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Trump, exonerado en juicio político, pero puede ser procesado criminalmente, afirma líder republicano en el Senado, Mitch McConnell

February 13, 2021 - por

Trump, exonerado en juicio político, pero puede ser procesado criminalmente, afirma líder republicano en el Senado, Mitch McConnell

Patrick Leahy, senador que presidió el juicio político de Donald Trump dictó la sentencia absolutoria. Foto Ap

Nueva York. Donald Trump fue absuelto de “incitar la insurrección” contra el gobierno de Estados Unidos al concluir su segundo juicio político tal como se había pronosticado, y a pesar de la abrumadora evidencia presentada durante cinco días -un resultado solo explicable al recordar que éste no fue un proceso judicial ante un jurado imparcial, sino un proceso político.

El voto final fue de 57 contra 43 declarando a Trump culpable con siete republicanos sumándose a los 50 senadores demócratas. Se requiere dos tercios del Senado (67) para declarar culpable a un presidente. “Donald John Trump no es culpable… y es absuelto”, proclamó el senador Patrick Leahy, quien presidio el juicio.

Trump festejó su triunfo, denunció el juicio como “otra fase de la cacería de brujas más grande en la historia del país” , y ominosamente escribió que “apenas estamos empezando”.

Por ahora, la impunidad que representa este veredicto y la continuación de la amenaza política es la respuesta a la pregunta presentada a los senadores por Jamie Raskin, jefe del equipo de fiscales-diputados, con la cual inició y concluyó este juicio político: “¿Esto es América?”.

“Este juicio no se trata de quién es Donald Trump – todos saben quien es Donald Trump. Este juicio se trata de quiénes somos nosotros”, afirmó Raskin este sábado al concluir los argumentos de su equipo de fiscales en el caso contra el ex presidente.

Raskin y algunos de sus ocho colegas del equipo de fiscales-diputados, resumieron la evidencia que presentaron durante varios días en este juicio, donde repitieron lo esencial: que durante meses el presidente cultivó, convocó y lanzó a una turba violenta para descarrilar los resultados de la elección presidencial del pasado 3 de noviembre culminando con el asalto al Capitolio para interrumpir la verificación del voto electoral el pasado 6 de enero.

Recordaron que ese asalto impulsado por el presidente resultó en cinco muertes ese día y más de 140 policías heridos y puso en riesgo las vidas de todos los legisladores federales, incluyendo los senadores ahora convertidos en jurado, e incluso a su propio vicepresidente, Mike Pence.

Acusaron que con ello, “traicionó” al país, a la democracia y la seguridad nacional de Estados Unidos y, más aún, que si no era declarado culpable, continuará representando una amenaza al país.

Recordaron que jamas se había interrumpido la transición pacífica del poder, y que no existe ningún precedente de un presidente incitando a una insurrección violenta contra el gobierno de Estados Unidos.

“¿El país honrará la transición pacifica del poder… Restauraremos el honor del Capitolio?”, preguntó Raskin “¿El Senado condonará el ataque violento del presidente contra este edificio y los que trabajan en él?” “¿Este es el futuro qué desean nuestros hijos?”, preguntó. Suplicó: “Trump tiene que ser condenado, por la seguridad y la democracia de nuestro pueblo”.

La defensa de Trump, en sus conclusiones, reiteró que todo lo presentado por los fiscales era “mentira” y su cliente “es inocente del cargo”, y que todo es parte de un esfuerzo para “reprimir la libertad de expresión” de Trump y sus seguidores, fruto de “odio político”.

Insistieron en que su cliente es campeón de “la ley y orden” mientras que los que promueven y justifican las manifestaciones violentas -de “izquierdistas” y “anarquistas violentos” – son los demócratas durante las protestas del año pasados. Acusando a los fiscales de “hipocresía”, e insistió en que “festejaron la violencia” de manifestantes de izquierda.

Más aún, acusaron que se violó la libertad de expresión, el debido proceso de su cliente, y que mucha de la evidencia fue “fabricada” por los fiscales.

El juicio, acusaron, sólo fue la prolongación de “una vendetta política” contra Trump para lograr el objetivo de los demócratas desde hace 5 años: “anular un outsider independiente” y frenar la posibilidad de que Trump busque de nuevo la presidencia.

La estrategia trumpiana de acusar a sus acusadores de lo mismo que lo estaban acusando fue el guión de sus abogados y del hoy exonerado, quien rompió su inusual silencio público.

Trump, al concluir su juicio, emitió una declaración festejando su victoria y como para comprobar las advertencias del equipo de diputados-fiscales a lo largo del juicio de que si el ex mandatario no era condenado continuaría representando una amenaza a la democracia de este país, Trump, señalo su intención para retornar al escenario político: “Nuestro movimiento historiador, patriótico y bello de hacer América Grande Otra Vez apenas ha empezado”, agregando que en los próximos meses continuará “nuestro viaje increíble para lograr la grandeza americana para todo nuestro pueblo”.

Y no sólo rehusó condenar la violencia que desató ese 6 de enero, sino que culpó a los demócratas de ser la gran amenaza al país: “es un triste comentario de nuestros tiempos que un partido político en Estaos Unidos sea permitido denigrar el imperio de la ley, difamar a las fuerzas de seguridad pública, exaltar a turbas, justificar a alborotadores, y transformar la justicia en una arma de venganza política, y perseguir, colocar en lista negra, cancelar y suprimir a toda gente y opiniones con que no están de acuerdo”.

Pero para los republicanos, no era la evidencia, sino el cálculo político lo que imperó en este juicio. Y sus votos comprobaron que no estaban evaluando las pruebas, sino las aguas políticas. La mayoría de ellos, con su voto, confirmaron que Trump, o por lo menos el trumpismo, sigue siendo una fuerza sumamente poderosa en su partido.

Este juicio sólo intensificó una batalla dentro del Partido Republicano en torno a Trump. Aunque el líder de la bancada republicana en el Senado, Mitch McConnell, votó no culpable, denunció al ex presidente y declaró ante el pleno después de la conclusión del juicio que “no hay duda, ninguna, de que el presidente Trump es en la práctica y moralmente responsable de provocar” el asalto al Capitolio, señalando que “una turba estaba asaltando al Capitolio en su nombre”.

No solo eso, sino que al explicar que su voto contra condenar Trump fue por una cuestión legal, donde el opina que no se puede hacer un juicio político contra alguien que ya no ocupa un puesto público, subrayó que Trump puede ser sujeto a proceso legales criminales en tribunales ahora como un ciudadano ordinario por lo que hizo en el puesto, y subrayó que ex funcionarios no gozan de inmunidad ahí, afirmando “no se ha escapado aún”.

También vale señalar que el voto de 57 por condenarlo es la primera vez desde 1868 que una mayoría del Senado votó a favor de condenar un presidente en un juicio poltiico, como también el mayor numero de disidentes de un partido en votar por condenar a su jefe.

El líder de la mayoría demócrata del Senado, Charles Schumer, en un discurso ante el pleno después del veredicto, atacó a los republicanos (con la excepción de los siete), señalando que “el 6 de enero vivirá como un día infame”, agregando que para los 47 republicanos que no condenaron a Trump “es un voto infame” con el cual “optaron por Trump sobre su patria”.

El juicio sobre el responsable de una intentona de golpe de Estado incluyendo el asalto más violento del Capitolio en dos siglos ha culminado, pero apenas inicia la evaluación de las implicaciones políticas de todo esto para Estados Unidos y su sistema político, opacado por ahora ese “faro de la democracia”.

Y aún queda en el aire ese pregunta: ¿esto es América?