricidad, así como la correspondiente falta de agua que se deriva del cierre de la subestación eléctrica propiedad de AHMSA, desde donde el 3 de septiembre salió la orden de no suministrar más electricidad a la población.
La gente, acostumbrada a temperaturas de hasta 45 grados centígrados, ahora también enfrenta escasez alimenticia, deshidratación en niños y ancianos y males gastrointestinales surgidos ante la falta de electricidad que no permite refrigerar alimentos ni medicinas como la insulina (si acaso la gente aún puede comprarla).
Al respecto, Francisco Vaca Pavia, representante de la Sección 265 del Sindicato Nacional Minero, señala que la resistencia que han opuesto los mineros y sus familias desde el 25 de marzo de este año ha provocado prácticamente un estado de sitio en el municipio de Hércules, ya que empleados del departamento de Protección de Recursos y policías empresariales, todos registrados en la nómina de AHMSA, han colocado un retén o barricada.
De izq. a der. Francisco, Paco, Morales y algunos de los “Trasparentes de Napo”
“Ellos además se hacen pasar por policías, agentes de tránsito, jueces de paz, etc., es decir, le hacen a todo con tal de intervenir en toda clase de asuntos de las familias mineras, para ensañarse contra ellos”, señala.
Así, en Hércules, municipio de Sierra Mojada ubicado en el desierto coahuilense, en pleno siglo 21 los derechos humanos de sus pobladores se violan aún más que en la región Centro y Carbonífera de Coahuila por parte del empresario Alonso Ancira, al parecer acostumbrado a la impunidad, pues según Vaca Pavia, el aún propietario de AHMSA ha obligado a renunciar de sus derechos contractuales a numerosos trabajadores, amenazándolos además a callar dada su enorme influencia con el gobierno priista heredado por los Moreira a Miguel Ángel Riquelme, influencia que quizá espera prolongar en la próxima administración de Manolo Salinas tan pronto inicie su mandato.
“Ancira y sus secuaces han violado nuestros derechos humanos, lo cual sobrepasa el despojo de nuestros derechos laborales al afectar a nuestras esposas e hijos, lo cual es una injusticia muy grande”, señala Vaca Pavia con impotencia en la voz, “especialmente por tratarse de una comunidad históricamente trabajadora, con capacidad para mover la economía no solo de Coahuila sino del país durante casi un siglo”.
En la mina La Perla, ubicada a 160 kilómetros de Ciudad Camargo, Chihuahua, y a 350 de Torreón, otros casi 400 trabajadores enfrentan junto a sus esposas e hijos situaciones similares, al mantenerse igualmente afuera de su centro de trabajo, cubriendo guardias de 24 horas con el propósito de preservar los equipos y recursos de la mina, que los esbirros enviados por Ancira han tratado de saquear.
Así, como si de una película mexicana del porfiriato se tratara, la injusticia de un empresario acostumbrado a la impunidad amenaza la vida de unos pocos valientes, habitantes del desierto chihuahuo-coahuilense, quienes junto a sus esposas e hijos sostienen esta solitaria e injusta lucha por mantener con vida sus únicas fuentes de trabajo, que en el caso de la mina coahuilense productora de fierro, ha estado operando desde 1943 pero hoy parece no importarle a nadie, por lo cual está a punto de desaparecer.