El sufrimiento de los palestinos está presente en el pesebre que ha instalado este año la Iglesia Evangélica Luterana de la Natividad de Belén.

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El sitio donde nació Jesús, en Palestina, está sin visitantes y desprovisto del ambiente festivo de la Navidad. La violencia israelí lo impide.

“Quién puede tener ganas de celebrar si estamos destrozados por las imágenes que vemos a diario de niños siendo sacados de los escombros de Gaza”, reconoció a BBC Mundo, Munther Isaac, pastor de la Iglesia Evangélica Luterana de la Natividad de Belén.

Y agregó:

“Queremos mandar un mensaje al mundo de que así es como se ve la Navidad en Gaza y en toda Palestina. Así es la Navidad en el lugar de nacimiento de Jesús: niños asesinados, casas destruidas y familias desplazadas”.

El lugar más simbólico por sagrado del mundo cristiano se encuentra desolado.

A la entrada se aprecia un pesebre, pero hecho de escombros, de pedacería causada por las bombas del ejército israelita que quiere exterminar a los miembros de Hamás. Allí, en ese escenario testigo de la agresión yace el Niño Jesús con una kufiya palestina.

Este es el marco que acreditan los feligreses de una de las iglesias de Belén.

El ambiente creado por la guerra es tal que el sitio palestino en el que los cristianos consideran que nació Jesús ha cancelado cualquier celebración navideña.

En la Plaza del Pesebre la lluvia de balas y de bombas que han sido arrojadas sobre territorio palestino. En esta ocasión no hay alumbrado, adornos, ni esos característicos árboles que llegan a medir hasta 50 metros de altura denominados abetos, con ramas horizontales, hojas aciculares y fruto en piñones casi cilíndricos.

Las bombas y el fuego de artillería israelita ha apagado el espíritu navideño, donde nació la mayor celebración del mundo.

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