Portland.

Mientras los disturbios continúan en Portland tras 100 días consecutivos de protestas, las autoridades dieron a conocer documentos judiciales adicionales que detallan los momentos previos al asesinato de un manifestante de derecha ocurrido el pasado fin de semana.

Los documentos incluyeron imágenes de un video de seguridad que mostraron al sospechoso, Michael Forest Reinoehl, ingresando a hurtadillas a un estacionamiento y llevándose la mano hacia un bolsillo o una funda en la cintura antes de salir para ir tras la víctima, Aaron Jay Danielson, simpatizante del grupo supremacista Patriot Prayer. Danielson llevaba en las manos un aerosol contra osos y una porra, así como una pistola Glock cargada en una funda en la cintura.

El ataque a tiros ocurrió momentos después y no fue captado por la cámara de seguridad. Los testigos dijeron a la policía que justo antes de escuchar los disparos alguien dijo algo como ¿quiere pelear?, que a menudo es un desafío para una riña. Danielson fue baleado en el pecho y murió en el lugar.

Las autoridades han dicho que creen que Reinoehl, quien fue muerto a tiros por la policía el jueves por la noche en el estado de Washington, fue quien mató a Danielson. Los documentos judiciales fueron presentados para apoyar los cargos de homicidio en segundo grado contra Reinoehl, quien era simpatizante de antifa, palabra usada para referirse a los grupos antifascistas y que describe en general a los grupos militantes de extrema izquierda que oponen resistencia a neonazis y supremacistas blancos durante protestas y otros actos.

Manifestantes de Black Lives Matter frente al edificio de la Asociación de Policía de Portland. Ayer se cumplieron 100 días consecutivos de protestas. Foto Ap

En una entrevista videograbada y transmitida la noche de su muerte por Vice News, Reinoehl estuvo a punto de admitir que disparó a Danielson el 29 de agosto, después de que partidarios del presidente Donald Trump condujeran sus camionetas pickup por el centro de Portland. Reinoehl señaló que lo ocurrido fue en defensa propia porque pensó que él y un amigo estaban a punto de ser acuchillados.

Odio decirlo, pero estoy viendo una guerra civil a la vuelta de la esquina, afirmó en la entrevista Reinoehl.

Las protestas continuaron a primeras horas del sábado en Portland, donde la policía declaró ilegal una congregación de personas y arrestó a 27 de ellas.

Cientos de manifestantes se habían reunido el viernes en el parque Kenton antes de dirigirse al edificio de la Asociación de Policías de Portland, donde agentes les ordenaron retirarse de las calles y de la propiedad privada. Quienes desobedecieran podrían recibir un citatorio, ser arrestados, enfrentar gas lacrimógeno y a agentes para el control de multitudes o municiones de impacto, señaló la policía.

Alrededor de la medianoche la policía expulsó a manifestantes de la zona, derribó a personas y arrestó a quienes, según dijo, desobedecían las órdenes. Cuando algunas personas eran detenidas, eran arrojadas al piso y había manchas de sangre en el pavimento.

Trump, en contra de cursos antirracistas

El presidente Donald Trump le ordenó a la Oficina de Administración y Presupuesto de la Casa Blanca que tome medidas enérgicas contra las sesiones de entrenamiento antirracista de las agencias federales, diciendo que se trata de propaganda divisiva, antiestadunidense.

Russell Vought, director de dicha oficina, envió una carta ayer a las agencias del Poder Ejecutivo en la que les pidió que identifiquen gastos relacionados con cualquier entrenamiento sobre “teoría crítica de la raza”, privilegio blanco o cualquier otro material que enseñe o insinúe que Estados Unidos o cualquier raza o etnia es inherentemente racista o malvado.

Desde marzo pasado, el país vivió una profunda crisis en torno a la injusticia racial en las labores policiales y otros ámbitos a raíz de la muerte del afroestadunidense George Floyd, asesinado hace 100 días por policías blancos en Minneapolis. Trump ha defendido el despliegue de la bandera de batalla confederada y los monumentos a los rebeldes de la Guerra Civil ante los manifestantes que exigen su retiro, en lo que ha llamado una guerra cultural antes de los comicios del 3 de noviembre.