Las maniobras que las autoridades planean sobre el buque son, primeramente, aligerar su carga para moverlo del lugar donde se encuentra y posteriormente cruzar el canal de navegación de la bahía para ingresarlo al puerto y terminar la descarga de combustible y minerales.

 La embarcación, de 190 metros de eslora (largo) y 30 de manga (ancho), atracó en el muelle uno de la API de Ensenada el 14 de agosto de 2017 luego de solicitar un arribo forzoso para llevar a cabo reparaciones en una de sus máquinas.

Debido a esos desperfectos, el barco había quedado a la deriva en aguas del Pacífico, entre Ensenada y Hawai hasta que fue remolcado a Ensenada donde prácticamente se convirtió en otro “atractivo” de la bahía.

La estancia del buque resultó un problema prácticamente desde su llegada a la bahía mexicana ya que tras los arreglos a la maquinaria y a un punto de zarpar, en febrero de 2018, cayó sobre él un embargo precautorio que fue notificado a las autoridades mexicanas.

Un mes más tarde, la tripulación avisó que no sus sueldos de los últimos meses no habían sido cubiertos y en mayo el Gobierno mexicano ordenó repatriar a sus países a los 18 tripulantes y desde entonces el buque quedó abandonado sin personal a bordo y a cargo de las autoridades del país.