---

Los migrantes tocaron la puerta de la Cumbre de las Américas. La intención: que el presidente Biden se aleje de evasivas e impulse una reforma migratoria en favor de once millones de indocumentados que hay en la Unión Americana.

A esa misma hora, pero en el sur de México, miles de centroamericanos y sudamericanos han partido en caravana al norte a fin de ingresar a Estados Unidos.

Un fenómeno recurrente en las tres últimas décadas. Un éxodo cada vez más copioso, a medida que los gobiernos centroamericanos y del Caribe han dejado de ser respuesta para sus poblaciones. Causas: la corrupción, la violencia armada, las bandas de narcos, la pobreza, a decir de los migrantes que este mediodía, bajo un Sol que llegaba a los casi 30 grados centígrados, marcharon por el centro angelino.

Una corriente migratoria sin fin ni control.  Y así será mientras Estados Unidos no destine recursos suficientes a esos países para atender realmente las causas de la migración. “Hasta este momento, sólo quieren frenar la migración pero sin invertir”, aseguró el organizador de la marcha, Juan José Gutiérrez, dirigente de la Coalición por los Derechos plenos de los Inmigrantes.

A nivel interno, el gobierno hace poco  o nada para ofrecer una legalización a los indocumentados. Por eso, a gritos se expresaba que EU no tendrá autoridad moral para hablar y exigir a otras naciones el respeto a los derechos humanos y conducirse por la libertad, si antes no cumple con los indocumentados que -dicho sea de paso- pagan impuestos, pero no reciben nada a cambio.

El contador Mario Villa fue al grano: “No venimos a pedir limosnas”.  Basó su aserto en el hecho de que los migrantes sin papeles migratorios pagan impuestos. “ ¿Y que seguridad tienen en este país?”, planteó.

Mario Villa.

“Queremos ver la voluntad de Biden. Tiene en su pluma el poder para legalizar a los indocumentados y firmar un TPS”, dijo

(El TPS son siglas en inglés de un Estatus de Protección Temporal, como se concede a centroamericanos y a dreamers, en tanto el Congreso aprueba una reforma migratoria).

Y junto a Villa, otros oradores fueron enérgicos: Si Biden  no cumple, los indocumentados promoverán un voto en su contra. Sería un voto de castigo.

La marcha se efectuó pese al vaticinio de los que acreditaron que el férreo dispositivo de seguridad en torno al Centro de Convenciones, sede de la Cumbre, impediría el desarrollo del evento. La vigilancia no sólo se efectuó en ese perímetro. Reporteros de La Educación acreditaron que en la avenida Venice, a la altura de la autopista 405,  había un contingente militar, incluso con tanquetas.

Y en el Centro de Convenciones en las calles había barricadas de concreto, uniformados por todos lados, así como agentes del Servicio Secreto.

“Imposible que la marcha vaya a tener permiso de pasar por aquí”, dijeron los comunicadores.

La bandera de Cuba frente a la sede de la Cumbre de las Américas.

Gutiérrez, mostró el permiso que le otorgó la policía para realizar la marcha. Ninguna otra organización lo obtuvo. La fianza fue de un millón de dólares.

Una vez que la la caravana avanzó de Pershing Square, en el centro angelino, una cuadra después tuvo que frenar el paso. Ninguna patrulla los escoltaba, lo que suponía que no podían continuar. Sin embargo, unos oficiales le explicaron a Gutiérrez el trayecto a seguir hasta llegar cerca del Centro de Convenciones, donde aguardaron unos 20 minutos hasta que siguieron su marcha hasta casi las puertas de la sede de la Cumbre.

“¡Sí se pudo!” “¡Sí se pudo!”, gritaron eufóricos los marchistas, quienes a lo largo de su peregrinar gritaron a voz en cuello vivas a Cuba, a Venezuela y agitaron banderas de esos países, ante miradas atónitas de curiosos, de turistas, que no daban crédito que en esas calles de rascacielos de más de 40 pisos, timbre de orgullo del Golden State, se ovacionara a Fidel Castro y a que los marchistas llevaran playeras del Che Guevara.

Al frente del contingente iban líderes de migrantes y la cubana Isman Virgen Ortiz, de Holguín, quien tremolaba una bandera de su país y al igual que el grupo pidió el cese del bloqueo a la Isla.

El maestro John Fernández, del movimiento chicano de los 60, fue tronante: “ Biden: no seas mentiroso: cumples o te vas”.

“ No más embargo. No más bloqueo”, exigió.

“Es una política arcaica”, expresó Ignacio Meneses,  pensionado de la General Motors.

Olga Leticia Chávez, diputada federal migrante, dijo que cada vez que hablan con el embajador de EU en México, Ken Salazar, le piden una reforma migratoria.

El zapoteco Alejandro Méndez dijo que el gobierno sólo ha dividido a los migrantes, ya que a unos les concede el TPS y a otros nada.

El líder de los colimenses, Guillermo Roacho.

Sin embargo, el político más aclamado fue el presidente Andrés Manuel López Obrador, por su obra de gobierno, por lo que hace en favor de los migrantes y de las naciones y pueblos latinoamericanos y caribeños.

“AMLO no se baja los pantalones ante ningún gobierno”, comentó el guerrerense Aniceto Polanco.

El corrido de Los Tigres del Norte “Somos más americanos”, acompañó la marcha a manera de himno. Recientemente, el presidente López Obrador lo hizo tocar en una conferencia mañanera, en homenaje a los migrantes: