El músico y compositor, originario de Chihuahua, grabó más de 50 discos y es reconocido como uno de los precursores del género en el país. Se le recuerda por su composición “Aunque pasen mil años”, interpretada por Toña La Negra.

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Ciudad de México

Fortino Contreras González, mejor conocido como Tino Contreras, murió en los primeros minutos de este jueves de un infarto, acompañado de su familia reportan medios nacionales y locales.

De acuerdo con el Diario de Juárez, su pareja Monna Conti informó “Familia y amigos: con profundo dolor les comunico que el día de hoy 9 de Septiembre a las 00:30 horas se detuvo el corazón de nuestro amado maestro Tino Contreras. Gracias por su comprensión”.

Contreras, nacido en Chihuahua el 4 de abril en 1924, fue conocida por sus aportes al jazz mexicano, también es recordado por ser el compositor de “Aunque pasen mil años”, que grabó Toña La Negra en 1958. También destacan sus colaboraciones con las hermanas Huerta.

Baterista de trayectoria, participó en 1954 en el primer disco de jazz en el país titulado Jazz en México. A lo largo de su vida grabó al menos 50 discos.

Tras su llegada a la Ciudad de México ingresó a la XEW donde pasó a formar parte de las caravanas artísticas de Paco Miller, además de haber tocado la batería para artistas de la época como Pedro Infante, María Victoria y Tin-Tan.

El Diario, reseña que Tino Contreras dejó una huella profunda en el jazz con un estilo vigoroso que iba del estilo tradicional a fusiones con músicas ancestrales, flamenco, mariachi y otras influencias.

“Músico que nunca pensó en el retiro, con beneplácito gozó de la reedición de su disco “Quinto Sol” por el sello británico Brownswood, donde luego publicó luego “La noche de los dioses”. Fue tal el éxito de estos discos que fue invitado al Festival La Línea de Londres, al que no pudo asistir en persona por la pandemia de coronavirus”, destaca la publicación.

En abril de esta año, festejó sus 97 años con un concierto en línea que se transmitió desde el Museo Frida Kahlo.

En una ocasión que se le preguntó cuál era su legado, expresó: “Yo pienso que nunca te vas. Siempre queda la esencia de una persona cuando deja una obra. Tengo mucho en mi mente cuando viví en Turquía, donde conocí a Ravi Shankar, quien un día me dijo: ‘la obra que hacemos todos los músicos creadores sirve para algo espiritual, para algo tangible e intangible’”.