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Urgen medidas ambiciosas para enfrentar la peor crisis educativa mundial creada por el Covid-19, destaca reporte de la UNESCO

December 28, 2021 - por

Urgen medidas ambiciosas para enfrentar la peor crisis educativa mundial creada por el Covid-19, destaca reporte de la UNESCO

Estudiantes cubanos.

Las interrupciones mundiales del sector educativo a escala mundial debido a la pandemia de  COVID-19 constituye la peor crisis educativa de la que se tiene constancia. La mayoría de los países cerraron sus centros escolares, centros de formación profesional y de enseñanza superior como parte de sus estrategias para combatir la pandemia, afectando a casi todos los estudiantes del mundo. Los costos han sido enormes. No se conoce aún del todo la magnitud de su repercusión, pero los últimos datos son preocupantes. En el nuevo informe titulado Estado de la crisis educativa mundial: un camino hacia la recuperación, hacemos un balance de la situación de la educación en el mundo tras el cierre prolongado de las escuelas y analizamos las opciones para evitar que esta crisis no deje secuelas permanentes en el capital humano de esta generación.

El informe presenta simulaciones actualizadas a escala mundial sobre las pérdidas de aprendizaje, así como una revisión de los datos disponibles hasta la fecha, provenientes de evaluaciones concretas de las pérdidas de aprendizaje debido a la COVID-19 en diferentes contextos. Estos datos muestran que las pérdidas de aprendizaje han sido significativas y desiguales, afectando de manera desproporcionada a los educandos más jóvenes y a los más pobres. En numerosos países, los niños han perdido la mayor parte o la totalidad del aprendizaje escolar que deberían haber adquirido en la escuela, siendo los más jóvenes y los más marginados los más afectados. En Sao Paulo (Brasil), los educandos de la enseñanza primaria y secundaria solo adquirieron el 28% de lo que debían aprender en los cursos presenciales, y el riesgo de abandono escolar se multiplicó por tres. En las regiones rurales de Karnataka (India), la proporción de niños de tercer grado escolarizados en el sector público capaces de realizar una simple resta cayó del 24% en 2018 a solo el 16% en 2020. Después de un año de cierre de las escuelas, se perdió el equivalente a un año de aprendizaje.

La pandemia ha agravado la crisis mundial del aprendizaje aún más de lo que se temía. Debido a las pérdidas de aprendizaje y competencias durante el cierre de las escuelas, esta generación de estudiantes corre el riesgo de perder 17 billones de dólares en ingresos de por vida en valor actual, o el equivalente al 14% del PIB mundial actual, que es mucho más que los 10 billones de dólares estimados en 2020. En los países de ingresos bajos y medios, la proporción de niños afectados por la pobreza de aprendizaje –que ya era superior al 50% antes de la pandemia– aumentará drásticamente, quizás hasta el 70%, debido al cierre de las escuelas y la calidad y eficacia desiguales del aprendizaje a distancia. Por consiguiente, resulta necesario tomar con urgencia medidas ambiciosas.

Cuando los sistemas educativos pasaron al aprendizaje a distancia, muchos de ellos pusieron rápidamente en marcha estrategias multimodales que utilizaban, por ejemplo, el Internet, la televisión o la radio, soportes impresos y mensajería instantánea. No obstante, la calidad y la accesibilidad de este aprendizaje a distancia fueron muy variables, y los educandos más marginados tuvieron a menudo menos posibilidades de acceder a un aprendizaje a distancia de calidad. Esta crisis incrementó en muchos sentidos las desigualdades educativas que ya existían antes de la pandemia de la COVID-19 en materia de educación, por lo cual es esencial hacer hincapié en la recuperación del aprendizaje y la equidad en el regreso de los niños a la escuela.

La UNESCO, el UNICEF y el Banco Mundial unieron sus fuerzas en el marco de la Misión: Recuperar la educación en 2021 (en inglés), con el objetivo de proporcionar orientación y apoyo a los países que atraviesan esta crisis. La colaboración entre las tres organizaciones continúa mientras los sistemas educativos se encuentran aún en medio de la tormenta. Será esencial volver a abrir los centros escolares, evaluar el nivel de aprendizaje y de bienestar de los educandos, y adaptar la enseñanza al nivel de aprendizaje real de estos. Para que los educandos puedan ponerse al día, al menos con las trayectorias de aprendizaje anteriores, es esencial poner en marcha un programa de recuperación que dé prioridad a las competencias básicas y al apoyo socioemocional, que amplíe el tiempo de aprendizaje y que mejore la eficacia del proceso enseñanza-aprendizaje.

El éxito de la recuperación del aprendizaje dependerá en gran medida de los docentes, que se encuentran en primera línea para impartir los programas de recuperación y garantizar el bienestar de los educandos. Es por esto que los docentes necesitan nuestro apoyo.

La puesta en marcha de programas de recuperación del aprendizaje exigirá compromisos políticos y financieros considerables para reforzar las capacidades de los sistemas educativos. Hasta la fecha, menos del 3% de los paquetes de recuperación públicos han sido asignados a la educación, una proporción que es inferior al 1% en los países de ingresos bajos o medios. Para garantizar la recuperación de manera urgente, sin considerar la transformación de la educación que los niños de todo el mundo merecen y necesitan, se necesitará mucha más financiación.

El informe Estado de la crisis educativa mundial: un camino hacia la recuperación demuestra la dura realidad a la que deben hacer frente los sistemas educativos de todo el mundo. Este informe presenta varias medidas cuyo objetivo es recuperar el aprendizaje y convertir esta crisis en una oportunidad para reinventar la educación, haciéndola más resiliente, equitativa y eficaz a la hora de ofrecer un aprendizaje para todos. Hay que aprovechar esta oportunidad. Ahora es el momento de actuar, para evitar que esta generación de educandos padezca pérdidas de aprendizaje permanentes, de ingresos y de productividad futura, así como para proteger su capacidad de participar plenamente en la sociedad.