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El Estado mexicano tendrá control del litio, recurso estratégico del siglo XXI. ¿Qué es? ¿para qué sirve? ¿dónde está?

April 17, 2022

Litio en Sonora.

Foreiggn Affairs

En un mundo regido por la electricidad, en el que los dispositivos electrónicos móviles, como celulares y computadoras, han inundado los mercados, la necesidad de fuentes de energía que puedan alimentar la demanda energética de estos productos ha hecho que algunos materiales necesarios para producir baterías durables y de gran capacidad cobren interés geoestratégico e incrementen enormemente su valor en el mercado. Este es el caso del litio que, al ser usado también para las baterías de los nuevos automóviles eléctricos, adquiere un rango superior de relevancia económica e industrial y es considerado actualmente como el petróleo del siglo XXI.

Aunque el litio fue descubierto en 1817, lo cierto es que durante estos 2 siglos había permanecido subutilizado. A principios del siglo XIX se usó principalmente en tratamientos de salud para enfermedades, como la gota, problemas cardiacos e hipertensión con distintos resultados, y, posteriormente, ya en el siglo XX empezó a usarse para tratamientos psiquiátricos, por lo que cobró mayor relevancia. Pero su uso y explotación en dicho rubro continuó siendo mínimo, en especial en comparación al despegue que significaría el descubrimiento de su versatilidad para múltiples usos industriales.

Y es que con el paso del tiempo y la evolución científico-tecnológica, el litio ha demostrado poseer propiedades físicas y químicas que, en conjunto, son de enorme valor para una amplia gama de aplicaciones. En 1923 se empezó a utilizar en la producción de grasas lubricantes para todo tipo de maquinarias con gran efectividad, y a mediados del siglo XX se incrementó la demanda al utilizarse sus derivados en la industria metalúrgica y en la de cerámica debido a que permite alcanzar más rápidamente los puntos de fusión y maleabilidad. Desde entonces, estas industrias destacan como principales consumidoras de litio.

Para 2020, el uso final del litio es de 18% para el caso de la cerámica y vidrio y 5% para las grasas lubricantes. El indiscutible primer lugar, por un amplio margen, lo tiene la producción de baterías de iones de litio, que utiliza 65% de la producción mundial.

Grafica 1: Usos finales del litio en 2020

Elaboración propia.

Es importante destacar que el auge del litio en la producción de baterías ocurrió en un periodo muy corto. Si bien a inicios del siglo XXI este uso apenas figuraba en las estadísticas, su crecimiento fue exponencial y continúa un ascenso prácticamente vertical debido a que los últimos 20 años se presentó un salto tecnológico de gran escala que corresponde a dos elementos fundamentales: el auge de dispositivos móviles de alto consumo energético, entre los que destacan significativamente los teléfonos inteligentes y las tabletas, y la entrada al mercado masivo de los vehículos eléctricos que eligieron al litio como el material más idóneo para las baterías de los automóviles. Esto último consolidó al litio como un material altamente estratégico a escala mundial.

El litio como recurso estratégico en la nueva dinámica tecnológica mundial

El uso del litio es diverso y permite con facilidad obtener beneficios económicos por su explotación, pero lo más importante es que los cambios ocurridos en los hábitos de vida y consumo debidos a las tecnologías desarrolladas durante el siglo XXI han construido una sociedad que en gran medida depende de la movilidad que demanda mucha autonomía energética de los dispositivos electrónicos: celulares, tabletas, computadoras personales, equipos de trabajo inalámbricos y distintos aparatos de última tecnología para uso civil o militar, como los drones y aeronaves no tripuladas, que requieren gran almacenaje de energía y capacidad de recarga, a la vez que exigen ligereza de peso y poco volumen. El uso de baterías de iones de litio ha sido hasta ahora la respuesta a estas necesidades debido a sus positivas ventajas en comparación a sus alternativas, pues, por mencionar una de las más relevantes, una batería de litio puede almacenar la misma cantidad de energía que una batería de níquel en tan solo la mitad de tamaño, lo que resulta muy conveniente con la tendencia a la miniaturización de dispositivos electrónicos y a las necesidades de movilidad.

Esta irrupción de nuevas tecnologías y sus cambios sociales asociados, como el uso intensivo y casi dependiente del teléfono inteligente, que es a la vez un medio de trabajo, una fuente de información y un centro de entretenimiento, tiene un empuje muy fuerte en la actualidad y ha hecho que la demanda del litio sea continua y esté garantizada, pues cada vez se fabrican nuevos dispositivos electrónicos móviles de todo tipo. Al respecto, las últimas estadísticas disponibles revelan que, para 2019, había en el mundo 5200 millones de personas suscritas a un servicio de telefonía celular activas, lo que representa el 67% de la población mundialEn cuanto al número de dispositivos celulares, los cálculos más recientes estiman que hay 3500 millones de teléfonos inteligentes, que representan el 44.87% de la población mundialasí como 4780 millones de teléfonos básicosque representan el 61.28% de la población del mundo. Como se observa, en conjunto, el número de teléfonos móviles existentes es mayor a la población mundial. Esta brecha de producción se rompió en 2017 y obedece a la frecuencia con la que estos equipos se desechan y renuevan, sobre todo en países desarrollados, pero también a que en estos países hay personas con varios equipos a su disposición. El crecimiento en la producción de equipos de telefonía celular fue de 40% en los últimos 4 años, y se prevé que ese ritmo de crecimiento continúe con la respectiva demanda de litio para sus baterías. El consumo de otros dispositivos móviles distintos al celular (tabletas, computadores portátiles, etc.) arroja datos similares, pues se calcula que 5200 millones de personas cuentan con uno de ellos, lo que representa el 66.83% de la población mundial.

A esta enorme demanda de producción de baterías para equipos de telefonía celular, tabletas y otros dispositivos electrónicos, hay que sumar la que actualmente se ostenta como la principal fuente de demanda de litio para producción de baterías, que son los nuevos modelos de vehículos eléctricos que integran baterías recargables de ion-litio como su fuente de energía principal, y en la mayoría de los casos, única. Todas las estadísticas disponibles demuestran que la irrupción de los vehículos eléctricos no es una moda y que cada vez tienen más preponderancia en el mercado de automotores a nivel mundial. Si bien actualmente los vehículos eléctricos ocupan solo 2.2% del mercado mundial, hay un claro crecimiento exponencial en la producción y ventas en todos los países en los que los vehículos eléctricos están disponibles al consumidor.

La información disponible también muestra una tendencia a la consolidación de la batería de ion-litio como el estándar de los vehículos eléctricos, pues si bien en 2008 había menos de un millón de vehículos estos eran híbridos y usaban predominantemente baterías de ni-mh (níquel-hidruro metálico). Conforme avanzó el tiempo se observó una clara transición por la preferencia de los fabricantes hacia el ion-litio, pues de los cinco millones de vehículos híbridos y eléctricos que existen actualmente, aproximadamente el 80% utiliza este tipo de baterías.

Ahora bien, la tendencia al crecimiento y el auge de vehículos eléctricos y otros dispositivos que usan baterías de ion-litio no solo parece difícil de revertir. La evidencia sugiere que la producción y la demanda de vehículos 100% eléctricos tiende a incrementarse sustancialmente debido al impulso de disposiciones legales en distintos países relativas al medio ambiente y al calentamiento global mediante las cuales establecen la sustitución total del parque vehicular actual por vehículos eléctricos en el corto plazo.

Por poner dos ejemplos recientes, el Reino Unido anunció en noviembre de 2020 que, a partir de 2030, quedará prohibida la venta de automóviles que funcionan con gasolina y diésel, quedando restringida la venta únicamente a vehículos híbridos hasta 2035, y, posteriormente, solo vehículos 100% eléctricos. En el estado de California, Estados Unidos, el cual lidera el consumo total de automóviles nuevos de ese país y es también el principal comprador de autos eléctricos, se acaba de promover una ley similar con el objetivo de prohibir la venta de automóviles de combustión en 2035, para iniciar la sustitución a vehículos 100% eléctricos.

Para entender la dimensión comercial y el tamaño de mercado del que estamos hablando, es necesario señalar que California consume aproximadamente el 10% de todos los vehículos nuevos estadounidenses y cuenta con aproximadamente 15 millones de autos registrados, de los cuales solamente 750 000 son vehículos eléctricos. También es el estado donde se fundó Tesla, la empresa más icónica de autos eléctricos que abrió el mercado para este tipo de vehículos.

Parece claro que en este siglo se ha generado ya una dependencia energética en torno al litio como materia prima esencial para el abasto energético de productos de alto consumo necesarios para nuestro actual estilo de vida, razón por la cual frecuentemente es nombrado como el “petróleo del siglo XXI” o el “oro blanco”, dotándole de un carácter estratégico del más alto nivel y un elemento crítico para la industria tecnológica y automotriz. Esto lo convierte en un recurso natural sumamente valioso y codiciado por las potencias mundiales, con Estados Unidos y China a la cabeza, y coloca a los países que lo poseen en una posición de relativa ventaja, pues pueden utilizarlo como un elemento para impulsar su propio desarrollo económico e industrial. En ambos casos, ya sea como país comprador o abastecedor, el litio se coloca como un recurso geoestratégico de gran valor en el más amplio sentido.

El mundo se encuentra en una transición energética que cambiará las dinámicas humanas y tendrá un gran impacto en todas las naciones del planeta. El litio va a jugar un papel preponderante, no únicamente como metal capaz de cambiar las vidas de las personas, sino también como un recurso que impactará la geopolítica mundial.

El litio es un metal que ha generado polémica e inclusive guerras y golpes de Estado. Mucho se ha hablado de él recientemente, pero existe un gran vacío de conocimiento. Poco se conoce de su potencialidad y su importancia estratégica para el futuro. Este elemento metálico, blanco-plateado, y químicamente reactivo, es el más ligero en peso de todos los metales y de bajo punto de fusión.

El litio se utiliza en una gran variedad de dispositivos, desde vehículos eléctricos hasta teléfonos celulares y tiene el potencial para convertirse en el metal más útil y valioso.

El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ha expresado su interés por explotar este recurso en beneficio del pueblo de México. Analizar y plantear opciones como una empresa estatal que pueda explorar, extraer e inclusive dar el procesamiento industrial a este mineral. La reacción ha salido rápidamente a protestar y decir que no debiera existir regulación ni encausamiento de este recurso, pues muchos de ellos siempre están prestos para vender su dignidad a los extranjeros, contentos sólo con quedarse con algunas migajas de lo que les avientan las empresas foráneas.

En el presente, México no cuenta con yacimientos de litio en explotación. No obstante, en los estados de Baja California, San Luis Potosí, Zacatecas y Sonora se encuentran en etapa de exploración yacimientos que contienen este mineral. Se proyecta que nuestra nación es de las que cuentan con mayores reservas.

Al igual que como ha sucedido en nuestros 500 años de historia, esta tierra ha contado con incontables recursos naturales. De las entrañas de México han brotado la plata, el oro, el cobre, el zinc, el plomo, el petróleo (oro negro) y actualmente se observa el potencial de que haya en grandes cantidades el litio (oro blanco).

No podemos olvidar que nuestras minas financiaron a la monarquía española y sus múltiples caprichos y guerras. Posteriormente, nuestro petróleo y metales preciosos fueron extraídos y aprovechados por empresas del exterior donde ha imperado una mentalidad extractivista sin dejar beneficios para la nación mexicana. Es importante que cambie esta dinámica y encaucemos nuestros esfuerzos hacia cómo regular la exploración, extracción, transformación y distribución del litio de una manera que deje beneficios para México.