El Atlas siempre juegó bien. Le decían, incluso, la “Academia”. Tuvo extraordinarios jugadores, algunos de talla internacional como Rafael Márquez o Andrés Guardado. Y antaño como el “Pistache” Torres, los hermanos Delgado, Magdaleno Mercado y muchísimos más que, incluso, fueron seleccionados nacionales. Pero no era campeón. No lo era desde hace 70 años, hasta el domingo pasado cuando la enorme mayoría de fanáticos tuvieron contacto por primera vez con el sentimiento de coronarse en el máximo circuito futbolero mexicano. El signo exterior a esa conquista fue conmovedora, estremeció, cimbró. Juzguen ustedes: