El abogado Juan Collado Mocelo, preso por delincuencia organizada y lavado de dinero, detalló en una carta enviada al Presidente Andrés Manuel López Obrador el “proyecto de aniquilación de su posible candidatura presidencial” en 2006 con los videoescándalos, pero si bien ratifica lo ya dicho por Carlos Ahumada y revela que un hermano de Vicente Fox también recibió dinero, protege a un personaje clave en la trama: Carlos Salinas de Gortari.

Collado Mocelo, quien busca salir de la cárcel acusando de extorsión y lavado de dinero a cuatro abogados vinculados a Julio Scherer Ibarra, exconsejero jurídico del Ejecutivo federal, detalla en su carta publicada por el diario Reforma la intervención en los videoescándalos del expresidente Fox, del exdiputado Federico Döring, del comediante Víctor Trujillo y sobre todo del exsenador Diego Fernández de Cevallos.

Pero ni una vez se refiere a Salinas de Gortari, de quien ha sido abogado por muchos años y a quien Ahumada ubica en su libro Derecho de réplica como el principal orquestador no sólo de la difusión de los videoescándalos, en 2004, sino del desafuero de López Obrador como Jefe de gobierno, en 2005, con el fin de impedir su candidatura en 2006.

“Me acuerdo que Juan Collado me lo comentó en la celda del Reclusorio Norte, unos días antes de que se diera. Fue un asunto de soberbia por parte del Gobierno federal, fue otra idea en la que nuevamente participaron Diego Fernández y Carlos Salinas porque, repito, para Carlos Salinas efectivamente el día 6 de julio de 2006 y la sucesión presidencial eran muy importantes”.

El expresidente Carlos Salinas junto al abogado Juan Collado.
El expresidente Carlos Salinas junto al abogado Juan Collado. Foto: Cuartoscuro

Casi dos décadas después de los videoescándalos de 2004, cuando René Bejarano, exsecretario particular de López Obrador y Gustavo Ponce, secretario de Finanzas, fueron exhibidos en video recibiendo dinero de Ahumada, Collado le dice al Presidente López Obrador que estos videos tenían el objetivo de descarrilar su proyecto presidencial:

“Estas eran las pruebas que tenía Carlos Ahumada contra su Gobierno y que fueron aprovechadas por un grupo político para generar una desestabilización e iniciar con el proyecto de aniquilación de su posible candidatura presidencial”.

Pero a diferencia de Collado, que encubre a muchos participantes, Ahumada narra a detalle en su libro no sólo a ese “grupo político”, incluyendo a Rosario Robles y a Televisa con sus ejecutivos y conductores, sino que acusa al litigante y a su hermano Antonio que fue su abogado en México y Cuba de haberle robado 40 millones 600 mil pesos, 35 millones de los cuales le había ofrecido Salinas a cambio de los videos.

“Les entregué inicialmente, antes de estar privado de mi libertad en Cuba, 18 millones de pesos, en varias partidas. Si a eso sumamos 10 que supuestamente Salinas me enviaba y que me imagino que se quedaron los Collado —considerando que le escribí a Salinas que me habían entregado 27 millones 600 mil pesos, siendo que en realidad sólo me entregaron cinco millones—, habrán sido otros 22 millones. Así que en total fueron 40 millones 600 mil pesos. Eso fue lo que podríamos decir que los Collado me cobraron, me defraudaron, me robaron”.

En otra parte de su libro, Ahumada describe cómo al final no obtuvo lo prometido por Salinas:

“Carlos Salinas me apoyó con cinco millones de pesos. Me los mandó por entregas, a través de Juan Collado. Posteriormente, Juan me pidió que le escribiera una carta a Salinas diciéndole que ya me habían entregado unos 25 millones de pesos; cuando le dije que no me había entregado ese dinero, que por qué tenía que poner eso, repuso que él había tenido muchos gastos, que Diego también le había pedido dinero, y como yo todavía les seguía creyendo y juzgaba, a pesar de todo lo que me había ocurrido hasta ese momento, que lo mejor era estar en paz con Salinas y con Diego, le escribí la dichosa carta, señalando que había recibido 27 millones 600 mil pesos. En realidad, lo que le entregaron a Ceci fueron cinco millones de pesos”.

La conversación entre Rene Bejarano (izquierda) y el empresario Carlos Ahumada (derecha). Foto: PGJDF/Cuartoscuro.

En Derecho de réplica, publicado en 2009, Ahumada identifica a quienes formaron parte de la trama de los videoescándalos y de quienes se siente traicionado por ellos:

“Sin duda, concretamente por Carlos Salinas, Diego Fernández y en general el Gobierno federal, Juan Collado, Santiago Creel y, que me disculpen y que en paz descansen, pero tengo que mencionarlos, Ramón Martín Huerta y José Luis Vasconcelos, quienes estuvieron en contacto conmigo de manera directa en los días previos a la difusión de los videos, junto con Diego, Juan y Rafael Macedo de la Concha, el Procurador general de la República en ese entonces, para definir toda la estrategia. Y qué decir de Televisa, a través de Bernardo Gómez, quien estuvo de acuerdo con toda esa situación y después se lanzó sin misericordia con una campaña de desprestigio, de escarnio sobre mi persona y no sólo eso, sino sobre mi familia. Por ejemplo, en el programa de ‘El privilegio de mandar’, y con la necedad de (Carlos) Loret de referirse a mí como el Señor de los Sobornos, respondiendo así, total y absolutamente, a los intereses de Televisa”.

Precisa Ahumada la intervención definitiva de funcionarios de Fox en la trama de los videoescándalos: “Es muy importante puntualizar que Santiago Creel, Ramón Martín Huerta y José Luis Santiago Vasconcelos me habían prometido ser testigo protegido… Juan me tuvo así como 15 o 20 días, diciendo: ‘Macedo de la Concha ya tiene sobre su escritorio el oficio donde se determina tu calidad de testigo protegido’”.

Cuando Ahumada evoca la difusión del video de Ponce, menciona a los participantes en el de Bejarano:

“Llegaron agradecimientos por todos lados, de Diego Fernández, de Carlos Salinas, de Juan Collado, en fin. El martes pasó sin novedad. El miércoles, con toda la complicidad de Televisa, con Bernardo Gómez al frente de la operación, invitaron a René Bejarano al noticiero de la mañana, conducido por Leonardo Kourchenko, y posteriormente, con pleno conocimiento de lo que se avecinaba, Víctor Trujillo, alias Brozo, lo invitó a su programa y lo tomó por sorpresa con el video”.

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Santiago Creel fue Secretario de Gobernación de Vicente Fox. Foto: Cuartoscuro.

A diferencia de Collado, quien ni la menciona, Ahumada describe la participación directa de Rosario Robles, la exsecretaria del Gobierno de Enrique Peña Nieto actualmente presa, en sincronía con Salinas de Gortari, y narra “una de las escenas más impactantes que he visto en mi vida”.

Escribe Ahumada: “Antes de despedirse, ya un poco bebidos, Robles le dice a Salinas que debe ser un gran honor portar la banda presidencial. El expresidente sube a la vitrina, saca la banda, se la pone a su oponente y le dice: ‘se te ve muy bien’”.

Fue por consejo de Salinas que Ahumada huyó a Cuba, junto con Rosario Robles:

“Quiero dejar completamente claro, fuera de cualquier especulación, que el motivo por el que decidí irme a Cuba fue porque Carlos Salinas me dijo que ahí estaría seguro, que él tenía una muy buena relación con Fidel Castro, porque éste estaba muy agradecido con él. Para mí se trataba de la palabra de uno de los hombres más poderosos y más influyentes de México y sentía que su influencia llegaba hasta Fidel”.

Collado también se lo recomendó:

“Juan Collado, con una argumentación jurídica, para que me quedara totalmente tranquilo, me dijo: ‘Además, no hay convenio de extradición, Carlos, jamás en la vida te van a poder extraditar de ahí llegado al caso’. Francamente no sé cómo Juan Collado sigue teniendo clientes. Si en vez de abogado fuera doctor, en su currículum tendría más cadáveres que los que dejó la bomba atómica. Lo apodarían el Doctor Muerte”.

Ahumada afirma que, además de los difundidos, “hay más videos con otros personajes” que no identifica, pero que darían lugar a expedientes judiciales:

“Respecto de su paradero, algunos los tengo guardados y otros están en manos de Juan Collado, Carlos Salinas y Diego Fernández de Cevallos. Ellos se los robaron a mi esposa Cecilia en una manera por demás burda, vil y artera. Se llegó a manejar en la prensa que los cubanos me habían incautado los videos, pero eso nunca sucedió. Cuando me detuvieron en Cuba, sólo tenía copias de los de Bejarano e Ímaz que se difundieron públicamente”.

Rosario Robles al acudir en enero de 2005 al Juzgado 50 en el Reclusorio Norte para testificar en el caso de Carlos Ahumada, quien se aprecia en la imagen tras las rejas. Foto: Moisés Pablo, Cuartoscuro.

En la carta a López Obrador, publicada este lunes 28 de febrero, en el diario Reforma, Collado le dice que, “después de una reflexión y para contribuir en la búsqueda de un mejor México”, decidió contarle una serie de hechos que le constan “y espero permitan entender qué es lo que ha ocurrido en los últimos años y cómo la política, en lugar de ser una forma de servir a los ciudadanos, permitió que los políticos se sirvieran de ella”.

Según Collado, el expresidente Ernesto Zedillo Ponce de León entregó la Presidencia de la República a Fox, tras negociaciones con el PRI y el PAN, que era encabezado por Luis Felipe Bravo Mena, un acuerdo en el que participaron los 28 gobernadores priistas y el Partido Verde.

Enseguida, Collado cuenta que, a petición del periodista Javier Solórzano, se reunió con Ahumada, quien le solicitó apoyo porque no le quería hacer pagos a funcionarios del Gobierno local y que tenía pruebas de entregas de dinero a funcionarios.

“Me comentó que requería de una reunión con el entonces Senador Diego Fernández de Cevallos, que estaba seguro le interesaría hacer una estrategia para sacar a la luz esta información”, cuenta Collado que le dijo Ahumada.

“Al poco tiempo recibí otra llamada de Ahumada, en la que me dijo que el Gobierno del DF estaba armando una denuncia de fraude contra una de sus empresas, y que tenía mucha presión del Presidente Vicente Fox y de su esposa Martha Sahagún, sobre todo por su periódico, y habían iniciado procedimientos en su contra, ya que detectaron falta de pago de impuestos e IMSS. Ante ello, me pidió fuera interlocutor entre él y el Senador Diego Fernández de Cevallos y estuviera presente en una reunión que sostendrían”.

Añade Collado: “Fue en esa reunión con el Senador que supe el contenido de esos videos y conocí el inicio de acciones que violentarían en todo momento al debido Estado de Derecho. Uno era la grabación del entonces Secretario de Finanzas del GDF en el casino del Hotel Bellagio, en Las Vegas, y el otro eran los videos de Bejarano”.

Collado evoca el entusiasmo de Fernández de Cevallos al ver los videos: “El Senador me comentó que con la difusión de este video lograrían desenmascarar la imagen de ‘Honestidad valiente’” de López Obrador.

Fernández de Cevallos junto a López Obrador en 2004. Foto: Cuartoscuro

Tal como también lo refiere Ahumada en su libro, Collado cuenta en la carta al Presidente López Obrador que Fernández de Cevallos recibió varios de los videos, que posteriormente él entregó a directivos de Televisa una noche anterior a la transmisión.

“La propia televisora decidió en qué programa se transmitirían y fue en ‘El Mañanero’ conducido por Víctor Trujillo, cuya caracterización era Brozo”, describe el abogado, quien cuenta que el mensajero sería el entonces Diputado del PAN Federico Döring, “quien recibió la encomienda de distribuir las copias a otros medios de comunicación”.

Para entonces, Ahumada ya estaba en Cuba, desde donde llamó a Collado para que lo fuera ver a ese país para definir si atendía su situación legal. En esa entrevista, en La Habana, el empresario le dio otra primicia a Collado:

“Me comentó que había más videos y que los utilizaría, que inclusive en alguno de ellos grabó al hermano del entonces Presidente Fox recibiendo dinero —ese video incluso me lo mostró en mi visita anterior—, le comenté que esa ruta que había tomado no era la adecuada, era muy delicada y en lugar de ayudarle sería la construcción de su propio fin”.

Días después, Collado volvió a Cuba, porque Ahumada había sido detenido: “Al llegar, lo noté completamente desorientado, me decía que varios políticos lo habían traicionado, principalmente Fox”.

Tras ser deportado a México, Collado tomó distancia de él: “Me pidió defenderlo, por lo que comencé con su defensa, pero después me percaté que estaba muy deteriorado mental y emocionalmente, además quería manejar su defensa a través de la difamación o exponer a personajes políticos, por lo que decidí dejar la defensa del caso”.

Enseguida, Collado le dice al Presidente López Obrador: “Estas eran las pruebas que tenía Carlos Ahumada contra su Gobierno y que fueron aprovechadas por un grupo político para generar una desestabilización e iniciar con el proyecto de aniquilación de su posible candidatura presidencial”.

Pero en su carta, Collado no menciona que, como asegura Ahumada, se quedó con el resto de los videos comprometedores y no se los quiso devolver, pese a la petición reiterada de su esposa mientras él estaba preso:

“Finalmente, ante su insistencia, Juan la amenazó: le dijo que ya no lo importunara, que ella ya sabía con quién se estaba metiendo y que estaba poniendo en riesgo su vida, la de nuestros hijos y la mía. Que no se olvidara que yo estaba en la cárcel y que ahí por tres pesos cualquiera me podía matar. Ceci cometió el error que yo mismo había cometido. Partió del supuesto de que los Collado, siendo mis abogados, estaban de nuestra parte y defenderían y protegerían mis intereses”.

Ahumada se lamenta: “Al tener en su poder algunas copias de los videos, los Collado y sus patrones, Carlos Salinas y Diego Fernández, me abandonaron e incumplieron todos los acuerdos que habíamos establecido”.

Luego de que en marzo de 2004, se difundieron los videos de Bejarano y Ponce, en noviembre de ese año Televisa dio a conocer los videos del exgobernador de Oaxaca Gabino Cué y de Ramón Sosamontes.

Los que lo entregaron, afirma Ahumada, fueron Fernández de Cevallos y Salinas:

“Comprendí la traición de Salinas, de Diego y de sus lacayos los Collado. Además, tuve que enfrentar, hasta el día que salí del reclusorio, la angustia y el temor constantes sobre el uso que le pudieran dar a ese material. Esta historia es una más de las muchas que tuvo esta tragedia. En cuanto a los videos que obran en mi poder, los tengo a buen resguardo. Lo único que puedo decir es que no están aquí en Argentina. ¿Qué pienso hacer con ellos? Creo que por el bien de todos, concretamente el de mis tres hijos, el de Ceci y el mío personal, lo mejor es no difundidos”.

Álvaro Delgado Gómez
Álvaro Delgado Gómez es periodista, nacido en Lagos de Moreno, Jalisco, en 1966. Empezó en 1986 como reportero y ha pasado por las redacciones de El Financiero, El Nacional y El Universal. En noviembre de 1994 ingresó como reportero al semanario Proceso, en el que fue jefe de Información Política y especializado en la cobertura de asuntos políticos. Ha escrito varios libros, entre los que destacan El Yunque, la ultraderecha en el poder (Plaza y Janés); El Ejército de Dios (Plaza y Janés) y El engaño. Prédica y práctica del PAN (Grijalbo). El amasiato. El pacto secreto Peña-Calderón y otras traiciones panistas (Editorial Proceso) es su más reciente libro.