Una delegación de la Federación Americana de Maestros fue a Ucrania para solidarizarse con el pueblo y el gremio de docentes de esa nación. Además, constataron el daño a las escuelas y a la educación por la invasión rusa.

Hay 250 planteles demolidos y  2.4000 dañados. Más de 12 millones de  ucranianos  fueron evacuados, creando la  mayor migración forzada de europeos desde la Segunda Guerra Mundial.

El grupo que fue a la zona de conflicto recientemente, estuvo encabezado por la presidente de la AFT, siglas en inglés de la Federación,  Randi Weingarten. Había sido invitado por el presidente del sindicato de  la educación y trabajadores de la ciencia  de esa nación.

La delegación incluyó representantes  del  Sindicato de  Maestros Polacos, el Centro de  Solidaridad,  y el doctor Irwin   Redlener  y Karen Redlener del Proyecto  de  Acción para la Infancia de Ucrania. Esta visita fue una continuación del trabajo de la   AFT, desde que comenzó la guerra, para apoyar a   los maestros y niños ucranianos tanto en Ucrania como refugiados.

En Lviv,  en  el oeste  de Ucrania, se reunieron  con  líderes sindicales de todo el país, así como con maestros que  han sido desplazados por la guerra.  “Lo que escucharon fue desgarrador, pero también inspirador”, dice la periodista Virginia Myers, autora de esta nota.

Al reunirse con  un grupo de maestros desplazados  que  llegaron a Lviv desde el  este de  Ucrania, Weingarten escuchó cómo una mujer describía salir de su casa con nada más que la ropa  puesta. su espalda.  Otra le dijo que sólo quiere que  los niños no  tengan que ver la guerra.

La delegación escuchó relatos sobre huidas de las  balas y esconderse  de las tropas   de ocupación, dejando  atrás a sus esposos y hermanos para  luchar, siendo acogidos por  amables.   extraños o familiares lejanos que hicieron espacio para ellos y sus hijos en hogares más alejados de los combates.

En medio del sufrimiento, los maestros ucranianos están obstinadamente decididos a proporcionar una educación a sus hijos, dondequiera que estén: en hogares ucranianos aún amenazados con bombas, en hogares temporales acogidos por familias polacas o en centros de refugiados. Los maestros imparten clases en línea desde sótanos y refugios antiaéreos.

Enseñan, dicen, a pesar de la aterradora idea de que las tropas rusas los escucharán hablar ucraniano y los arrastrarán a “cámaras de tortura”, o peor aún, los harán desaparecer. “Los niños son nuestro futuro en nuestro país, y no podemos dejar que Rusia gane”, dijo uno.

“Me siento honrado e inspirado por la dedicación de los  educadores de Ucrania”, dice Weingarten. “Está claro cuán comprometidos  están a luchar por  su democracia y luchar por el   futuro de sus estudiantes”.

Ucrania no quiere ser controlada por rusos

La reunión de la lideresa de la AFT, Randi Weingarten, con colegas ucranianos.

Weingarten les dijo a  los maestros que  su misión era compartir sus historias para que las personas fuera de Ucrania  comenzaran  a entender lo que está en juego. En un momento dado, hablando con  los reporteros de la Semana de la   Educación,  la  electricidad en su hotel se apagó y  completó la  entrevista a la luz de las  velas.  Al explicar las razones detrás de la visita,  describió la  solicitud del sindicato de   docentes ucranianos para la visita: “Quieren asegurarse de que alguien esté dando testimonio.   a las atrocidades que los rusos  les están haciendo, simplemente porque  quieren la autodeterminación en su autonomía y no  ser controlados por un señor supremo”.

Este  no es el  primer viaje de  la AFT para proporcionar ayuda a Ucrania. Al  comienzo de la  guerra en abril,  Weingarten, junto con  los líderes del  sindicato hermano polaco  de la AFT,  el Sindicato de   Docentes Polacos  (ZNP en polaco), se reunió   con   Refugiados ucranianos  en Varsovia y profesores en Medyka,  en la frontera entre Polonia y  Ucrania.

En julio, 15 miembros de la AFT  pasaron dos semanas en  un  campamento  de verano en la frontera entre Polonia y Ucrania proporcionando apoyo recreativo, cultural y educativo a los niños refugiados ucranianos.

Este año, la  AFT ha recaudado 150.000 dólares  para  su fondo  de  ayuda para  los sindicatos  ucranianos y polacos a   apoyar a las víctimas de la guerra.  Ha ayudado a  garantizar que  la escuela, en  persona  o remota, pueda seguir siendo  un ancla en el caos de la  guerra.

First Book ha estado proporcionando libros para que la AFT los distribuya a los centros   de refugiados en Polonia y a las escuelas de Ucrania.  Con los Redleners, la AFT ha estado desarrollando recursos en  línea  para proporcionar orientación en  el manejo de niños con trauma psicológico y emocional severo  .

“Mientras Putin intenta llevar un soplete a la democracia, nos solidarizamos con  los  educadores, estudiantes y familias en Ucrania”, dice Weingarten. “Están luchando contra la agresión rusa para defender su  democracia, su  libertad y su  autodeterminación, y después  de casi ocho meses de conflicto,   su resistencia justa.  crece más fuerte cada día.

“El efecto de la guerra en los niños y las familias ha sido brutal, y la persistencia,  la compasión y la valentía  de  los maestros  ucranianos para ayudar a los estudiantes a continuar su aprendizaje  en una   guerra activa.  La zona debe ser levantada y defendida”, dijo.