Es por ello que en poblados de Chiapas muchos recurren a las plantas medicinales que conocen y han curado a sus ancestros.

Según cuenta Antonia, varios sobrevivientes del coronavirus SARS-CoV-2 le han explicado cómo han librado los primeros síntomas haciendo uso de hierbas, chiles, posh (alcohol de maíz) y los baños de temazcal.

A modo de conclusión, la mujer mezcla sus conocimientos ancestrales con las creencias populares que abundan en Chiapas.

“En el hospital te conectan o te meten suero, eso es frío y pues el virus elimina rápido al humano, es lo que entiendo. Y platicando con la gente que sale de eso, muchas veces prefiere quedarse en casa, donde sabe que lo apapacharán (mimarán) y le prepararán té caliente”, explicó.

EN TODA AMÉRICA LATINA

Recurrir a la naturaleza y a la sabiduría ancestral para protegerse de la enfermedad no es exclusivo de México, pues otros pueblos en Latinoamérica realizan estas prácticas.

En Ecuador, por ejemplo, una mezcla de corteza de challua caspi, otro de curi, llushtunda, musuwaska, ayahuasca, chuchuguaza, sacha ajo y jengibre, que se hierve durante 20 minutos o se fermenta en licor de caña de azúcar, es un remedio natural de protección para la población de Arajuno.

También hay quienes creen que el consumo de plantas ayudará a hacer frente a esta pandemia.

Sin embargo, Rodrigo Henríquez, investigador de la Universidad de las Américas (UDLA), señaló en una reciente entrevista con Efe que no hay “evidencia suficiente”, ni a favor ni en contra, sobre la utilidad de estos remedios naturales para combatir la COVID-19.