La Glorieta de Cristóbal Colón, que ya había sufrido daños en 1992, fue en 1877 el primer monumento del Paseo de la Reforma, la vía más emblemática de Ciudad de México.

Pero al igual que en otros países, como en Estados Unidos, activistas de izquierda y defensores de los pueblos originarios han adoptado una actitud cada vez más crítica hacia Colón, quien llegó a América en 1492.

Para este lunes 12 de octubre, que en México se conoce como Día de la Raza, colectivos habían convocado la marcha “Lo Vamos a Derribar”, además de circular una petición en Change.org para exigir al Gobierno que retire todos los monumentos similares.

“Asumimos como acto soberano el derribo de monumentos execrables y como homenaje a los millones de indígenas y afrodescendientes masacrados, nuestros ancestros. Honramos su memoria y su lucha. Desmaterializamos las versiones únicas de la historia”, indicó el movimiento en un manifiesto.

La polémica ocurre el mismo día en que Beatriz Gutiérrez Müller, esposa de Andrés Manuel López Obrador, se reunió con el Papa Francisco en el Vaticano para entregarle una carta del Presidente de México, quien insistió que la Iglesia católica debe ofrecer disculpas en 2021, cuando se cumplen 500 años de la Conquista.

“Con motivo de estas efemérides, tanto la Iglesia católica, la Monarquía española y el Estado mexicano debemos ofrecer una disculpa pública a los pueblos originarios que padecieron de las más oprobiosas atrocidades para saquear sus bienes y tierras”, dice la carta compartida por López Obrador.

El mandatario mexicano anunció un plan para conmemorar en 2021 los 500 años de la Conquista, los 200 años de la consumación de la independencia de México y los 700 años de la fundación de México-Tenochtitlán, actual Ciudad de México.