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Que buen vasallo (carta de un “chairo” a AMLO)

August 1, 2022 - por

Que buen vasallo (carta de un “chairo” a AMLO)

Monterrey.NL

“Que buen vasallo, si tuviese buen señor”. Del “Cantar del Mío Cid”.
Andrés: ¿qué te pasó? Te sigo desde la situación del desafuero. De hecho, me llamó la atención el que un millón de personas salieran a la calle a defenderte. Eso por si mismo era un hecho al cual no se le podía ignorar.
Así que empecé a leer sobre ti, a seguirte, y me convenciste de tu proyecto, desde aquel lejano 2006. Me quedé hasta altas horas de la madrugada, viendo como una tendencia estadística donde ibas ganando con más de 4 millones de votos, era prácticamente disuelta a partir del conteo del 97% de las casillas, algo matéticamente imposible.
Tan imposible, que hubo artículos científicos mexicanos que tuvieron que ser publicados porque en el extranjero pensaron que los mexicanos no sabíamos contar, ya no digo hacer cálculos complejos. Pero muchos se resistieron a aceptar ese torpe manoseo en el conteo de votos, lo cual me hace dudar de su éxito económico. A menos, claro, que sean igual de “torpes” al momento de pagar impuestos o entregar utilidades.
Me uní inmediatamente cuando formaste el “Gobierno Legítimo”, donde siempre estuvimos a un paso ya fuera de la cárcel y/o del manicomio, según la opinión de muchos. Y empezamos a forjar una estructura de defensa del voto.
Acudí a no menos de 4 asambleas multitudinarias en la CDMX, desde la que hiciste para lanzarte a la candidatura presidencial en 2012 hasta una en donde apoyamos al magisterio que era atropellado en sus derechos laborales. En una de esas asambleas, recuerdo la rechifla hacia un helicóptero que osó volar sobre nosotros, trayendo el fantasma de Tlatelolco. Resultó ser de una televisora, con tan malos oficios que fue muy criticada por ese hecho. Pero es que, en esas asambleas, todos éramos herederos de Tlatelolco. Todos.
En su momento, en 2018, capacité a no menos de 1,000 personas que acudieron por su propia voluntad para formar parte de la estructura de defensa del voto. Sin dinero de por medio, solo con la promesa de tener un mejor gobierno. Asistí a varias asambleas del partido, y fue lo mismo: personas que acudían por su propia voluntad, solo con el deseo de poder tener un cambio.
Nos decían “soñadores”, “utópicos”, pero demostramos una y otra vez que podíamos apelar a los sentimientos de las personas. Porque dinero, simplemente, no teníamos. Pero nos movía un anhelo compartido, la esperanza de poder dejarle a nuestros hijos un mejor país.
Nadie me lo platicó, yo lo viví. Sé lo que es formar parte de un movimiento político, que fue satanizado y perseguido. Sé lo que son las asambleas donde la gente acude por su propia voluntad. Hasta sé lo que es ser candidato a un puesto de elección popular, porque lo fui por parte del movimiento en un momento donde nadie, pero nadie, daba dos centavos por nosotros.
Y siempre me henchía de orgullo al ver que nuestras reuniones, y nuestras movilizaciones, y toda ese gente capacitada y movilizada para defensa del voto, lo hacían por convicción, no por un precio puesto a su “colaboración”. Repito: nadie me lo platicó, yo lo vi y lo viví.
Pero seguirte me costó un precio a mí: desde romper con “amistades” de años, de décadas, romper con compañeros de estudios profesionales y laborales, ¡romper con familiares!, hasta un doctorado en ciencias el cual dejé “en espera” mientras apoyaba al movimiento en 2012; motivo por el cual me lo rechazaron después. Y no por falta de méritos académicos, sino por el hecho de seguirte y apoyarte a ti.
Cuando llegaste al poder, y rescataste a las empresas energéticas del gobierno, a la salubridad pública, a la educación impartida por el estado, percibí que todo había válido la pena. Cuando perseguiste a los evasores fiscales, a no pocos traficantes de influencias, percibí que tal vez la esperanza era cierta. Cuando cumpliste con las becas y las pensiones, y el dinero que antes se utilizaba en frivolidades o en apoyar a empresarios “ricos”, ahora se utilizaba para paliar pobreza; definitivamente percibí que no me había equivocado.
Pero eso fue hasta ayer. De nuevo, Andrés: ¿qué te pasó? ¿Cómo puedes “felicitar” al proceso interno de MORENA de ayer? ¿Cómo te atreves a comentar que debe de ser hasta un “ejemplo” para los demás partidos?
Yo vi el acarreo, el clientelismo, el tráfico de influencias, el clasismo que imperó. Y eso, solo en mi distrito. Vi a centenares de personas de la 3ª edad, muchos de los cuales no podían ni moverse, tener que acudir a votar. Y lo hicieron sin conocer a los candidatos a consejeros, y solo por la amenaza de dejar de percibir su apoyo económico. Al más puro estilo de los partidos opositores.
Algunos compañeros aducen que fue “porque no te enteraste”. No lo puedo creer. Porque la información del desaseo de dicho proceso interno circuló desde medios de circulación nacional (Reforma), hasta en medios de circulación internacional (El País). Y no eran uno o dos hechos aislados. El desaseo era la tónica, y no la excepción. Nunca, en todos mis años en los cuales te he seguido, en todos los años en los cuales te he defendido, vi algo así dentro del movimiento y/o del partido. Nunca.
¿Fuimos víctimas de nuestro propio éxito? Entonces, tal vez no deberíamos de haber tenido éxito, desde un principio. Porque confirmamos que otro modo de hacer las cosas era posible, no una, mil veces. ¿Por qué apoyar, por qué hasta “felicitar” algo que, a todas luces, rompe con cualquier sentido de legalidad, moralidad y hasta civilidad?
Discúlpame, pero yo así no te conocí, y mucho menos por algo así, decidí dejar todo para seguirte y apoyarte. Seré un militante, pero nadie me obliga a una “obediencia debida”.
Lo de ayer es una infamia, una vergüenza, un impresentable hecho que debería ser anulado por completo, no felicitado. Y menos por alguien de tu investidura.
Porque, si esa es la nueva tónica, la nueva mística, la nueva “ideología” del partido, creo que es completamente incompatible con mi mística y con mi ideología.
Te agradezco que me hayas enseñado que era posible hacer las cosas de otra manera, y de que los “utópicos”, los “soñadores”, a veces, aunque sea a veces, podemos tener la razón. Pero las nuevas maneras que felicitas dentro del partido no son mis maneras, y creo que lo mejor es el distanciamiento.
Te deseo lo mejor, y espero, sinceramente, que lo ocurrido estos dos últimos días no vayan a afectar mucho a la vida nacional en un futuro, aunque lo dudo. Porque lo ocurrido ayer y anteayer en todo el país, era el más caro anhelo de muchos que desean descarrilar tu proyecto, y que aún no pueden creer que lo que ellos no pudieron hacer, lo estés haciendo tú. Por lo menos, al “felicitar” ese proceso que no tiene nada que envidiar a las peores prácticas de los partidos de la oposición en sus mejores tiempos.
En fin, la vida sigue. La lucha también. Solo que ahora, será cuestión de buscar a “otro señor”, con el cual podamos tener la seguridad de tener una buena lid.